Como todo en este mundo, las noticias tienen su pico y de repente desaparecen. Eso ha pasado con la Guerra en Ucrania.
Una guerra, que no sé por qué de repente me recuerda a aquella famosa acción sobre el acorazado Maine, que 120 años después aun se discute si fue un accidente o un atentado. Realmente el mundo parece que necesitaba una guerra, que Europa necesitaba una guerra y la OTAN, es decir, los EEUU y sus falderos estaban ansiosos de ella y Putin no aguantó dos pedidas y les dio su guerra.
Porque, si hay algo que bien quiero aclarar, es que por ningún motivo estoy apoyando la violencia, ni la muerte, ni la destrucción de la guerra, por naturaleza estoy contra ello y creo que ha sido un exabrupto ruso la guerra, aun por más justificada que esté.
Creo que Vladimir Putin pisó el peine y está enredado en su propia retórica y posición. Además, ¿quién dice que así como en los EEUU hay los guerreristas, no los haya también en Rusia y jueguen un papel clave en este conflicto?
Pero este no es el tema de esta columna. Lo que quiero tratar es que el bombardeo mediático que esto traía ya no está presente. Las grandes cadenas noticiosas ya no tienen en sus primeras páginas, o abriendo noticiero, el conflicto en Ucrania o más específicamente en el Donbass.
Las noticas más cargadas o importantes referidas al conflicto en el este de Europa son sobre la inflación, el costo de la vida, lo caro de los combustibles y la posible tragedia energética que se cierne sobre el “Viejo Mundo”, gracias al desvergonzado accionar de los gobiernos de la OTAN, que arman al enemigo de Rusia, mientras le piden a ésta que les siga mandando combustible al precio que ellos pongan y sin pagarlo además, porque resulta que Rusia no puede acceder al dinero que le debe Europa.
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Pero bueno, volvamos a las noticias. Ha sido la muerte de Isabel II la que acaparó los titulares de la prensa. Me decía una persona que la popular red social Tik Tok se encuentra abarrotada de noticias, memes, opiniones y todo lo que tenga que ver con la muerte de la Reina y la sucesión en el trono británico.
Y si nos ponemos a ver, así ha pasado también con los portales de noticias, los noticieros de televisión y los pocos periódicos que quedan.
Es que vivimos en sociedad volátiles, donde los hechos, las noticias y la verdad son volátiles. Como lo está siendo la vida misma.
Fernando Guevara / Ciudad Valencia
