Misión Verdad / Los cinco frentes globales de conflicto abiertos por EE.UU.

 

La encrucijada en la que se encuentra el estamento occidental encabezado por Estados Unidos se ha materializado en la preocupación de un sector político dentro y fuera de ese país. La guerra en Gaza amenaza con reducir el suministro de armas de Estados Unidos a Taiwán, al igual que la guerra en Ucrania. En días recientes, el presidente estadounidense Joe Biden ha estado buscando ayuda de guerra para Ucrania e Israel, que incluye también más dinero para Taiwán.

Una nota del filósofo y analista geopolítico ruso Alexander Dugin se refiere a cinco frentes potenciales o reales en los que la multipolaridad y la unipolaridad se enfrentan. A continuación son presentados junto al abordaje que Misión Verdad ha hecho respecto a dichos casos.

 

1. DERROTA NO CANTADA EN UCRANIA

 

Luego de que el Acuerdo de Minsk (2015) sirviera como mecanismo para ganar tiempo, el llamado «Occidente colectivo» encabezado por Estados Unidos entró en guerra contra Rusia en Ucrania desde marzo de 2022. Analistas como Dugin describen que, esencialmente, se trata de una guerra civil entre rusos: rusos patriotas contra rusos atlantistas que han traicionado su identidad rusa, pero los «rusos» atlantistas están siendo utilizados por las fuerzas unipolares de Occidente.

La confrontación sigue generando resultados y perspectivas negativas para el bando occidental. Según un análisis de The Washington Post, los esfuerzos del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, durante su segunda visita a Washington en tres meses, «hicieron poco» para cambiar la opinión de los congresistas republicanos, que se oponen a seguir financiando la escalada bélica. Durante esa misma visita, y reunido con el líder ucraniano, el presidente Biden prometió a Kiev un nuevo paquete de ayuda militar de 200 millones de dólares, sin dejar de señalar que podría ser el último.

Días antes el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró que cree que la posición en el frente de batalla de Ucrania podría empeorar si Occidente no aumenta el suministro de armas. Detalló que Kiev se encuentra en una «situación crítica», ya que los miembros de la Alianza Atlántica no pudieron satisfacer la creciente demanda de municiones. «Tenemos que prepararnos para las malas noticias», declaró el pasado 3 de diciembre en una entrevista al canal de televisión alemán Das Erste.

En una entrevista a AP, Zelenski admitió que sus combatientes no pudieron lograr avances significativos en su fracasada contraofensiva. «Queríamos resultados más rápidos. Desde esa perspectiva, lamentablemente no logramos los resultados deseados. Y esto es un hecho», aseveró culpando a Occidente de no haber aportado el armamento suficiente.

Además manifestó su temor a que los acontecimientos en la Franja de Gaza podrían poner en peligro el flujo de ayuda militar hacia Kiev. De esta manera, el conflicto ucraniano quedaría eclipsado por el arrase sobre Gaza instrumentado por Israel con apoyo de las potencias occidentales.

  • Los investigadores Diego Sequera y Ernesto Cazal publicaron una serie de artículos (III y III) con un balance geopolítico de la guerra en Ucrania.

2. GAZA: «ISRAEL ES OCCIDENTE»

 

Precisamente, el segundo frente de guerra estadounidense está en Asia Occidental. El genocidio contra la población palestina instrumentado por Israel cuenta con el apoyo de Occidente; así lo han demostrado no solo las formas sino los conceptos.

En noviembre pasado, la revista militar oficial estadounidense Army University Press publicó un artículo escrito en nombre del Departamento de Defensa de ese país en el que se pedía la limpieza étnica de Gaza y la destrucción de Líbano.

La destrucción de Gaza no solo avanza con daños irreversibles a sus edificaciones (15%) sino a sus tierras arables (22%) (Foto: France24)

El artículo, escrito por un intelectual orgánico del nacionalismo sionista, Omer Dostri, propone como «opción ideal» que Israel vuelva a ocupar Gaza a largo plazo, limpie étnicamente a cientos de miles de residentes palestinos, amplíe exponencialmente el tamaño de la zona de exterminio y establezca asentamientos dentro de Gaza.

