“En torno a Carlos Lanz” por Christian Farías

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Toda muerte de un ser humano es siempre lamentable y dolorosa, aunque la muerte sea lo más seguro e inevitable de la vida. En términos generales, la conciencia, como condición particular y única de los seres humanos, se caracteriza por reaccionar de diferentes maneras frente a la muerte. Para no hacer un extenso inventario, basta decir que desde las más dolorosas, dramáticas y desgarradoras hasta las más frívolas, indiferentes y desapercibidas, la muerte siempre nos conmueve.

En este caso, del luchador social y revolucionario anti imperialista, Carlos Lanz, lo primero que nos conmovió, al recibir la información dada oficialmente por el fiscal general del Ministerio Público, Tarek Williams Saab, fue cómo murió este hombre valiente y digno, empinado sobre valores éticos, morales y profundamente espirituales, frente a sus verdugos que le ordenaron primero arrodillarse; para luego matarlo.

Lanz no tuvo dudas para dar respuesta a esa forma de morir. Su conducta elevó su trascendencia y aplastó moral y éticamente toda la miseria humana que ha quedado identificada plenamente en cada una de las personas involucradas en su desaparición física y asesinato.

“No me arrodillaré. Si me van a matar, mátenme de pie”, fueron sus últimas palabras, en respuesta a la orden de arrodillarse, dada por los sicarios contratados para asesinarlo. Y en efecto, los verdugos hicieron sus dos disparos en la sien de Carlos y luego procedieron a descuartizar todo su cuerpo para desaparecerlo en las fauces de unos cerdos. Tal como fue acordado entre la autora intelectual y financista del crimen (Mayi Cumare) y los asesinos materiales.

Todo eso es verdad, según la primera confesión y delación pública, realizada por Glen Castellanos, amante de la señora Cumare e intermediario entre ella y los sicarios para consumar el horrendo crimen por encargo; y luego, la segunda confesión aportada por la propia responsable intelectual y financista del asesinato, que reafirma lo confesado por Glen Castellanos.

De manera que lo primero e inmediato que podemos identificar y valorar en torno a la muerte de Carlos Lanz, son las dos conductas humanas, moral, ética y espiritualmente antagónicas y enfrentadas en torno al valor de la vida. Por un lado, los que pagan y cobran por asesinar al prójimo; y por el otro, los que respetamos y amamos la vida. En este caso, la dignidad profunda y sólida del héroe en su despedida final de este mundo, nos hace recordar las últimas palabras de Jesús colgado en la cruz: “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”.

Su trágica desaparición y su elevada e irreductible integridad moral colocan a Carlos Lanz en su inevitable trascendencia desde el centro de una realidad compleja y dramática de las dimensiones éticas y morales, sobre las que se sostienen todos los valores de la vida política e institucional de la sociedad humana. Por un lado, somos profundamente democráticos, libres, soberanos, revolucionarios y socialistas, solidarios y fraternos. Pero, por otro lado, encontramos perversidades y miserias humanas generadas por las malas tradiciones del esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y el imperialismo, cuyas improntas siguen atizando la maldad.

“El hombre es él y sus circunstancias”, dice el filósofo español Ortega y Gasset. De manera que, en principio, todo héroe lo es por sus propias cualidades, más todo lo que lo rodea en su praxis histórica. Esto indica que toda valoración del héroe debe tener como base la objetivación dialéctica de su praxis histórica, sus ideales, su conducta moral y ética, la calidad de su activismo político, su calidad humana, social, intelectual, política, productiva, familiar, etc.

Ubicados en esa perspectiva, podemos identificar la existencia de un entorno diverso y plural, que ya se ha manifestado a través de muy pocos voceros. En este entorno están: primero, las dos familias de Lanz; segundo, el Gobierno Bolivariano que preside Nicolás Maduro; tercero, la Fiscalía y su máximo representante, el abogado y poeta Tarek Williams Saab; cuarto, el Comité de búsqueda y liberación de Carlos Lanz, encabezado por Mayi Cumare; quinto, los grupos y personas con quienes Lanz compartía el trabajo pedagógico (Programa Nacional “Todas las manos a la siembra”); seis, los grupos políticos partidistas de izquierda; siete, los grupos o personas dedicados a la investigación militar geoestratégica y geopolítica internacional; ocho, los movimientos sociales y revolucionarios de las comunidades organizadas; nueve, los intelectuales, escritores, políticos y demás representantes del pensamiento y las fuerzas de la revolución; y diez, los intelectuales, políticos y exfuncionarios públicos de las fuerzas políticas de la derecha tradicional de nuestro país.

Es obvio que tal abanico de voces demuestra que en Venezuela existe y funciona, perfectamente bien, un sistema de libre expresión del pensamiento, de libertades políticas, económicas, sociales, culturales, religiosas, ante los ojos del mundo. En tal sentido y parafraseando a Chávez, podemos decir: ¡Bastante democracia hay aquí!  ¡Bastante participación y protagonismo popular hay aquí! ¡Bastante eficacia política y dignidad revolucionaria hay aquí! ¡Los cojones de Chávez son los cojones del pueblo de aquí! ¡Váyanse al carajo, criminales, oportunistas, demagogos, intrigantes y miserables de mierda!

