Quienes aprovechan la muerte de Maradona para denigrar al chavismo, tienen una estatura moral tan inferior que por ello no entienden ni entenderán jamás lo que somos los chavistas, ni lo que es Maradona.

Al chavismo no le apena la amistad de Maradona porque haya consumido drogas. Eso no nos importa.

Lo amamos por su dimensión humana y real. Todo lo que podemos decir de él es que fue genio, maravilloso y genuino. Fue un hombre real en los zapatos del más grande de los futbolistas.

Desde el 4F de 1992 los chavistas amamos a quienes se caen y se levantan.

Los chavistas amamos a Maradona porque él se resistió a hacer cuñas de Visa y CocaCola.

A ser una marca como lo fue Pelé. Se resistió a ser un producto comercial como otros futbolistas de hoy.

A Maradona los mismos que lo criticaban por sus problemas personales, le ofrecían comprarlo para luego domesticarlo y volverlo un producto.

El prefirió ser libre y hacer lo que le diera la regalada gana. Eso se llama dignidad, un concepto extraño para muchos.

Su vida entre glorias y derrotas estuvo signada por polémicas. Pero a quien le importa, la historia lo absolverá, como dijo Fidel, a quien Maradona amaba y agradeció siempre salvarle la vida cuando se rehabilitó en Cuba.

A Maradona no le pesaron todas las críticas y amenazas que recibió, por ser amigo de Fidel, de Chávez, de Maduro, de Evo, de Cristina, de Lula.

No le dolió todo lo que perdió, ni las puertas que le cerraron. No le pesaron los mensajes de odio que siempre recibió por parte de los odiosos recalcitrantes.

Y los chavistas amamos eso, amamos a quienes se la jueguen con nosotros.

A Maradona lo pusimos en Telesur para comentar dos mundiales junto a Víctor Hugo. Tuvimos ese atrevimiento que no tuvieron otras cadenas televisivas, porque Maradona es fútbol, pero también política. Aquello fue abrirle las puertas de casa al amigo leal.

Maradona dijo que si Maduro le ordenaba el se vestiria de soldado y pelearía por la bandera venezolana, pues dijo que ella es lo mas sagrado que tenemos.

Lo dijo cuando muchos venezolanos se burlaban con la frase, «pero tenemos patria» y cuando otros solicitaban intervención y sanciones.

Maradona era de esos hombres que estaba loco, si, tiernamente loco. Las circunstancias no le permitieron poner a prueba su palabra y era tan loco que seguramente la habría cumplido. Esa era su talla.

A Maradona lo odiaron los ricos y conservadores, en su país, en la FIFA, en la política regional.

Eso lo hizo idóneo para nosotros, pues a veces, algunos odios nos marcan el camino para amar a las personas correctas.

No hay altares morales para medir a Maradona. No somos perfectos para denigrar a Maradona.

Fue un hombre común, que se alzó desde las entrañas de su país para ser un referente mundial. Y ninguno, ninguno de sus detractores, tendrá ese tamaño y esa gloria. En eso se parece a Chávez, y también por eso lo amamos.

Los chavistas amamos a Maradona porque amamos lo que hace feliz a los muchos. Y Maradona, que fue argentino, regaló muchas alegrías allá en su país, pero también en todo el mundo. Y las hicimos nuestras. Y lo hicimos nuestro.

Por Diego, estamos agradecidos…

 

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Franco Vielma/Misión Verdad