Hoy hablaremos una vez más sobre una grabación del ensamble español Capella de Ministrers perteneciente a su álbum LA SPAGNA, Danzas del Renacimiento español. Más concretamente, sobre la folía “Rodrigo Martínez”, un villancico español que data aproximadamente del año 1490, recopilado en el Cancionero de Palacios.

Pero antes quiero hablar un poco del villancico como forma musical, porque tenemos la errónea creencia de que todos tienen que ver con la Navidad. Y no es así. Un ejemplo perfecto es esta folía de la que hablaremos más adelante.

El villancico es una forma musical y poética tradicional de España, Portugal y Latinoamérica, muy popular entre los siglos XV y XVIII. Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y armonizadas a varias voces.

Posteriormente es que comienzan a cantarse en las iglesias y a asociarse directamente con la Navidad.

Tanto es así que actualmente denominan al villancico como un género de canción cuya letra hace referencia a la Navidad, y que se canta tradicionalmente en esas fechas.

 

Álbum LA SPAGNA de Capella de Ministrers
Álbum LA SPAGNA de Capella de Ministrers.

Antes de hablar sobre la folía, hablemos un poco del personaje, Rodrigo Martínez, del que se habla en este villancico.

Esta es una de las folías más antiguas de las que se tiene registro y habla de un personaje muy famoso de la historia medieval: Rodrigo Martínez. Un noble leonés, terrateniente, cortesano, líder militar, gobernador y diplomático; «la figura más poderosa de la región oeste de la Tierra de Campos», quien «emerge como el más regular visitante de la corte de Alfonso VII, entre 1127 y 1138».

Se hizo muy famoso, sobre todo, debido a su grotesco trato a los presos:

El Conde Rodrigo capturó otros caballeros. A algunos los envió a prisión antes de que le rindieran todas sus posesiones. A otros les hizo servirle por un largo tiempo sin ninguna compensación. A los que le insultaron les puso el yugo del buey para arar y cultivar y alimentar la tierra como un ganadero. También les hizo, por ejemplo, comer paja de un pesebre. Después de despojarles de todas sus riquezas, permitía a sus ya destrozados prisioneros seguir su camino en libertad.

Rodrigo Martínez murió en el año 1138, durante el asalto a los muros de Coria; hecho descrito en la Chronica Adefonsi:

 

Rodrigo_Martínez_&_Urraca_Fernández
Rodrigo Martínez y Urraca Fernández.

 

El Emperador llamó a los comandantes y les ordenó movilizarse con aparatos de guerra para preparar el asalto a la ciudad. Envió a sus cazadores a las montañas en busca de ciervos, jabalíes y osos para alimentar a sus tropas y por la mañana comenzó el asalto. El cónsul y conde Rodrigo Martínez decidió escalar una de las torres de madera. Muchos caballeros y arqueros subieron a la torre con él. Entonces, uno de los enemigos tiró por casualidad una flecha a la torre a la que el cónsul había subido. Por desgracia, la punta de metal de la flecha alcanzó el cuello al cónsul. Sin embargo, antes de que el cónsul se diese cuenta de cómo había sido herido, rápidamente agarró la punta de la flecha y se la sacó. En ese momento empezó a sangrar, produciéndose una grave hemorragia. Ni los magos ni los médicos pudieron parar el sangrado. Finalmente, Rodrigo dijo a los que le rodeaban, «Quitadme las armas, ya que estoy exhausto hasta el extremo».

Al momento le desarmaron y le llevaron a su tienda. Durante todo el día siguiente intentaron curarle la herida. Alrededor de la puesta del sol, toda esperanza en la medicina se perdió, y el caballero murió. Tan pronto como la noticia se extendió en el campamento, hubo tremendas muestras de duelo, más de los que nadie había podido imaginar.

Me gustaría seguir hablando sobre la vida de este militar medieval, pero tomaría más de un artículo poder hablar de todo lo que hizo. Así que, ahora sí, vamos a hablar sobre la folía.

Originalmente, este villancico es una obra cantada. No es instrumental, como lo hacen esta vez los músicos de Capella de Ministrers. Su letra dice así:

 

El ensamble español Capella de Ministrers-Rodrigo Martínez
El ensamble español Capella de Ministrers.

 

Rodrigo Martínez,
a las ánsares, ¡He!
pensando qu’eran vacas,
silvávalas, ¡He!
 
Rodrigo Martínez,
atán garrido,
los tus ansarinos
liévalos el río
¡Ahé!
Pensando qu’eran vacas,
silvávalas, ¡He!
 
Rodrigo Martínez,
atán lozano,
los tus ansarinos
llévalos el vado.
¡Ahé!
Pensando qu’eran vacas,
silvávalas, ¡He!

 

Como ven, no hablan mucho del caballero medieval; pero sí se puede notar algo sobre su trato a los presos, con esas exclamaciones que podrían representar los gritos que seguramente hacía cuando arreaba a los prisioneros; así como cuando se arrea a un caballo.

En esta grabación del ensamble valenciano (español) dirigido por Carles Magraner, se comienza con la línea del bajo interpretada por lo que me parecen ser unos instrumentos de cuerda pulsada, o unos violones haciendo pizzicato; o ambos, en conjunto con unas puntuales intervenciones de la percusión.

 

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En el segundo 0:17, empieza a aumentar la intensidad de la obra, comenzando las cuerdas pulsadas a armonizar dicho bajo, y con más intervenciones por parte de la percusión.

Hay un largo crescendo que no para hasta el final de la grabación. Cada vez sigue aumentando más y más la intensidad de la pieza, añadiéndose poco a poco nuevos instrumentos.

 

Carles Magraner-Rodrigo Martínez
El violagambista y director español Carles Magraner.

En el segundo 0:49, al menos uno de los violones ha comenzado a tocar con el arco. El crescendo no para. Cada vez hay más fuerza. Algo se avecina

En el minuto 1:05, empieza lo que me parece ser una viola da gamba soprano, o una vihuela de arco, tocando el tema del canto principal.

En el minuto 1:21 interviene una flauta dulce soprano, haciendo una virtuosa improvisación sobre el tema del villancico; en ese momento, la gamba soprano o la vihuela de arco, se caya.

Pero en el minuto 1:38, la flauta se caya, y vuelve a comenzar el instrumento de arco agudo, improvisando también virtuosamente el tema. Esto parece un desafío. Una lucha. Cada vez llegan más personas a batallar.

El crescendo sigue sin parar. La intensidad es cada vez más fuerte

En el minuto 1:54, se une un nuevo luchador a la batalla. Esta vez es un cornetto, improvisando también, con una virtuosidad que no le quita nadie.

En el minuto 2:10 interviene nuevamente el instrumento de arco agudo. Pareciera una batalla de improvisación y virtuosidad, pero además con un ensamblaje excepcional por parte de los acompañantes. Los que hacen la base, la tierra, el sustento de todo.

En el minuto 2:27 intervienen juntos la flauta y el cornetto. Una lucha inminente. Cada vez con más notas en su improvisación.

 

 

En el minuto 2:43, ambos se detienen. Se queda la armonía sola. Como preparándose para su último tirón. Para el ataque definitivo.

En el minuto 2:59 ataca primero la flauta. Luego, en el 3:07, interviene el cornetto. Y en el minuto 3:15, con ese crescendo que ha llegado al máximo, suena el último golpe de la percusión, que finaliza toda esta gloriosa batalla. El último cañón. El último disparo.

¿Quién habrá vencido?

 

Pablo Manuel Agudo López / Ciudad VLC