Padre Samán: «La cena en Caracas de Aldemaro» por Vicente Gramcko

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Venezuela ha sido cuna de buenos músicos; pero, hay uno en particular que le dio un brillo especial al país y partió en dos la historia de la música  nacional. Estamos hablando de Aldemaro Romero.

Este notable artista nació en Valencia, el 12 de marzo de 1928 y murió en Caracas el 15 de septiembre de 2007. Su casa natal estaba en donde hoy se encuentra el parque “Carlos Sanda”, en la avenida Cedeño, cruce con Anzoátegui.

Fue compositor, arreglista y director musical, totalmente autodidacta. A él se le debió la creación del ritmo Onda Nueva, a inicios de los setenta; así como también fue promotor del Poliedro de Caracas.

Pero, fue su “ópera prima” el trabajo que le abrió el camino hacia la fama y lo inmortalizó definitivamente. Nos referimos al long play “Dinner in Caracas”. Hoy, vamos a referirnos a este trabajo.

Aldemaro se inició en la música muy niño, de la mano de su padre Rafael Romero, quien era el director de la banda marcial de Yaracuy.

Ya a los 18, estaba en Caracas tocando con grandes orquestas y cantantes. Incluso, había fundado a esa edad una agrupación que rivalizaba con Billo y Porfi Jiménez.

En 1952, cuando apenas contaba con 24 años,  se marchó a Nueva York con su amigo, el tenor Alfredo Sadel, donde firmó contrato con la disquera transnacional RCA Victor.

En 1954, el aún joven Aldemaro presenta a esa firma de discos un proyecto ambicioso: un álbum de canciones venezolanas con arreglos sinfónicos, que llevaría por nombre “Dinner In Caracas” (Cena en Caracas, en español).

Aunque esta versión no es oficial, conocí de buena fuente que Romero pidió a amigos suyos en Venezuela que hicieran un pedido anticipado del disco (unos 500 volúmenes), para que los ejecutivos de RCA Víctor se decidieran a aprobar la grabación.

Y así, se editó el más importante y hermoso disco de temas venezolanos de toda la historia, que nos dio prestancia en el mundo.

Se trataba de la inmortalización de 12 bellas melodías que ya no sonarían más como “retreta”, como eran tocadas antes de este L.P., sino que tendrían unos arreglos de orquesta sinfónica, que iban a realzar sus compases.

La grabación fue realizada en sólo dos días: el 13 y 14 de diciembre de 1954, en los Webster Hall Studios de Nueva York, que son propiedad de RCA Victor.

Fue editado y lanzado en 1955. En realidad, fue un trabajo innovador que significó una elegante modernización de la música folclórica venezolana, con versiones orquestales modernas completamente agradables al público internacional, que escuchaba por primera vez nuestra música.

De esta forma, se vistieron de gala piezas como Alma Llanera, Dama Antañona, La Reina, Adiós a Ocumare, Conticinio, Endrina, Fúlgida Luna, Besos en mis sueños, Serenata, Luna de Maracaibo y Sombra en los Médanos.

El disco fue grabado por músicos estadounidenses, que se atrevieron a tocar la síncopa venezolana, que es difícil para ellos. Sólo Romero y el contrabajista eran venezolanos.

Fue tanto el éxito de este disco, que vino después “Dinner In Caracas volumen II”, y otros “Dinner In…” que se dedicaron a otras ciudades, como Río de Janeiro y Bogotá, por ejemplo. Lo demás, ya lo conocemos…

 

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