Signado desde sus inicios por la frescura y modernidad de su poesía, Ernesto Cardenal (1925) es el más joven creador de la descollante generación poética de la década del 40 de Nicaragua y la figura más impactante en el orden literario ulterior, después de Ruben Dario, su compatriota universal.
Publicada en 20 idiomas y en más de 200 ediciones, su obra lo sitúa con holgura en el excepcional corpus poético del siglo XX.
Es tal vez el poeta de su tiempo que ha logrado, en castellano, el mayor acercamiento entre los modos expresivos propio del lenguaje poético y los de la conversación, entre el convenido lenguaje de la poesía y el de la prosa.
Se ha señalado, asimismo, que su transformación de poeta lírico y subjetivista en su inicio, a poeta solar, diáfano y de tono épico de la mayoría de su obra, se debió en gran parte al descubrimiento de la poesía norteamericana y en especial al impacto que le produjo la obra de Ezra Pound, a quien tradujo al castellano, luego de su permanencia en Nueva York como estudiante de la Universidad de Columbia.
De Pound va a tomar un recurso que, como apunta Pablo Antonio Cuadra “consiste más que en un collage, más que en la cita de un trazo de rango poético, en una sabia redistribución de la prosa del historiador o del viajero hasta que alcance un nivel lírico o épico. Sus poemas son así, bellos y vastos documentos ajenos cuya gracia está en los cortes y en las junturas.”
A propósito, en una conversación con Mario Benedetti, Cardenal expresa que la poesía norteamericana, ha marcado en él una gran influencia y que Pound le hizo ver que en ella “cabe todo; que no existen temas o elementos que sean propios de la prosa, y otros que sean propios de la poesía. Todo lo que se puede decir en un cuento, o en un ensayo, o en una novela, puede también decirse en un poema. En un poema caben datos estadísticos, fragmentos de cartas, editoriales de un periódico, noticias periodísticas, crónicas de historia, documentos, chistes, anécdotas, cosas que antes eran consideradas como elementos propios de la prosa y no de la poesía.” (1)
I.-
El cardenal es un pajarito rojo y un poeta “nica” que estuvo en Valencia al menos tres veces, me dice Pedro Téllez jugando con las palabras: “la primera vez no lo vi porque era un niño, en la segunda oportunidad en Bárbula le hice una pregunta y se quedó pensando, entonces un fornido acompañante le dijo al poeta: ‘no responda es una provocación’; olvidé la pregunta pero leí toda su obra y la conservo en primeras ediciones…
(Nota al margen: En efecto, Ernesto Cardenal vino a Valencia tres veces. La primera en 1972. En 1980 y finalmente en 2002. Todas a la Universidad de Carabobo.)
II.-
Tampoco estuve presente en los encuentros en Bárbula pero vi en una pared de la Escuela de Educación (UC) unas palabras que escribió Cardenal: “La revolución no es ilusión”. Alguien con autoridad hizo que las borraran, para nosotros es un testimonió indeleble”, expresó Armando Amanaú.
III.-
Francisco Marín tuvo a su cargo, en tiempos caldeados de la revolución nicaragüense la seguridad del poeta Cardenal en Managuas. “Pese a ser de una familia acomodada, lo que me llamó más la atención de él, fue que hablaba como un campesino, era un hombre sencillo y humilde que conocía y le interesaban las personas, a quienes le adivinaba su gentilicio por el acento en el hablar”.
IV.-
Estuve en la Abadía Getsemanith en Kentucky. Me llevó conduciendo su auto desde Lexigtong, Matthews Gibs, un amigo inolvidable. Allí estuvo Ernesto Cardenal como novicio y Thomas Merton como superior. Un lugar impresionante. En el cementerio de ese monasterio, a un costado de la iglesia, están las tumbas de los monjes. Solo una cruz de madera las distingue. “Esa es la de Thomas Merton” nos dijo un monje. “Sí, esa que dice Padre Luis”.
V.-
Siendo director de la revista Poesía de la UC, Adhely Rivero, le argumenté a favor de un encuentro o festival internacional de poesía; Alejandro Oliveros fue el director fundador y Reynaldo Pérez creó el “Concurso Internacional Poesía” tú tienes que hacer algo diferente, le dije y él invitó a Enrique Mujica a que conversáramos la propuesta. Entre los primeros invitados al “Encuentro Internacional Poesía UC” estuvo Cardenal, a quien el Departamento de literatura le había dedicado un número de “Separata”.
