El lenguaje no es solo una herramienta de comunicación,
sino un medio a través del cual construimos
nuestra visión del mundo.
Noam Chomsky
Como ciudadanos de los pueblos y países de Latinoamérica y el Caribe nos declaramos defensores de la libertad, la independencia, la cultura, de los Derechos humanos y de la paz entre los países del mundo. No como utopía, sino como única posibilidad concreta de sobrevivencia de la Patria Tierra.
La criminal intervención del gobierno de Estados Unidos (EEUU) al bombardear instalaciones de la República Islámica de Irán, bajo la excusa del peligro del programa nuclear iraní, no es otra cosa que el apoyo militar al Estado sionista de Israel y la preservación de los intereses geoestratégicos militares y energéticos en la región.
Como sostenía Ortega y Gasset: “La vida es un quehacer, un acontecer, pero toda ella tiende a la verdad y constituye una historia”, en esta medida la política y decisiones políticos militares de Donald Trump, en lo referente a la causa Palestina y la reciente agresión a Irán, constituyen un elogio a la más endemoniada de las locuras de cualquier mandatario de EEUU, con el mayor potencial destructivo a su entera disposición y con más de 750 bases militares en el planeta; y entre otros detalles, el presupuesto militar de ese país alcanza los 997.000 millones de dólares anuales.
Las decisiones tomadas siguen pisoteando todo ese derecho de las naciones, de los cuales hacen gala los discursos del orden jurídico internacional sobre soberanía, carrera armamentista, derechos a la convivencia pacífica y al desarrollo pleno de las naciones.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es un cadáver a la intemperie en el abordaje de los problemas y conflictos neurálgicos que se presentan, la agenda política diplomática para el Medio Oriente y África se devalúa ante la doctrina de: “seguridad mundial y sus expresiones de guerras preventivas y defensivas”, derivando en guerras híbridas y de degaste económico financiero, como es el caso de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia.
Un cortejo fúnebre con la danza de todos los demonios del apocalipsis acompaña la irracionalidad en íntima relación con el absolutismo político ideológico, que no solo busca regular y controlar las interacciones humanas cuyo propósito es el dominio de la vida social de los ciudadanos, usando todas las aplicaciones del poder de la industria mediática y su retórica ambivalente de democracia liberal o destino manifiesto como imperio.
Asistimos a un aparataje de autoridad imperial sionista, el Leviatán que devora y escupe la Carta de las Naciones unidas, que hace que el proyecto de nuevo orden internacional carezca de legitimación a la hora de ejercer la soberanía de los Estados Nación.
En relación con los llamados valores universales de justicia, soberanía y paz, el teórico y profesor italiano Antonio Negri reflexiona acerca de la manera de legitimar la previsión, solución de crisis y guerras con el hecho de que estas demuestran que la génesis y legitimidad de estos conceptos universales son totalmente cuestionables en el desarrollo de la convivencia mundial.
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Es decir, que el “Derecho de intervención” y de expedición humanitaria son un discurso de dominación, por ejemplo, la experiencia en la República de Haití. El poder disciplinario militar del imperio del caos no cesa en su aberrante noción de gendarme necesario, estamos frente a la vieja frase de la izquierda revolucionaria: “Civilización o barbarie”, de allí la importancia de mantenerse informado de manera crítica en este escenario lleno de múltiples factores.
Para finalizar podemos resumir que el papel de EEUU en el Oriente Medio no ha sido de sujeto político estabilizador de tensiones y contradicciones, la evidencia histórica en los casos de Irak, Irán, Siria, el Líbano, Jordania, Egipto y Palestina señala un patrón de intervención militar violenta; la región es tratada como un enorme tablero geopolítico.
América latina y el Caribe tienen que evaluar todo este teatro de operaciones.
Ciudad Valencia / José Ramón Rodríguez (Entre Luces y Sombras)