Dan Cohen, periodista y documentalista estadounidense, reseña que el texto se suma a las numerosas declaraciones que, en el caso de un juicio por crímenes de guerra, servirían como prueba clara de la intención de llevar a cabo un genocidio, que es notoriamente difícil de establecer. El hecho de que este llamado se publicara en nombre del Departamento de Defensa y en la principal rama mediática del Ejército de Estados Unidos genera dudas sobre la culpabilidad estadounidense en el genocidio de Gaza, que se está efectuando principalmente con bombas y misiles fabricados en las factorías del país norteamericano, y sobre cuáles son las verdaderas intenciones de su gobierno.

Las fuerzas de ocupación israelí han arremetido sobre edificios residenciales, escuelas, hospitales, ambulancias, personal médico, equipos de rescate y de primeros auxilios, periodistas, empleados de las Naciones Unidas, mezquitas, iglesias cristianas, infraestructuras, y han cortado la electricidad y los servicios de comunicación. Según datos del Ministerio de Salud palestino, el número de muertos a consecuencia de los bombardeos israelíes contra la Franja de Gaza aumentó a 18 mil 608, mientras que otras 50 mil 594 personas han resultado heridas. Un 18% del total de las estructuras y un 22% de las tierras arables en la Franja de Gaza han resultado dañadas como consecuencia de la agresión de Israel a este enclave palestino.

La desestabilización del mundo árabe e islámico es una necesidad de Occidente y su avance pasa por un genocidio sistemático de la población árabe como el ejecutado en Gaza. El papel supervisor de Washington, demostrado en las recurrentes visitas del Secretario de Estado, Antony Blinken, tiene que ver con mantener el control sobre un eventual desborde de elementos de la resistencia palestina, campos de gas como Leviatán y el corredor económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC, sus siglas en inglés).

La desinformación ha sido la moneda usual en el ejercicio del exterminio, numerosas fake news han servido para bestializar a la población palestina afectada desde el momento cero.

  • Dos trabajos de investigación de Sequera (I y II) han sido publicados en este portal para describir la trama, además de una reciente entrevista a los analistas Christian Nader y Javier Couso realizada por Ernesto Cazal.

3. EN ÁFRICA SE PRUEBA (O TRAICIONA) LA «UNIPOLARIDAD»

 

Afirma Dugin que «el bloque de países anticoloniales de África Occidental (Mali, Burkina Faso, Níger, República Centroafricana, Gabón) está unido contra los regímenes procoloniales (atlantistas) y contra la Francia globalista de Macron». Sin embargo, la mano de Washington no está lejos de ese frente, maniobrando para quedarse con el control de la región (o al menos disputarle influencia a los poderes multipolares) y deponer la influencia de Francia. Esto demostraría que la unipolaridad no es tanto una visión euroatlántica como estadounidense a secas.

Tres países del Sahel, Mali, Burkina Faso y Níger, firmaron en septiembre un pacto para establecer una arquitectura de defensa colectiva y de asistencia mutua en beneficio de sus poblaciones.

Luego del golpe de Estado en Níger contra el presidente Mohamed Bazoum por parte de oficiales al frente del Consejo Nacional por la Salvaguarda de la Patria (CNSP), la confrontación contra París fue manifiesta. Los golpistas alegaron que la decisión se debió al «continuo deterioro de la situación de seguridad» y la «mala gestión económica y social».

Con la destrucción de Libia como punto de inflexión, la región del Sahel se ha convertido en epicentro de conflictos armados provocados por grupos terroristas a lo largo de toda la franja; estos abrieron mayores mercados para el contrabando y tráfico de armas, drogas, esclavos y materias primas, y facilitaron el auge de la economía ilícita alrededor de los enclaves energéticos y minerales de la zona, al tiempo que aumentó el desplazamiento masivo y ocurrió una estela de destrucción caótica a su paso.

Partidarios de la junta militar que tomó el control de Níger mediante un golpe de Estado marcharon hacia la capital ondeando banderas rusas y denunciando a Francia, la expotencia colonial (Foto: Sky News)

La subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, visitó al país africano con el fin de adelantarse al incremento de la influencia de Rusia. El rechazo a los franceses podría devenir en su expulsión total del continente y el posterior vacío de seguridad, lo que parece un proceso irreversible, aun cuando haga uso de la fuerza, bien sea directamente o a través de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao).

La conformación del pacto de defensa mutua por parte de los tres países del Sahel intenta, precisamente, enfrentar las amenazas de la Cedeao, que tiene un historial de intervenciones militares exitosas a través de su brazo militar.