Dada ya la claridad de los hechos que condujeron al desenlace que hoy tenemos acerca de la desaparición forzada de Carlos Lanz y los nuevos retos que están planteados para la clarificación total de este lamentable episodio de nuestra historia, es importante señalar algunos temas para la reflexión y el fortalecimiento de nuestros procesos de formación y madurez política.

Uno, la gente que valoramos, estimamos, defendimos y hablamos bien de Carlos Lanz, asumimos su defensa con amor, con mucho respeto y sentido de solidaridad total con él y sus familiares; porque desde un principio, entendimos que sin haber ninguna huella de su desaparición física, esclarecer su destino no era nada fácil. Sin embargo, siempre mantuvimos nuestra confianza en la eficacia del Ministerio Público a pesar de lo difícil y complejo del caso.

En consecuencia, siempre nos pareció absurdo y totalmente errático o de algún interés extraño, que la gente del Comité de búsqueda y liberación de Carlos Lanz, encabezado por Mayi Cumare, asumieran posturas y discursos de mala insinuación contra el Ministerio Público, el Fiscal Tarek Williams Saab y el propio presidente de la República, Nicolás Maduro.

En consecuencia y en su momento, hicimos pública nuestra opinión crítica hacia el Comité por su mala jugada de responsabilizar irresponsablemente a las autoridades oficiales que ya estaban ocupadas de la investigación correspondiente. Afortunadamente, los resultados de las investigaciones realizadas y que ha presentado el Fiscal a través de los medios de información, pusieron las cosas en su sitio.

Pero, más allá de los hilos tejidos durante el proceso de la investigación oficial, lo que logra esclarecer toda la trama criminal y perversa, es la detención de Glen Castellano. Este individuo se acoge a la auto delación para atenuar su condena y procede a narrar toda la pequeña historia del secuestro, vejación y asesinato de Carlos Lanz. En esta declaración, Glen delata la participación de Mayi Cumare como autora intelectual y financista de toda la operación criminal; y los dos sicarios que realizaron la acción práctica de amordazar, asesinar y descuartizar el cuerpo de Carlos Lanz.

Luego de esta fase, la señora Mayi Cumare es detenida para que responda a la acusación hecha por su amante Glen Castellano. Ella no niega nada de la confesión de Glen e igualmente recurre a la auto delación y en sus palabras repite y reafirma lo ya dicho por su amante.

Así de sencillo y simple, estos dos amantes, al verse descubiertos y ya casi en manos de la justicia, decidieron aceptar sus culpas, sus grandísimas culpas; y acogerse a la auto delación ante el correspondiente juez; y grabada para la televisión como testimonio voluntario a la vista de toda la nación venezolana y más allá de nuestras fronteras.

Así ha quedado claro ante el mundo entero y para la historia, que el gobierno revolucionario, democrático, constitucional y legítimo de Nicolás Maduro, nunca secuestró o tuvo desaparecido al compatriota Carlos Lanz, tal como lo insinuaron o intentaron propagar algunas personas que hoy, me imagino, que están revisando sus métodos de análisis y comprensión de las realidades complejas, sistémicas, críticas y dialécticas del mundo real y no del mundo imaginario descontextualizado de sus cerebros, regidos por la estrechez de los dogmas ideológicos que impiden ver el mundo derecho y no al revés, como lo comentaba siempre Eduardo Galeano.

Aceptemos, entonces, que más allá de las fallas estructurales o sistémicas de las instituciones del viejo Estado burgués capitalista, en Venezuela tenemos un gobierno revolucionario, popular, nacionalista, anti imperialista y socialista bolivariano; un Ministerio Público y un fiscal general que supo poner en marcha las investigaciones correspondientes, bajo el silencio y la discreción necesarias, para evitar que los asesinos interfirieran, desviaran, confundieran o sabotearan el proceso indagatorio que felizmente resultó exitoso.

 

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Para cerrar estas notas diremos dos cosas finales:

La primera: tenemos un pueblo y un gobierno que nos estamos sacudiendo los males del pasado y construyendo lo nuevo y lo necesario para hacer posible que la ya legendaria utopía bolivariana-chavista de la soberanía plena de la patria toda y el socialismo propio, bolivariano del siglo XXI, no se confundan en su marcha ni nos dejemos engañar por falsos líderes o teóricos de modelos supuestamente mejores al que nos dejó Chávez y seguimos reconstruyendo y reconstruyendo por encima de todas las formas de saboteos y conspiraciones.

La segunda: Carlos Lanz nos dejó un legado teórico-práctico para la acción revolucionaria, transformadora y constructiva, en dos ámbitos estratégicos de la República. El primero es la seguridad y defensa del Estado ante los ataques de la guerra no convencional y de Cuarta Generación, instrumentada por el imperialismo para destruirnos política, moral y militarmente. El segundo es el programa Todas las Manos a la Siembra que, desde nuestras Escuelas, nuestros hogares y nuestras comunidades y espacios urbanos, debemos desarrollar como parte de la construcción de nuestra propia autosuficiencia alimentaria.

Desde estas dos trincheras, estaremos en contacto permanente con Carlos Lanz, juntos y hermanados, construyendo y fortaleciendo la soberanía de nuestra patria y el bienestar material y espiritual de nuestro pueblo. ¡Viva Carlos Lanz! ¡Viva nuestro Ministerio Público!

 

Christian Farías / Ciudad Valencia