Otra vez se fue la luz dejándome en la oscuridad. Busco qué hacer con la claridad que queda. Yo era otra persona más de las que se quejaba por la falta de este servicio en horas de la noche. Hasta que hallé en la sala del apartamento una estación de tren e historias que me hicieron querer que el lugar estuviera a oscuras más a menudo.

En medio de la negrura fui a buscar la cámara para dejar testimonio de lo que en ese momento estaba pasando, pero no pude tomar ninguna foto. Definitivamente, lo que veía no existía, sino en mi imaginación.

 

DE LA MISMA AUTORA: UN SILBIDO DESESPERADO

 

Mientras una estación de tren emergía en la sala, la silueta de Marilyn Monroe apareció en el apartamento. Así llegó, rodeada de nubes de humo y silbidos muy agudos, con la falda levantada por el vapor de los frenos, como en aquella foto que le hicieron por allá en 1954. Una ventana surgió en una de las paredes al instante.

Borges y Cortázar aparecieron en otra ocasión, y desde entonces los apagones en mi casa han traído diferentes relatos. Por supuesto que también requiero de electricidad, pero la oscuridad ahora me devela algunas características de ella que no conocía y que logra que mi fantasía surja fresca y espontánea.

 

“Alguien bajo las morochas” por Carmen Pacheco

 

El escritor Frank Kafka vino la última vez entusiasmado con su nuevo relato titulado «La metamorfosis». Lo invité a cenar y, al buscar en el armario, hallé un candelabro de Navidad. La luz de las velas se movía con la brisa que entraba, creando siluetas caprichosas en la pared. En la penumbra, solo éramos mi invitado, el silencio nocturno y yo.

La tertulia estuvo muy agradable hasta la llegada del tren al final del día. Nos despedimos y esperé al insomne que llegaba tarde. No lograba distinguir quién descendía debido al humo que salía de las ruedas del tren. Me quedé maravillada al escuchar el silbato y darme cuenta de que la persona que descendía lentamente era yo, regresando de un viaje increíble.

 

NOTA: Estoy profundamente agradecida con el “Pepe Grillo”; su voz fue la llave que despertó la creación que estaba adormecida dentro de mí.

 

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Carmen Pacheco-columna Crónicas del peatón-portada

Carmen Beatriz Pacheco (Caracas, 1951) es cronista, dibujante y aficionada al haikú y al microrrelato. Ha participado en el Taller de Lectura y Escritura Creativa del Museo de Arte Valencia (MUVA) con el Prof. Ramón Núñez. También formó parte del grupo CEINFOLEIM, dirigido por el escritor José Luis Troconis Barazarte.

Integra el Laboratorio Narrativo Zuaas en cuyo libro colectivo «Relatos de lluvia (historias que caen del cielo)» (2025) interviene con tres relatos breves. También integra la Escuela Virtual «Historias en Yo Mayor» de la Fundación FahrenHeit 451 (Colombia).

 

Ciudad Valencia / Foto CP / RN