En la región ha quedado expresa la disputa entre el orden unipolar y el emergente orden multipolar, uno dirigido por el Eje Euroatlántico con Estados Unidos a la cabeza y el otro por China y Rusia, entre otros países. Estos últimos se han volcado a establecer relaciones de cooperación en las áreas de diplomacia y relaciones internacionales, economía, finanzas, comercio y seguridad —los asiáticos llevan tres décadas forjándolas—. Washington, por su parte, se ha involucrado en los campos de inversión financiera en recursos estratégicos y su despliegue militar ha colmado casi todo el continente africano vía Africom.

  • Para ampliar respecto a la compleja dinámica geopolítica africana pueden consultarse los trabajos publicados por Eder Peña y Diego Sequera.

4. OTANIZANDO EL PACÍFICO Y PROVOCANDO A CHINA

 

La disputa global que alimenta Estados Unidos llega cerca de las fronteras de China, así lo demuestra la continua injerencia en el conflicto entre el país asiático y la isla de Taiwán, reconocida como parte de su territorio incluso por Washington, que ha sostenido una «ambigüedad estratégica» cada vez más difícil de demostrar.

Para las relaciones exteriores de China es fundamental que su política de «Una sola China» sea reconocida. Su proceso de reunificación territorial, adoptado por el Congreso Nacional del Pueblo mediante la Ley antisecesionista de 2005, reserva al gobierno el derecho de usar «medios no-pacíficos» ante una eventual declaración de independencia de Taiwán, tras aceptar que la administración de Taipéi representa una provincia autónoma.

Por su parte, desde 1949, Taiwán se adjudica el gobierno de toda la China continental, además del archipiélago homónimo, lo que mantiene vivo el conflicto que alienta Washington permanentemente mediante apoyo político, económico y militar.

Después de que Estados Unidos cambió el reconocimiento diplomático de Taiwán a China en 1979, continuó vendiendo armas a la isla bajo los términos de la Ley de Relaciones con Taiwán. La clave era vender las armas suficientes para que Taiwán pudiera defenderse de un posible ataque chino, pero no tantas como para desestabilizar las relaciones entre Washington y Beijing. Sin embargo, le ha vendido más de 14 mil millones de dólares en equipos militares.

En agosto pasado, Biden aprobó una subvención de 80 millones de dólares provenientes de los contribuyentes estadounidenses bajo un programa llamado Financiamiento Militar Extranjero (FMF, por sus siglas en inglés), que hasta ahora se había usado para enviar ayuda militar a Ucrania, Afganistán, Irak, Israel, Egipto, entre otros países. La novedad es que únicamente se había otorgado a países u organizaciones reconocidas por las Naciones Unidas, y Taiwán no lo es.

Mapa demostrativo de la presión militar de Estados Unidos contra China. En rojo los sistemas de defensa instalados por Beijing, en verde las bases y presencia de Estados Unidos y sus aliados (Foto: The Economist)

Biden no solo ha utilizado poderes discrecionales para aprobar otros 500 millones de dólares en apresto operacional a Taiwán, sino que batallones terrestres recibirán formación en Estados Unidos. Ha buscado aumentar el asedio a China fortaleciendo la Séptima Flota en Japón, es la más grande del país norteamericano con 40 mil efectivos, 70 barcos y submarinos y unos 300 aviones. Tal despliegue, que busca otanizar la región del Pacífico, se ha visto en las guerras de Corea, Vietnam e Irak (1991), y estaría centrado en apoyar a Corea del Sur contra Pyonyang y a Taiwán contra China en posibles conflictos armados.

Un reportaje de la BBC indica que a Estados Unidos se le está acabando el tiempo para actualizar y equipar al ejército taiwanés, sobre todo sabiendo que los equipos son viejos, no hay contrainteligencia de la isla en el país rival y, tal vez lo más importante, teniendo en cuenta su inferioridad en todo sentido respecto a China.

Tanto así que China cuenta con la Armada de su Ejército Popular de Liberación (EPL), la más grande del mundo con 340 barcos frente a los 280 barcos de Estados Unidos. En los últimos años, el EPL avanzó en la construcción de docenas de buques de guerra, incluidos los destructores Tipo 052D y Tipo 055, el buque de asalto anfibio Tipo 075 y el portaaviones Fujian de 80 mil toneladas, según un informe del Pentágono publicado en noviembre de 2022.

