Christian Farías: Las sendas de nuestro destino histórico-social

0
417

Cuando un pueblo encuentra las sendas de su propio destino y marcha sobre ellas, venciendo todos los obstáculos y las dificultades, las tormentas y fantasmas de la noche, como los corsarios y asaltantes inescrupulosos bajo las sombras de la luz del día; y venciendo a unos y otros, ensancha las sendas y despeja las brumas del horizonte; eso significa la existencia de dos elementos fundamentales, entre muchos otros de indudable valor.

En primer lugar, la conciencia colectiva de ese pueblo, coherente en sus objetivos históricos y firme en la resolución de sus acciones; y en segundo lugar, la presencia de una vanguardia y un liderazgo valiente, responsable y profético en el mejor sentido político y espiritual.

Nunca ha sido, ni es todavía fácil para los pueblos, encontrar esas sendas, esos caminos, sobre los cuales construir su propio bienestar, sus aspiraciones más legítimas y sus utopías más humildes y modestas. Nunca los poderosos, explotadores, saqueadores y criminales, dueños del poder económico y usurpadores de los poderes públicos, han permitido y respetado los derechos de los pueblos.

Ellos imponen sus propios intereses, sus lógicas criminales y destructivas, su poder y su egoísmo que los caracteriza, para dominar con total impunidad.

El próximo 23 de enero de 2021 se cumplirán 63 años de la insurgencia revolucionaria del pueblo venezolano contra la dictadura militar de Pérez Jiménez y por el anhelo de una patria libre y soberana, para una vida de bienestar y progreso en democracia, paz y prosperidad. Pero, fue traicionado y sobrevino la frustración y el desencanto.

Luego, el 27 de febrero de 1989, ese mismo pueblo, se rebeló contra la farsa democracia puntofijista, represiva y hambreadora del campesinado y los trabajadores de la ciudad. Pero, de nuevo fue derrotado y masacrado con un saldo de más de tres mil muertos sepultados en los famosos pozos de la muerte. En estas dos fechas, 1958-1989, el protagonismo histórico principal lo asumió plenamente el glorioso pueblo de Caracas, seguido por el resto del bravo pueblo de Venezuela; pero, sin la fuerza necesaria para vencer.

El 4 de febrero de 1992 se produce la rebelión patriótica y revolucionaria de militares liderados por el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, contra el ya decadente pacto de Punto Fijo de la corrompida y podrida democracia formal representativa. Esa insurgencia fue derrotada militarmente por falta de pueblo; pero, surgió el liderazgo de Hugo Chávez con sus tres características principales: la valentía, la responsabilidad y la promesa profética del advenimiento de un tiempo mejor.

En diciembre de 1998, Hugo Chávez gana la elección presidencial y da inicio al proceso de cambios y transformaciones que hoy existe en Venezuela, sustentado en el nuevo ordenamiento constitucional, surgido del proceso Constituyente de 1999, puesto en marcha por el presidente Hugo Chávez y el pueblo bolivariano de Venezuela.

Así nace, y hoy existe en nuestro país, la nueva democracia participativa y protagónica, directa y popular, sustentada en la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV). Pero, el 11 de abril de 2002, se produce el golpe de Estado contra el presidente Chávez, dirigido por el imperialismo norteamericano y protagonizado por la burguesía de FEDECÁMARAS, los dueños de la gran prensa burguesa y los canales privados de radio y TV, el alto clero de la iglesia católica, un puñado de militares indignos y apátridas, los partidos políticos de la derecha fascista y esa parte del pueblo inestable y frágil que es la clase media aburguesada de Caracas y el estado Miranda.

Pero, inmediatamente, antes del mediodía del 13 de abril de 2002, el glorioso pueblo de Caracas salió a la calle desde el Este y el Oeste, desde el Sur y el Norte, rumbo al Palacio de Miraflores a rescatar su propio poder y su líder con una resolución firme y categórica de vencer o morir y como entendió perfectamente la necesidad de vencer, llegó y venció junto con los militares patriotas y revolucionarios.

La usurpación abandonó el Palacio como ratas en desbandada, sin valentía para resistir, sin apoyo de pueblo, sin voluntad de nada sino obligados a correr para salvar cada quien su propio pellejo. La victoria popular fue posible por la unidad cívico-militar que funcionó de manera limpia y bella, excelsa y ejemplar, ante los ojos abiertos del mundo y la solidaria automática de todos los pobres de la Tierra.

Así nació, durante ese histórico día 13 de abril de 2002, lo que hoy, 18 años después, el presidente Nicolás Maduro comanda con sobrada dignidad, firmeza, valentía y éxito total: La unidad cívico-militar-policial-religiosa de esta revolución democrática, participativa y protagónica hacia la revolución liberadora y socialista del siglo XXI. Estas son las sendas de nuestro destino; y nada ni nadie podrán derrotarnos.

Con la segunda convocatoria del Poder Constituyente de 2017, realizada por el presidente Maduro, quedó totalmente derrotada la estrategia insurreccional de guerra destructiva, puesta en marcha por el imperialismo norteamericano a través de sus títeres internos de la derecha fascista. Hoy, esos factores de poder, siguen conspirando; pero derrotados y sin fuerza material ni espiritual de pueblo.

Este es el nuevo contexto histórico determinante de la dinámica y el devenir político-militar, económico-social, cultural-espiritual, científico-tecnológico de nuestro país, en el contexto igualmente progresivo y revolucionario de Nuestra América y el mundo. Ahora, el próximo 05 de enero de 2021 (después de cinco años de tensiones y confrontaciones antagónicas y violentas entre la Asamblea Nacional, dominada por la derecha fascista, y el gobierno bolivariano) tendremos de nuevo los cinco poderes del Estado bajo una conducción más coherente y firme con base en la CRBV y el Plan de la Patria, para seguir en la ruta de la Venezuela bolivariana y de cara al contexto de la grave crisis económica que afecta gravemente el bienestar y la paz de todo nuestro pueblo.

De manera que a partir del 5 de enero de 2021, debe iniciarse una nueva etapa institucional del país, de recuperación de la unidad integral, constitucional, táctica y estratégica, plena y total  del poder del Estado con el Poder Popular. Las bases de esa unidad necesaria están en la CRBV y el Plan de la Patria.  Esta nueva unidad orgánica del poder constituido con el poder del pueblo organizado, es lo que debe ser la nueva República Bolivariana de Venezuela. En esa dirección apunta la propuesta presidencial de la elección y conformación del Parlamento Comunal.

 

LEE TAMBIÉN: ¿POR QUÉ SER REVOLUCIONARIO? POR MANUEL FEO LA CRUZ

 

Todo esto implica que los cinco poderes constitutivos de la estructura sistémica, compleja y dialéctica del actual Estado venezolano, entran en una nueva fase histórica, más dinámica y productiva, de cambios y transformaciones necesarias. El Estado actual sigue siendo en su esencia doctrinaria, el viejo Estado burgués heredado de la dictadura militar de Juan Vicente Gómez y de la dictadura democrática, burguesa, puntofijista, adeco-copeyana.

Por esa razón, el Gobierno Bolivariano revolucionario tiene el deber constitucional y programático de re-orientar el funcionamiento de ese Estado burgués hacia una praxis verdaderamente democrática popular y revolucionaria para alcanzar la mayor coherencia posible entre la oferta electoral elegida por el pueblo y la realidad anti-popular del funcionamiento de esa estructura burocrática, ineficaz y corrupta del actual Estado burgués.

Solo así, el proyecto bolivariano original de Simón Bolívar, y el rediseñado y plasmado por Hugo Chávez en la CRBV y en el Plan de la Patria, podrán convertirse definitivamente en las sendas de nuestro destino histórico social en la nueva década de nuestra Era Bicentenaria.

 

Christian Farías / Ciudad VLC