Hablar de la presencia de la religión en la música afrocaribeña no es nada sorprendente ni novedoso, por el contrario, hay una serie de términos y nombres de santos que a través de esta música hemos aprendido, diría que de forma involuntaria, por estar asociada con nuestra crianza, costumbres, festejos, en fin, con todo aquello que envuelve nuestro ámbito cultural.
El sincretismo nos llevó a adoptar y convivir con términos propios de la religión yoruba sin que ello implicara una filiación con dicha religión. De lo más natural hemos bailado y cantado temas como: “Santa Bárbara” de Celina; “Tengo el Idde” con Celia Cruz y Johnny Pacheco; “Aguanilé” con Willie Colón y Héctor Lavoe; “Para tu altar” de la Dimensión Latina; “Gracia divina” con Larry Harlow en dos versiones, una cantada por Celia Cruz y la otra por Junior González; “Bruca Maniguá” de Ray Barretto, y todos sabemos que el listado es inmenso. Todo esto aceptado sin ningún tipo de prejuicio.
Pero también ha sido interesante el auge que fue tomando la interpretación de temas religiosos, y no precisamente de la religión yoruba, sino de la católica, en la década de los años 70´s, cuando comenzó a hablarse de Salsa, fueron exitosos algunos temas grabados sin ánimos de evangelizar, pero sí con la intención de llevar un mensaje a los salsómanos. Se cuentan entre esos temas: “El Nazareno” con Ismael Rivera (1974); “El Todopoderoso” con Héctor Lavoe (1975); “El Buen pastor” de Raphy Leavitt y su Orquesta La Selecta (1976); “El Mesías” con Ismael Rivera (1977).
Mención aparte a Willie Colón y Rubén Blades con su tema “María Lionza” (1979), el cual tuvo una promoción extraordinaria, sobre todo, lógicamente, en Venezuela. Todas estas canciones, entre otras, fueron verdaderos éxitos radiales y asumidas por los melómanos sin ninguna dificultad para disfrutarlas también a la hora de bailar.
Por otra parte, y ya sí con un fin netamente religioso y un mensaje con miras a la transformación de sus seguidores, debe destacarse a los pioneros en llevar el Evangelio a la Salsa, ellos son Ricardo Ray y Bobby Cruz, quienes asumieron una postura diferente en la forma de ejecutar la Salsa al incluir en sus composiciones letras netamente cristianas.
En sus presentaciones en vivo la gente les sigue exigiendo sus viejos éxitos, a lo cual Ricardo y Bobby no se niegan, pero haciendo sutiles ajustes a sus letras. Fueron éxitos canciones como: “Juan en la ciudad” (1976), “Ruth” (1977) y “Los Fariseos” (1982), otro tema que sonó, aunque con menos intensidad, fue el caso de “Timoteo” (1982) incluido en la misma producción donde está “Los Fariseos”.
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En la actualidad son unos cuantos músicos y cantantes quienes han cambiado su tendencia musical esencialmente en las letras, porque asumieron la fe cristiana evangélica como norte de vida. Se cuentan entre ellos los salseros Alex de Castro, Tony Vega, Ismael Miranda, Domingo Quiñónez; Marvin Santiago “El Sonero del Pueblo”, poco años antes de su fallecimiento; Papo Rivera (menos conocido que los ya mencionados) entre otros salseros.
Otro género musical, también tropical y bailable, en el cual algunas figuras se han convertido a la religión cristiana evangélica, es el Merengue dominicano, tal es el caso de Juan Luis Guerra, desde hace varios años, y el cantante y director de la Orquesta Patrulla 15, Josie Esteban, quien después de 20 años fuera del escenario artístico volvió a retomar la música manejando sus antiguos éxitos, pero inyectándoles mensajes cristianos.
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Ramón Emilio Toro Martínez (Caracas-Venezuela, 1966) es licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC) en 1993. Es también Productor Nacional Independiente y locutor con experiencia en el desarrollo de programas radiales sobre música afrocaribeña en la ciudad de Valencia, estado Carabobo: Ciento por ciento Natural, por Lago 91.5 FM; Letras y Notas, por Salsera 96.3 FM, y Óyelo que te conviene, por RNV Región Central 90.5 FM. Es autor del libro «Letras y Notas sobre la Música del Caribe» (2020), presentado en la FILVEN Caracas 2020 (Casona Cultural Aquiles Nazoa) como el único proyecto editorial independiente de ese año.
Ciudad Valencia / Foto de RT: Edicson Dávila