Además Taiwán juega un rol fundamental en la cadena de suministros y valores de la industria estadounidense, específicamente en la carrera por el mercado de los semiconductores, fundamentales para el desarrollo tecnológico. TSMC, abreviatura de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, es la mayor empresa fabricante de chips del mundo, con una cuota de mercado global de 54%, mientras que la también taiwanesa UMC comprende solo 7%. Voces del estamento político estadounidense han planteado destruir sus instalaciones en caso de que China ejerciera control militar de la isla.

Los más recientes trabajos de Misión Verdad al respecto pueden ser consultados acá:

MILITARIZACIÓN DE LA DIPLOMACIA: CASO ESEQUIBO

 

El Norte Global sigue buscando petróleo y el territorio venezolano está en su mira. Desde hace unos 10 años la petrolera ExxonMobil activó un plan de extracción petrolera y gasífera en las aguas territoriales del Esequibo, espacio geográfico en disputa entre Venezuela y Guyana a raíz del despojo imperial del Reino Unido durante el siglo XIX.

Venezuela ha respondido a la pretensión guyanesa, carente de respaldo legal e histórico, exigiendo diálogo y acuerdos bilaterales estipulados en el llamado Acuerdo de Ginebra de 1966. Sin embargo, actuando como filial de la transnacional petrolera y apoyada por Estados Unidos, Guyana ha recurrido a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) luego de que los dos últimos secretarios generales de la ONU derivaran el litigio a ese tribunal internacional sin tomar en cuenta el aval de la parte venezolana.

Entre 2015 y 2016 el gobierno venezolano denunció ante la comunidad internacional la llamada «operación tenazas» con la que Estados Unidos, por intermedio de Colombia y Guyana, provocarían un conflicto militar contra Venezuela que facilitaría su posterior intervención.

En ese marco, el Comando Sur de Estados Unidos ha dispuesto incluir al vecino país en sus maniobras militares conocidas como «Tradewinds», en el mar Caribe, desde 2015, justo cuando ExxonMobil comenzó a explorar ilegalmente los yacimientos y a suscribir contratos con Georgetown.

El brazo militar estadounidense es el que gestiona las relaciones diplomáticas con cada vez mayor protagonismo; así lo demuestra la beligerancia presencial y discursiva de su jefa, la generala Laura Richardson. Fue esta funcionaria quien recibió y presentó a la nueva embajadora estadounidense en Georgetown, Nicole Theriot.

La más reciente versión de «Tradewinds» contó con la presencia de 21 países, incluidas tres naciones europeas (Francia, Países Bajos y Reino Unido). Se congregaron en Guyana por segunda vez desde que se realizan para desplegar diversas actividades en tierra, aire, mar y ciberespacio, distribuidas en distintas localidades del país, muchas de ellas a lo largo del río Esequibo.

Guyana otorgó concesiones de manera ilegal a ExxonMobil en espacio marítimo territorial disputado con Venezuela (Foto: El Universal)

También este año, como muestra de que su diplomacia siempre está unida a la impronta conflictiva, el secretario Blinken, visitó Guyana y trató temas de inversión energética para sus empresas y seguridad territorial. Ya hubo un precedente de injerencia vestida de diplomacia: en 2019 el Grupo de Lima, un grupo de países alineados con la operación de cambio de régimen contra Venezuela dirigida desde Estados Unidos, emitió un comunicado reconociendo la supuesta soberanía guyanesa sobre el territorio del Esequibo. Esto derivó en notas de protesta del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela contra los Estados signatarios del comunicado y condujo a que la mayoría de los firmantes se retractaran.

Luego del abrumador resultado positivo del referéndum consultivo del pasado 3 de diciembre, el Estado Venezolano decidió tomar las primeras acciones en resguardo de la Guayana Esequiba. El presidente Nicolás Maduro ordenó a las empresas estatales explorar y explotar petróleo y minerales en la zona, lo que motivó que el presidente de Guyana, Irfaan Ali, dijera que asumía como una hostilidad el hecho.

El escenario bélico está diseñado por Estados Unidos. La Organización de Estados Americanos (OEA), punta de lanza para intervenciones e injerencias, se ha manifestado en torno a la disputa apoyando a Guyana, lo que busca movilizar el foco hacia lo que dictamine la CIJ, cuyas decisiones son conocidamente sesgadas hacia el Norte Global, y reconocidas en caso de verse perjudicados.

 

Ciudad Valencia / Misión Verdad