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En el centro del escenario una silla y un atril, durante unos minutos el silencio arropa el comienzo del evento. De pronto comienza a oírse un piano, las luces se van apagando y la sala queda a oscuras. Un haz de luz ilumina la silla y baja el volumen de la música.

Alguien recita a su manera y en off coplas de Jorge Manrique:

“Contemple el alma dormida / avive el seso y despierte / contemplando /cómo se pasa la vida /cómo se llega la muerte / tan callando. / Cuán presto se va el placer, / cómo a nuestro parecer, / cualquier tiempo pasado fue mejor, /nuestras vidas son los ríos / que van a dar a la mar, que es el morir.”

La casa sola

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De la oscuridad surge la voz narradora de La casa sola:

A límite de la arena inconmovible en tránsito de fuego y lluvia, el barro cocido nos construye una inmensa casa despoblada.

Yo, sueño del loco, precipicio de la duda. Señor eco fui condenado a vivir eso por cantar y decir la sencillez del guijarro por amar el pájaro silvestre.

Poco a poco voy, despacio, me alcanza la lluvia, mis pies suaves y cansados no afirman el paso del jaguar.

Cómo no pensar que el loco de esa calle no está más lejos que loco de la casa cómo no, si este llanto saltó por la ventana.

Nada ni nadie es culpable si no fuera por ese cuerpo inmenso bebiéndose los ríos…

Sumando las edades más allá del tiempo. Estableciendo innúmeras operaciones no contabilizadas en el sueño del jazmín. Fabricando una escalera de colores, sea pues el llanto, primo del nogal, hermano del acero.

Epitafio de sueños: el sólido mundo en que vivimos, el irreal mundo que nos hace morir.

Ahora es la tristeza, pero antes hubo, mucho antes, una caja de colores blandos con infinitas ganas de reír…

No es tarde es tos y mucho sueño, mañana llevaremos por espalda un largo lecho hacia el mar, desanclaremos, seremos lluvia y caracol.

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CANTO SOLAR:

Al otro lado de la calle / en la otra acera / hay una puerta gris / donde comienza un mundo //. A veces voy y empujo el corazón hasta el zaguán y me vuelvo corriendo luego de tocar el timbre. // Ya no me equivoco por la prisa /entro al corredor de flores /miel de colibrí / sin detener el vuelo. // Estoy en condiciones de decirte / que hemos ganado la pelea / Este olor a tierra remojada / es el mejor de los perfumes / la mayor prueba que te traigo. //Estuve conversando con la vida / y le dije hermana, nada más / salimos a pasear la luna. // Ya no temo entregar el corazón marchito / ya azuló la llama del amor / ya tengo / del costado rojo / versos que saltan a la tierra. // Gracias por esta voz / que en ti me llega / Ven brisa sublime a comer mi canto. // Qué el hombre cante su alimento que se nutra de ala pajaro libre cuando florece el día. Ahí está el pájaro cantando, libre en el follaje del almendro, ahí está, insospechable, permanente.

Fuente: *

Antología de la casa sola (Fundarte, Caracas 1981)

Opinión lectora

*Quien escribe, lo hace para los lectores que están en él, encarnando búsquedas y hallazgos, dialogando consigo mismo en el solitario espacio de su escritura.

Ese trabajo redunda en un oficio, pero el mayor compromiso es el propio hacer; eso lo sabe el lector atento, a quién debe el destino de su pequeña o gran aventura.

El creador dice parodiando unos versos del Talmud: “Si yo no escribo para mí, ¿para quién escribo? Si no escribo para los demás, ¿para qué escribo?

Si no escribo ahora, ¿cuándo?”

Enfrentada a la reacción externa que la asiente o niega, en la mayoría de los casos la escritura está rodeada de silencio; el diálogo sólo se completa con la decidida participación que otros expresan.

Agradezco muchísimo los comentarios de amigos escritores que ahora transcribo en torno al artículo de la semana pasada:

Luis Alberto: Tu artículo me pareció realmente muy bueno. Lograste plasmar en pocas y precisas palabras con claridad la conexión entre la vida del poeta y su obra, destacando su sensibilidad, el impacto de sus vivencias personales y la atmósfera única que logra construir en cada poemario. La manera en la que exploras el viaje poético de Villaverde, desde su elegía inicial hasta los temas más filosóficos de memoria y tiempo, me permite ver su obra -de la cual poco conozco, te confieso- un ángulo nuevo y profundo. El equilibrio entre análisis y emoción en tu artículo lo convierte en un texto orientador a la poesía de Villaverde. ¡Gracias por compartirlo!

Simón Petit

Me parece que el artículo, que está muy bueno, elogia la figura y obra de Villaverde e invita a leerla.

