BARCA DE PAPEL (17): RAFAEL JOSÉ ÁLVAREZ
Barca de Papel (17): Rafael José Álvarez trata de una glosa a su libro “Trato con Duendes” (2000), otro curioso libro de la Narrativa del Decir al igual que los libros antes reseñados de Luis Bermúdez, Luis Alberto Angulo Urdaneta, Adolfo Segundo Medina y Enrique Mujica. JCDN.
El poeta falconiano Rafael José Álvarez (Coro, 1938), además de sus poemarios “De gallo y nube” (1978), “Sagrarios” (1978), “Oikos” (1986), “Consagraciones” (1993) y “Trina y otras memorias” (2001, Universidad de Carabobo), ha incursionado en la narrativa con Aposentos (1983, relatos) y Trato con duendes (2000, crónicas), este último título materia de este comentario.
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Este conjunto fabuloso de crónicas es la realización del relato oral de corte fantástico con sus duendes y fantasmas chocarreros, por supuesto, ambientados en locaciones rurales del estado Falcón. Hay, pues, la vinculación de lo local y lo universal por vía mitológica. ¿Cómo funcionan estas apariciones en el contexto histórico de los años 90 en Venezuela? ¿Acaso como evasión o rebeldía naif ante la realidad?
El contexto histórico venezolano de fines del siglo XX estaba marcado con el tinte indeleble de la decadencia política, económica, social, cultural e incluso literaria del Estado Nación. El libro destila entre líneas una salida poética sorprendente cuya apoyatura es la narrativa fantástica oral y popular, edificando un mundo aparte y distante de la Venezuela en descomposición.
No se puede perder de vista el afán compulsivo de contar y expresarse, no sólo de los informantes sino también del investigador-poeta que translitera en tercera persona sus testimonios sobrenaturales. Trascendiendo el positivismo y la modalidad cualitativa etnográfica, el narrador omnisciente o cronista asume una relativa objetividad sociológica y estética, la cual tiene como punto de arranque la confesión de sus propios prejuicios para-científicos y machistas: “Yo estaba convencido de las trivialidades de esas historias. Mi manera prejuiciada de concebirlas estaba asociada al carácter sensiblero de la parte femenina, hacia la cual creí que estaban dirigidas”. El arrebatamiento en tiempo presente del campesino Evaristo Navarro por fuerzas y seres mitológicos, al igual que las enseñanzas de Don Juan que convirtieron a Carlos Castaneda en aprendiz de brujo, impactó al investigador agnóstico hasta conducirlo al umbral entre lo material y lo para-normal.
El diálogo entre el informante y el cronista allana el camino trascendental de una poética del Decir: La reconciliación de lo culto y lo popular, además de la transparencia en la expresión del uno con el otro, muy a pesar del marco para-científico del atento oidor y transcriptor. La ensoñación y la imaginación invaden y trastocan la cotidianidad rural en la serranía de Falcón. El eje problemático del libro pudiera enunciarse como sigue: “Quizás la experiencia vivida por Evaristo Navarro sea lo más parecido a un sueño, o, en el peor de los casos, a una pesadilla”.
Los once capítulos o relatos del libro están antecedidos por un peculiar sumario que se aproxima más a la prosa poética que al resumen académico. Consiste en un compendio de notas que propenden a la categorización y la tipología de las experiencias fantásticas contadas. La simulación del discurso academicista es un pretexto para que la Poesía auténtica despliegue las alas a plenitud y luego se abalance sobre su presa: el despropósito de un mundo real cada vez más precario y chato.
El arrebatamiento de los niños o los adultos que implica el trato con duendes, posee un aura escatológica: ¿Ensoñación de una Nueva Jerusalén por venir o crisis hipertensiva con que nos vomita una realidad impuesta por los poderes fácticos? Bajar del mundo materialista e individualista, supone una posesión diabólica o el anatema que contraría el orden establecido. Las imágenes paganas apuntan al parecido entre los duendes y los labriegos como marginados en la autopista de la globalización.
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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC
