POEMAS DE LÊDO IVO

CINCO POEMAS DE LÊDO IVO                                              

Cinco poemas de LÊDO IVO es una breve selección del poeta brasileño que proviene de su primer libro “Las imaginaciones”.

Traducción de José Carlos De Nóbrega

 

LA CRAPULENCIA DE LA LUNA. A Mario de Andrade

¡Oh crapulosa amiga

blancamente de todos!

Siempre estás detenida

en libaciones alcohólicas

y te entregas a los malandros

confabulas con los borrachos

insondable amiga

sin temperamento.

 

Si yo fuese fusilero naval

agente de policía

o boxeador

serías mía

sin concesiones

mas como soy poeta

aíslas mi nombre.

 

En vano te hago poemas.

Eres sórdida aunque no te ofrezcas.

Sólo gustas de lo que es ruin.

Yo te hago cosas locas

mas sólo gustas de las cantigas

de los borrachos que te poseen.

 

CAVALO MORTO

A Xavier Placer

 

En Cavalo Morto las muchachas acostumbran a pasear con los soldados. Y después a amar. Aparece entonces un despropósito: después del amor, ellas bordan en las nubes, con un alfabeto azul y blanco, los nombres de los enamorados: José, Antonio, Manuel, Juan.

Las muchachas vuelven más jóvenes de esos amores en el matorral. Vuelven intrépidas, excitadas por el filtro de la luna. Y para ellas no hay exigencias, cobardías, acontecimientos. Hay los soldados del batallón.

En agosto, enero y asimismo en septiembre, las muchachas aman en Cavalo Morto. Pasan abrazadas a sus enamorados y dejan en la arena de la carretera alguna cosa que es espuma o velo. ¡Los soldados no saben hacer sonetos, mas como aman!

En la noche, Cavalo Morto nunca está despoblado. Y si usted un día pasa por allá y oye voces, risas y gemidos de amor, no se asuste con miedo a los fantasmas. Son las muchachas amando a los soldados en Cavalo Morto.

 

VE ESTE VIDEO DEL POETA IVO:

 

LA CAPA

En el suelo de la infancia voy a encontrar

todos los objetos que perdí:

la capa azul, el libro de grabados,

el retrato del hermano muerto

y tu boca fría, tu boca fría.

 

Mi capa azul, en el suelo de la infancia,

cubre los objetos y las alucinaciones.

Es una capa azul, de un azul profundo

que jamás será encontrado.

Azul como éste no existe más.

 

Y a todos ustedes que son puros o apóstatas,

vírgenes en el invierno y repulsivos en el verano,

hago mi pedido de un azul profundo:

cúbranme con esta capa el día en que yo muera.

 

Cuando yo esté muriendo, pueden tener la certeza,

una capa azul, de un azul profundo,

envolverá mi cuerpo de la cabeza a los pies.

 

POEMAS DE LÊDO IVO

 

POEMA EN MEMORIA DE ÉBER IVO

Éber

el espíritu de Dios posó en tus manos trémulas y en la agonía de tus ojos nublados

que se entrecerraron porque el ritmo de tu corazón murió y tus sueños buscaron otros

[derroteros más extensos

y tus paisajes humanos perdieron los límites y se desdibujaron

nunca más te contaré historias ni sentiremos melancolías en las tímidas noches

bien decían que eras diferente de todos tus hermanos

había un halo de poesía iluminando el bronceado de tus cabellos

[cuyos crespos la muerte no deshace

tu cabeza era límpida porque los pensamientos grandiosos adormecían en ella

tus ojos siempre se levantaban a lo alto ampliando el límite del panorama

y en tu cuerpo fruncido habitaba la sangre de los poetas y los músicos

habitaba también la sangre de los contadores de historias

nosotros guardamos tu retrato de primera comunión y lo ampliaremos

[para que crezcas durante la prolongada ausencia

recogemos tus libros y tus cuadernos de primero de la clase

[y lloramos tus diez años inquietos

otros supieron solamente que partiste en un ataúd blanco

[y tu último traje terrenal fue una ropa de marinero

oh bellísimo niño de los ojos soñadores y cabellos castaños

asimismo porque hiciste el gran viaje con la indumentaria de los navegantes

tu crucero es bien largo

tan largo que mis poemas te reconciliarán con las grandes preguntas y enigmas

vestido de marinero como los caminantes del mar

nunca más te diré las tristes leyendas de violín y conversaré contigo

tu poesía es tu presencia transfigurada después de la desaparición

porque tus ojos se transformaron en faros y sentiste la permanencia

[del gran poeta que es Dios antes de sentir la transfiguración poética

pido sin embargo que digas a los poetas que encuentres por ahí que el mundo

[se hunde en grandes tormentas

los poetas siguen siendo los timoneles del mundo

no te olvides de mis historias y mis paisajes

aun porque te convertiste en un timonel del barco de Cristo

el piano continúa silencioso para que se prolongue el compás readquirido

[de tus sencillas músicas

aunque las estrellas no brillen en los cielos claros estarás en nuestra compañía

tan integrado con nosotros que no te sentiremos ausente.

 

POEMAS DE LÊDO IVO

 

EL BOMBERO

Los diarios vespertinos de hoy divulgan rápidamente la muerte

[del bombero Juan Cristóbal da Silva

ocurrida durante el violento incendio de ayer.

Nunca más lo veremos en su camión rojo

junto a escaleras que subían hacia el cielo y hacia el fuego.

 

En Méier, alguien llorará al compañero muerto.

 

Él luchaba contra el fuego. Y amaba el peligro.

Salvó niños, y una fotografía lo sorprendió sobre un tejado que se derrumbaba.

Era el marinero de fuego.

 

En Méier, quedará la concubina

que Juan Cristóbal da Silva acariciaba con sus manos todavía calientes

de incontables incendios dominados,

unos cubiertos curvados sobre el silencio

y los vespertinos donde se habla

de aquel a quien la muerte arrebató del maravilloso anonimato.

 

Juan Cristóbal da Silva, la única víctima del impresionante incendio de ayer,

evitó que rosas fuesen devueltas por el fuego a su presencia no creada

y trabajaba imparcialmente, salvando al mismo tiempo el piano

[y la fruta, los archivos judiciales y las mecedoras.

Purificado por el fuego y registrado en la orden del día,

hoy él es apenas una composición mineral.

 

De ahora en adelante, cuando haya incendios,

habrá en el camión rojo de los bomberos un lugar vacío.

 

En memoria de ese profesional del fuego ayer desaparecido

en una iglesia de Méier alguien se arrodillará

y pedirá a Dios que libre al bombero

del otro fuego.

 

TE INTERESA LEER: UN CUENTO DE DE NOBREGA

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC