Del Medanal venimos-José David Capielo- Cantaura
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

Un 26 de agosto de 1914 nació el escritor argentino Julio Florencio Cortázar Descotte o simplemente Julio Cortázar. A propósito de cumplirse en pocos días, 110 años de su natalicio, me propuse realizar una pequeña reseña de su vida y obra. Julio Cortázar nació en Ixelles, un municipio al sur de Bélgica. Fue hijo de la pareja argentina Julio José Cortázar  y María Herminia Descotte. Su padre se desempeñó como funcionario adscrito a la Embajada de Argentina en ese país, lo cual le garantizó su nacionalidad de origen. Eran tiempos duros de inicio de la primera guerra Mundial. Sus padres debieron desplazarse inicialmente a Suiza y luego a Barcelona, España. Regresarían finalmente a Argentina, cuando el niño Julio tenía apenas 4 años (1918). Con su familia vivió en la localidad de Banfield al sur de Buenos Aires. En 1920, su padre por desavenencias abandona el hogar. Cortázar no  llegaría a verlo nunca más.

Convivió toda esa etapa, hasta 1928 con su madre, una tía y su única hermana, Ofelia. Se le caracterizó como un niño algo enfermizo, hogareño, precoz y voraz lector. Realizó estudios secundarios y se graduó luego de maestro normalista, profesión que ejerció en apoyo a su familia. Posteriormente, vivió en la localidad de Chivilcoy, cercano a Buenos Aires, donde daba clases de literatura en la Escuela Normal. En 1944 se mudó a Mendoza y en la Universidad Nacional de Cuyo impartió clases de literatura francesa. En todo este período inicia su producción literaria con su libro de cuentos “Bruja” y otro volumen de cuentos breves “La otra orilla”. Colaboró en varias revistas literarias. En 1948 obtiene el título de traductor de inglés y francés, tras nueve meses de estudios intensivos, de un plan académico que duraba 3 años. En 1949 publica su poema dramático “Los Reyes” y luego su novela “Divertimento”. Escribió su poema “Semilla”. En 1951 escribe su libro “Bestiario”, con 8 relatos, que en especial le valió varios reconocimientos.

En 1951 descontento con la situación política en su país, decide irse a Paris, Francia, donde viviría el resto de su vida. En 1953 se casó con la traductora argentina Aurora Bernárdez con la que convivió hasta 1967. Luego estuvo unido a la lituana Ugnés Karvelis, con la que nunca se casó y al parecer influyó en su interés por la política. Posteriormente, se casaría con la activista y fotógrafa  estadounidense Carol Dunlop, con la que realizaría varios viajes, incluido un viaje a Polonia a un Congreso de solidaridad con Chile. Escribe un libro titulado “Los autonautas de la Cosmopista”, donde narra la experiencia del viaje conduciendo su auto, junto a Carol, en la autopista Paris- Marsella. A finales de 1982 murió Carol Dunlop, llenando de gran tristeza a Cortázar. Es su primera esposa y amiga Aurora Bernárdez, quien le acompañaría el resto de su vida, siendo nombrada por el escritor como albacea y heredera de su obra y textos.

 

Julio Cortázar

 

Volviendo a la obra literaria de Julio Cortázar, es una extensa producción donde resaltó por sus características la novela “Rayuela” (1963), traducida en al menos 30 idiomas. Cortázar ensaya en ella toda una técnica escritural novedosa, contrapuesta a lo tradicional, al abordar diferentes lecturas que se transforman en varios libros a la vez. El autor indica en cada capítulo donde continuar la lectura. Igualmente es recordado por la serie de cuentos contenidos en su libro “Historias de cronopios y famas” (1963). Él creó esos términos definiendo los cronopios, con los que identificaba, como criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales. En contraste definía a los “famas”, como seres rígidos, organizados y silenciosos, con esperanzas simples, indolentes, ignorantes y aburridas. El término cronopio terminó por convertirse en una especie de tratamiento honorífico aplicado por Cortázar y otros, a sus amigos. Julio Cortázar fue llamado en muchas ocasiones el “Grandísimo Cronopio” o “Cronopio Mayor”, por sus admiradores.

Julio Cortázar fallece el 12 de febrero de 1984, a los 69 años, en el Hospital de Saint Lazare en Paris, de una complicación leucémica. En agosto de 1981 había sufrido una hemorragia gástrica, de la que se salvó milagrosamente. En 1981 el presidente francés Francois Mitterrand, le otorgó la nacionalidad francesa. Tuvo así doble nacionalidad, ya que nunca renunció a ser argentino. Cortázar fue solidario con el Chile de Allende, con la Cuba socialista y con la Nicaragua sandinista. Los derechos de autor de varios de sus libros fueron donados para ayudar a los presos políticos, de varios países, incluida la Argentina. Tuvo amistad con los principales escritores latinoamericanos y de buena parte del mundo. Aurora Bernárdez publicó en 2014, a los 100 años de su natalicio (ella moriría al final de ese año, a los 94 años), un libro álbum de lujo en Editorial Alfaguara (“Cortázar de la A a la Z”) que recoge un extraordinario material biográfico (fotos, cartas, manuscritos y otros) de la vida de este extraordinario escritor. Incluye parte esencial de su vida.

Cuando realizó su último viaje a Argentina en 1983, estaba juramentándose Raúl Alfonsín como primer presidente electo luego de las dictaduras en ese país. Cortázar pretendía visitarlo en gesto de cortesía y buen augurio en su gestión y este mandatario se negó a recibirlo. Este acto inamistoso debió haber afectado a Cortázar. Sus restos fueron enterrados en el Cementerio de Montparnasse en Paris, al lado de su segunda esposa, Carol Dunlop. Gabriel García Márquez ante su muerte, señaló: “Me resisto a participar en los lamentos y elegías por Julio Cortázar. Prefiero seguir pensando en él como sin duda él lo quería, con el júbilo inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de haberle conocido y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una obra tal vez inconclusa, pero tan bella e indestructible como su recuerdo”.

 

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Finalizaré con el escrito de Julio Cortázar titulado “Hombre Nuevo”, contenido en el libro biográfico referido (p. 127): “Hay que ir mucho más lejos todavía en las búsquedas, en las experiencias, en las aventuras, en los combates con el lenguaje y las estructuras narrativas. Porque nuestro lenguaje revolucionario, tanto el de los discursos y la prensa como el de la literatura está todavía lleno de cadáveres podridos de un orden social caduco. Seguimos hablando de hoy y de mañana con la lengua de ayer. Hay que crear la lengua de la revolución, hay que batallar contra las formas lingüísticas y estéticas que impiden a las nuevas generaciones captar en toda su fuerza y su belleza esa tentativa global para crear una América Latina enteramente nueva desde las raíces hasta la última hoja. En alguna parte he dicho que todavía nos faltan los Ché Guevara de la literatura. Sí, hay que crear cuatro, cinco, diez Vietnam en la ciudadela de la inteligencia. Hay que ser desmesuradamente revolucionario en la creación, y quizá pagar el precio de esa desmesura. Sé que vale la pena. JULIO CORTÁZAR POR SIEMPRE! 

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

La Universidad Politécnica Territorial de Falcón “Alonso Gamero” (UPTAG) publicó digitalmente, en noviembre de 2023, su libro “Del Medanal Venimos. Un ensayo autobiográfico reflexivo”.

 

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