Mesopotamia, el territorio situado entre los ríos Tigris y Éufrates, es considerado la cuna de la civilización actual.
Esta región fue testigo del surgimiento de la humanidad tal como la conocemos hoy en día, y en ella, algunas de las civilizaciones más antiguas y avanzadas del mundo se desarrollaron. Entre ellas se encuentran los asirios, sumerios y babilonios.
Los sumerios, por ejemplo, son considerados la primera civilización que desarrolló un sistema de escritura, el cuneiforme, que consistía en la utilización de un punzón para grabar símbolos en tablillas de arcilla.
Además, desarrollaron la astronomía, la matemática y la arquitectura. Su organización social se basaba en ciudades-estado, cada una con su propio rey y sistema de leyes.
Por otro lado, los asirios fueron una civilización guerrera y expansionista que conquistó gran parte de Mesopotamia y otros territorios. Su imperio se caracterizó por la utilización de la violencia y la crueldad como herramientas políticas, aunque también desarrollaron grandes avances en el campo de la ciencia y la tecnología.
Construyeron carreteras y canales de riego, y fueron los primeros en utilizar la caballería en sus batallas.
Finalmente, los babilonios se destacaron por la creación de un sistema de leyes y códigos que aún hoy en día tienen influencia en la legislación de muchos países. El Código de Hammurabi, que data del siglo XVIII a.C., es considerado una de las obras más importantes de la época. Además, los babilonios fueron los primeros en utilizar la geometría en la construcción de edificios y monumentos.
La agricultura y la ganadería fueron actividades fundamentales en el desarrollo de estas civilizaciones. La fertilidad del suelo de Mesopotamia permitió el cultivo de diversos cereales, como trigo y cebada, y la cría de animales como ovejas y cabras.
Esto permitió el desarrollo de sociedades urbanas y complejas, donde la especialización de los trabajos y la división del trabajo fueron claves para el crecimiento económico.
En cuanto a la religión, los mesopotámicos adoraban a una gran cantidad de dioses y diosas, que representaban diferentes aspectos de la naturaleza y de la vida humana. La religión estaba presente en todos los aspectos de la vida cotidiana y se manifestaba a través de ritos y ceremonias que buscaban obtener el favor de los dioses.
Los sumerios fueron la primera civilización conocida que se estableció en Mesopotamia, alrededor del año 4000 a.C. Ellos fueron quienes desarrollaron la escritura cuneiforme, que consistía en marcar tablillas de arcilla con un punzón.
La escritura cuneiforme permitió a los sumerios registrar la historia, la religión, la literatura y el comercio de su civilización. También crearon una compleja estructura política y social, con ciudades-estado gobernadas por reyes y sacerdotes.
Los asirios, por otro lado, se establecieron en el norte de Mesopotamia en el segundo milenio a.C. Y, al igual que los sumerios, desarrollaron la escritura cuneiforme, que utilizaban para registrar sus conquistas, su religión y sus leyes.
Fueron una sociedad militarista y muy avanzada en la construcción de fortalezas y sistemas de defensa.
Los babilonios surgieron en la región sur de Mesopotamia alrededor del año 2000 a.C. Bajo el reinado de Hammurabi, crearon uno de los códigos de leyes más antiguos y conocidos de la historia, el Código de Hammurabi.
Este código establecía reglas claras y precisas para la justicia, el comercio y la vida cotidiana. Los babilonios también fueron grandes constructores, creando la famosa Torre de Babel y los Jardines Colgantes de Babilonia.
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