VI.-
Sentados en el recibo del Hotel Ucaima le hablé a Cardenal. En nombre de la organización del Encuentro de Poesía, le pedí su autorización para realizar una impresión facsimilar de una selección de poemas suyos que había publicado hacía unos cuantos años la Universidad de Carabobo. Me dijo de manera enfática: “No se le ocurra, esa edición está plagada de erratas”; como los poemas que allí aparecen son emblemáticos, insistí en la posibilidad de reeditarla corregida y volvió a ser enfático: “No, no estoy interesado en ello.” Podemos hacer una nueva antología, le dije y él me respondió: “Hágala y la veo, si me gusta la apruebo.”
VII.-
Estaba muy entusiasmado con la posibilidad de hacer esa antología, pero mi amigo Adhely Rivero me dijo que si la publicación era de la Universidad la haría él; pasó un tiempo y Cardenal fue invitado al Festival Mundial de Poesía en Caracas del Ministerio de la Cultura. Hablando con Carlos Noguera en 2004, entonces presidente de Monte Ávila que me estaba editando un libro, le comenté lo de la promesa de Cardenal y me dijo que me comunicara y le ofreciera esa posibilidad por la editorial.
VIII.-
Hice la antología y se la envié por correo electrónico al poeta. Me cambió un poema bueno por otro extraordinario titulado Armonía. Entregué el material y propuse a un renombrado escritor para escribir el prólogo mientras en la editorial levantaban los textos, corregían y diseñaban el libro. Faltando poco tiempo para la impresión, Carlos Noguera me dijo que fue imposible dar con la persona que propuse: Tienes que escribir la introducción ya.
IX.-
Con materiales que Cardenal había publicado en una página suya, yo había iniciado tiempo atrás un ensayo usando la misma técnica que el poeta practicaba con sus poemas: “más que en un collage, más que en la cita de un trazo de rango poético, en una sabia redistribución de la prosa del historiador o del viajero hasta que alcance un nivel lírico o épico.” Era un atrevimiento, pero Cardenal aprobó todo y el libro se presentó en Caracas (2005) con su presencia.
X.-
Sergio Abasolo, presidente de la editorial boanarense Patria grande, se comunicó conmigo para solicitar autorización para usar el texto de Monte Ávila como prólogo de los tres tomos de “Poesía Completa” de Ernesto Cardenal que publicaría el Ministerio de Educación de Argentina en una tirada de 12.000 ejemplares de distribución gratuita. Me dijo: “Es una solicitud del poeta.”
XII.-
La edición de “Ernesto Cardenal Poesía Completa” en tres tomos (2014), fue la única que se realizó en vida del poeta nicaragüense. Realizaron otra en España, pero ya había fallecido el poeta.
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“Es el habla popular lo que mejor nutre esta poesía plena de la visión de las cosas como son. No me cabe duda de que, en algún momento, Cardenal comenzará sin resistencia a ser leído colectivamente como uno de los grandes poetas místicos de la humanidad. Quizás entonces nadie se asombrará de que los entes educativos y culturales de los gobiernos más avanzados del mundo, publiquen en grandes tirajes sus obras y las repartan gratuitamente entre los estudiantes de todos los niveles. También es posible que “Cántico cósmico”, obra que reúne y sintetiza la más alta eficacia de su lenguaje, sea leída como la insólita crónica de quien logró sin prejuicio la visión panorámica del tiempo y el espacio fusionados.” (2)
(1 – 2) Antología poética de Ernesto Cardenal. Luis Alberto Angulo, Monte Ávila Editores, Caracas 2005
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Luis Alberto Angulo [Rivas]. Nació en Barinitas, estado Barinas (VEN), en 1950. Coterráneo de los poetas Enriqueta y Alfredo Arvelo Larriva. Autor de las sumas: Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Fusión poética (Universidad de Carabobo, 2000), La sombra de una mano (2005), Antología del decir (2013), y Coplas de la edad ligera (2021), títulos publicadas por Monte Ávila Editores, colección Altazor. Prologa la edición en vida de la Obra poética completa de Ernesto Cardenal (Editorial Patria Grande, Buenos Aires, Arg. 2008).
Premio del IV Concurso Internacional de la revista Poesía (UC), otorgado anteriormente a: Jim Seguel, Arnaldo Acosta Bello y Eli Galindo. En Valencia, ciudad donde reside desde hace más de cincuenta años, ha sido columnista de los diarios Notitarde, El Carabobeño y Ciudad Valencia, jefe de redacción de la revista Poesía (UC) y director de las revistas Zona Tórrida (UC) y Redve (Red Nacional de Escritores de Venezuela). Ha realizado selecciones poéticas de: San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, César Vallejo, Ernesto Cardenal, Enriqueta Arvelo Larriva, Teófilo Tortolero, Gelindo Casasola, Rómulo Aranguibel, Lubio Cardozo y Ana Enriqueta Terán.
Ciudad Valencia