La palabra de hoy: «AÑORAR» por Aníbal Nazoa

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Hay una palabra muy bella, muy dulce, llena de connotaciones sentimentales, de la cual trataremos de hablar hoy en la forma más sobria posible. Nos referimos a la palabra añorar, difícil de mencionar sin caer en los abismos de la cursilería.

Por lo regular se añora con acompañamiento de suspiros, ojos aguados o en blanco y otras manifestaciones emocionales de alta peligrosidad, dado su elevado contenido de pava y ridiculez. Dicen algunos que añorar es palabra de viejo, lo cual no es exacto, porque mucha gente joven no sólo añora con frecuencia, sino que milita en el pavosísimo gremio de los añorantes profesionales, o sea de aquellos que sólo viven para añorar los tiempos idos sin hacer nada por mejorar los presentes.

Pero vamos al asunto: muy buena, por precisa, es la definición de añorar que da la Real Academia: “Recordar con pena la ausencia, privación o pérdida de persona o cosa muy querida”. Donde no está muy acertada la docta corporación es en la forma en que nos da la etimología de la palabra: añorar procede del catalán eñorar, que se escribe enyorar porque en ese idioma el sonido de la Ñ se da mediante la combinación N-Y.

 

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Enyorar con E y no anyorar, como dice la Academia, según lo explica el erudito Joan Corominas, quien entre otras cosas es catalán y algo sabrá del asunto. La voz catalana enyorar es derivada del verbo latino ignorare, en el sentido de no saber de alguien, no tener noticias suyas, desconocer su paradero.

Apenas nos queda tiempo para consignar el principal derivado de añorar, que es añoranza. En otra ocasión lloraremos por «el tiempo viejo que anioro”, como decía Carlos Gardel.

 

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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)

Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».

 

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