Jorge Álamo

Intuyo que quizás al autor le molestaron algunos términos que leyó mal, o apresuradamente: «provocador título»; «monje medieval»; «catolicismo un tanto reaccionario»… Quizás él hubiera preferido otros términos y leyó esos como descalificativos…

Alberto Rodríguez Carucci

Muy buena reseña del libro de Villaverde. Equilibrada, no hay agresión ni tampoco es un ditirambo. Decía Martí que la crítica es el ejercicio del criterio. Expones tu criterio, respetable, además con la mirada de un poeta que respeta a otros poetas, indicando fortalezas y debilidades, cómo debe ser. Gracias por compartir. Un gran abrazo.

Arnaldo Rojas

Buenos días.

Ese artículo fue el que comenté el sábado, creo, porque no había tenido chance antes. El contenido me parece muy bueno. Es variado y ágil. En la forma, yo encontré algunos detalles. Mirando muy rápidamente, vi un asterisco en un punto donde yo escribí en negritas (para que se viera) un encabezado de oración que hacía falta. No agregaste encabezado y quedó el asterisco.

Mi opinión descarnada es que si la forma se ajusta un poco en esos detalles pendientes, quedarían forma y fondo equilibrados en un artículo excelente.

Inés Feo La Cruz

En el análisis de “Algún poema” de Carlos Villaverde por Luis Alberto Angulo, se destaca “Una poesía que combina precisión y profundidad existencial” en la cual el primer poemario es la piedra angular de toda la obra. No solo es una elegía íntima, sino un «poema total» que estructura los temas recurrentes: duelo, tiempo y memoria. La fragmentación textual se unifica en una «red neuronal» de significados.

La ironía frente al acto de abandonar un vicio, metáfora de renuncias más profundas.  Combina lo lúdico con lo existencial, usando el tabaquismo como símbolo de hábitos que definen la identidad.

Una espiritualidad sombría, vinculada a rituales católicos y a pérdida.

Señala un tono «reaccionario», donde fe y desencanto se mezclan.

Explora su experiencia clínica, uniéndose a la tradición de poetas médicos como Gottfried Benn.

LEAA

 

Según esa apreciación el tema central es el olvido y la fragilidad de la memoria.  La escritura se presenta como un acto frágil ante el tiempo devorador. Dice que “El lenguaje es austero y metafórico. Evita lo grandilocuente. Usa imágenes cotidianas para evocar universales.

Aunque los poemas parecen dispersos, se interconectan, creando una unidad temática.”

Altamiro Barragán

 

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Angulo destaca por una parte que Villaverde escribe sin pretensiones, buscando capturar lo efímero, y que su poesía transforma el duelo personal en un «canto liberador», donde lo íntimo resuena universalmente.

Lo sitúa como una voz singular en la poesía venezolana, comparable a figuras como Reynaldo Pérez Só.  “Algún poema” no es solo una recopilación, sino un proyecto vital que entreteje tres décadas de reflexión sobre la mortalidad, el tiempo y la memoria. Villaverde, con su estilo depurado y existencial, ofrece una poesía que confronta el vacío sin caer en el nihilismo, dejando en el lector la sensación de haber presenciado un diálogo íntimo con lo inefable.

Armando Amanaú

 

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Luis Alberto Angulo - Desde un lugar llamado siempre-Palomares

Luis Alberto Angulo [Rivas]. Nació en Barinitas, estado Barinas (VEN), en 1950. Coterráneo de los poetas Enriqueta y Alfredo Arvelo Larriva. Autor de las sumas: Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Fusión poética (Universidad de Carabobo, 2000), La sombra de una mano (2005), Antología del decir (2013), y Coplas de la edad ligera (2021), títulos publicadas por Monte Ávila Editores, colección Altazor. Prologa la edición en vida de la Obra poética completa de Ernesto Cardenal (Editorial Patria Grande, Buenos Aires, Arg. 2008).
Premio del IV Concurso Internacional de la revista Poesía (UC), otorgado anteriormente a: Jim Seguel, Arnaldo Acosta Bello y Eli Galindo. En Valencia, ciudad donde reside desde hace más de cincuenta años, ha sido columnista de los diarios Notitarde, El Carabobeño y Ciudad Valencia, jefe de redacción de la revista Poesía (UC) y director de las revistas Zona Tórrida (UC) y Redve (Red Nacional de Escritores de Venezuela). Ha realizado selecciones poéticas de: San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, César Vallejo, Ernesto Cardenal, Enriqueta Arvelo Larriva, Teófilo Tortolero, Gelindo Casasola, Rómulo Aranguibel, Lubio Cardozo y Ana Enriqueta Terán.

 

Ciudad Valencia