Un derrame de combustible en la Bahía de Kangava en la isla Rennell, Islas Salomón, en el Pacífico, amenaza el delicado equilibrio natural de la zona, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad.

 

La isla Rennell es un punto salvaje y azotado por el viento en el océano Pacífico, el agua une todo, desde su frondoso bosque tropical hasta sus escarpados peñascos de piedra caliza.

 

Dicho remoto destino es el alma de la gente pobre que en él habita, su fuente de ingresos y su sustento.

 

 

Derrame de combustible envenena los peces que come la gente

Sin embargo, un derrame de cientos de toneladas de combustóleo pesado, proveniente de un carguero, ahora contaminó el agua de su costa sur. Y los residentes no tienen otra opción más que seguir comiendo de ella.

 

Derrame de combustible
Al menos unas 300 toneladas de combustible se derramaron sobre la costa de Rennell y aún continúa el escape.

 

“Nos dijeron que había veneno en el mar”, mencionó William Teikagei, un hombre de 60 años que vive en una cabaña que él construyó en la playa. “Pero no tenemos dinero, así que seguimos pescando”.

 

El atolón de Rennell, está a 3 mil 200 kilómetros al noreste de Australia, alberga un gran lago rodeado de un bosque espeso que fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

 

El derrame de combustible comenzó hace casi tres meses, cuando un barco que transportaba minerales metálicos a China chocó contra un arrecife durante una violenta tormenta.

 

El navío sigue derramando combustible, manchando las playas de arena blanca y poniendo en peligro un delicado ecosistema marino. Es un recordatorio del alcance y el costo de las operaciones de la humanidad para extraer recursos del planeta.

 

 

La gente vive sumergida en la pobreza

La población polinesia de Rennell no tiene teléfonos, televisores o servicio de radio. La atención médica está a un vuelo de distancia, en Honiara, la capital de Islas Salomón, entre las que está Rennell.

 

Derrame de combustible
La población, a pesar de la riqueza de la tierra. vive en una pobreza absoluta y sin ningún tipo de servicio público, ni infraestructura moderna.

 

Además, los isleños tienen unos pocos vehículos funcionales, y el aeródromo es poco más que un prado cubierto de hierba que corre a lo largo de un camino de terracería.

 

Sin embargo, algo que sí hay en Rennell son operaciones mineras y la infraestructura y los trabajadores extranjeros que vienen con ellas.

 

En este sentido, los camiones mineros pasan corriendo por los pueblos día y noche; se mueven del bosque al puerto.

 

 

Minería y tala están destruyendo la isla

El derrame de combustible no es la primera calamidad relacionada con la minería en Rennell: las operaciones arrancaron tajos rojos en el litoral y dejaron enormes hoyos en el bosque.

 

La extracción de Bauxita amenaza con destruir el delicado ecosistema del Patrimonio de la Humanidad.

 

El barco encallado transportaba bauxita, un mineral que se utiliza para fabricar aluminio. La extracción de bauxita en el extremo occidental de Rennell está manchada por alegatos de corrupción rampante, engaños a los dueños de las tierras y violaciones regulatorias.

 

No obstante, con pocas perspectivas de ingresos, y poca capacidad, o tal vez poco deseo, para mantener los intereses corporativos bajo control, el gobierno de Islas Salomón permite que la minería y la tala alcancen un ritmo insostenible.

 

Islas Salomón es una nación de cientos de islas en la región occidental del Pacífico y una de las más pobres de la Tierra, con un parlamento inestable que a menudo cambia de manos. Honiara está en Guadalcanal, el sitio por el que pelearon Estados Unidos y Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta finales de la década de los setenta, el país fue un protectorado británico.

 

 

Rennell está siendo desmembrada por las empresas chinas

La extracción de bauxita comenzó en 2014. Todo el mineral de Rennell va a China, por mucho el principal productor de aluminio en el mundo.

 

Las empresas chinas, camufladas con otras empresas se llevan los minerales y los árboles de la isla, destruyendo todo a su paso.

 

Además, La tala de árboles de los chinos también amenaza con aniquilar el bosque tropical del país. Sin embargo, los habitantes de la isla casi no reciben nada a cambio.

 

“Rennell occidental fue minado porque engañaron y confundieron a la gente”, comentó George Tauika, presidente de la Asociación del Sitio del Patrimonio de la Humanidad del Lago Tegano. “Se puede ver el daño a simple vista”.

 

La gente está desesperada y cree que la minería y la tala son las únicas alternativas”, agregó.

 

En marzo, Rick Hou, el primer ministro de Islas Salomón, señaló que en esencia el país no se estaba beneficiando de la operación minera en Rennell, la cual fue aprobada por el gobierno anterior.

 

El operador de la minería y de la tala es una empresa indonesia, Bintan Mining, cuyos directivos son de China y Hong Kong.

 

El mes pasado, Hou, en las vísperas de unas elecciones celebradas el 3 de abril, anunció una investigación para saber cómo se había emitido la adjudicación para la extracción de bauxita.

 

“Mi gobierno considera que exportar nuestros recursos para no obtener casi ningún rendimiento económico es inmoral e inaceptable”, expresó.

 

Hou mencionó que el derrame de petróleo, estimado en 300 toneladas, una cantidad mucho mayor de la pronosticada en un inicio, había provocado daños irreversibles.

 

Además, no se trata solo del medio ambiente: entre los habitantes de Rennell, solo profundizó el sentimiento de que son gente olvidada.

 

El combustible se derramó sin control por semanas

Después de encallar el 5 de febrero, un ciclón empujó más adentro del arrecife al barco de 213 metros de largo, el Solomon Trader con bandera de Hong Kong.

 

El derrame contamina la costa de la isla Rennell.

 

El navío había estado cargando bauxita en la bahía Kangava, la cual está a merced de los ciclones desde noviembre hasta abril.

 

El dueño del barco, King Trader, de quien Bintan rentó la embarcación, y su aseguradora, Korea Protection and Indemnity Club, se tardaron en reaccionar, con lo cual permitieron que el petróleo se derramara sin control durante semanas, de acuerdo con funcionarios australianos.

 

Poco después del accidente, funcionarios declararon que el petróleo se había derramado a más de 4,8 kilómetros de la costa.

 

En este sentido, aseguraron que se estaba acercando al sitio del Patrimonio de la Humanidad, llamado Rennell Oriental, el cual incluye el lago más grande en el Pacífico insular, así como muchas tierras y especies marinas endémicas.

 

En medio de las riñas para ver quién se hace responsable,y debido a la presión internacional, finalmente las partes involucradas llevaron equipamiento y equipos de limpieza.

 

 

El gobierno tibiamente busca frenar el saqueo

El 7 de marzo, Hou, el primer ministro, anunció que su gobierno estaba considerando detener de manera temporal las actividades de carga en el puerto que dirige Bintan. No habló de la suspensión de las operaciones de minería.

 

No obstante, Hou afirmó que había dado la instrucción a sus funcionarios de investigar cómo fue que una empresa llamada Asia Pacific Investment Development obtuvo una concesión minera. Bintan extrae la bauxita gracias a un contrato con esa empresa.

 

Un informe del procurador general de la nación ya encontró que la concesión fue otorgada sin una recomendación de la Junta de Minerales y Minas del país, un incumplimiento a la ley.

 

No obstante, aunque Hou subió el tono después del derrame de combustible, tampoco es que haya tomado medidas enérgicas en contra de Bintan.

 

Ya que su gobierno emitió licencias para que la empresa explorara las islas cercanas un día después de que dijo que sus actividades eran inmorales.

 

Cabe destacar que Bintan envió al periódico estadounidense pruebas sobre su demanda en contra del dueño del barco.

 

 

Mínimas ganancias de la minería para la gente

Se suponía que los sitios donde opera Bintan se explotarían en fases y se rehabilitarían de forma progresiva, de acuerdo con una evaluación de impacto ambiental. Sin embargo, eso nunca ocurrió.

 

Derrame de combustible
La presión internacional provocó que, cuatro semanas después de iniciado el derrame de combustible, las empresas involucradas comenzaran a limpiar la zona.

 

La gente depende de las mínimas ganancias de la minería. Sin embargo, no todo el mundo se beneficia de las regalías, del empleo o de las instalaciones básicas que ofrece la empresa, lo cual deja dividida a la isla.

 

“Trabajan en nuestra tierra”, comentó Obed Saueha, jefe de la tribu Tenuginuku. “Pero no tenemos ningún tipo de poder”.

 

No obstante, los habitantes quieren dejar de ver el barco encallado y que limpien el derrame de combustible. Las palabras garabateadas en pintura roja sobre el Solomon Trader lo dejaron claro. “Perdón, pero llegó el momento de irse”, se lee en la pinta.

Ciudad VLC / Tomado de The New York Times.

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