El caso de Venezuela en el marco del imperialismo contemporáneo

 

La comunicación política ha sido históricamente objeto de análisis centrado en los medios tecnológicos, relegando a un segundo plano el propósito comunicativo esencial que subyace en el proceso dialógico.

Como señala la crítica teórica contemporánea, la fetichización de los medios ha generado una distorsión epistemológica donde el canal de transmisión adquiere primacía sobre el mensaje y su contexto sociopolítico.

Esta tendencia resulta particularmente problemática en el ámbito de la comunicación política, donde la instrumentalización de las plataformas digitales ha emergido como un mecanismo sofisticado de injerencia extranjera en Estados que desafían el orden imperial global.

 

La propaganda digital en el contexto venezolano

Venezuela representa un caso paradigmático donde la propaganda digital ha operado como herramienta estratégica para socavar gobiernos que resisten las políticas neoliberales promovidas por centros de poder imperial. Los análisis empíricos revelan un patrón consistente en la cobertura occidental sobre Venezuela, caracterizado por una tendencia abrumadora hacia narrativas sesgadas que construyen una imagen distorsionada del país suramericano.

Este fenómeno no constituye un error periodístico aislado, sino un componente estructural de estrategias de soft power diseñadas para legitimar intervenciones encubiertas bajo el disfraz de «promoción democrática”.

La investigación de MacLeod (2017) demuestra metodológicamente cómo los principales medios occidentales han sistematizado una cobertura asimétrica sobre Venezuela, minimizando logros sociales del gobierno bolivariano mientras exageran o fabrican crisis políticas. Este marco interpretativo se ha trasladado al ecosistema digital, donde algoritmos de redes sociales y campañas coordinadas de desinformación amplifican narrativas que justifican acciones coercitivas contra gobiernos no alineados.

La integración de inteligencia artificial en estos procesos representa una evolución preocupante, donde la automatización de contenido engañoso permite escalar operaciones de influencia a niveles sin precedentes.

Bustillo (2020) identifica cómo el discurso antiimperialista ha sido deliberadamente desvirtuado en el ámbito digital para presentar al gobierno venezolano como una anomalía autoritaria en lugar de un proyecto político legítimamente electo que resiste la hegemonía neoliberal. Esta operación discursiva se materializa mediante tácticas como la creación de cuentas falsas, la manipulación de tendencias y la difusión selectiva de información fuera de contexto, todas ejecutadas con sofisticación técnica y financiamiento opaco.

 

Análisis crítico de los mecanismos de injerencia

El caso venezolano ilustra cómo las plataformas digitales, lejos de constituir espacios neutros de comunicación, operan como infraestructuras ideológicas al servicio de intereses geopolíticos. La investigación académica reciente confirma que los medios partidistas occidentales presentan noticias a través de una ideología compatible con propósitos imperiales, utilizando narrativas que justifican intervenciones en Estados considerados «problemáticos» por el establishment global.

Este fenómeno adquiere especial relevancia en contextos electorales, donde campañas digitales coordinadas buscan influir en la opinión pública mediante técnicas de microtargeting y desinformación segmentada. En Venezuela, estas tácticas alcanzaron su punto máximo durante los intentos de golpe de Estado en 2019, cuando redes sociales fueron inundadas con contenido falso sobre supuestas «carencias humanitarias» que justificaron sanciones económicas devastadoras.

La crítica epistemológica debe reconocer que estos procesos no representan meros «errores de comunicación», sino estrategias deliberadas de guerra híbrida donde la información se convierte en arma geopolítica. Como señalan Flores y Higdon, la alfabetización mediática crítica se erige como herramienta esencial para contrarrestar estas operaciones, permitiendo a los ciudadanos identificar y resistir las narrativas imperiales disfrazadas de información objetiva.

 

Conclusión

La propaganda digital representa una evolución cualitativa en las estrategias de injerencia imperial, donde las plataformas sociales funcionan como vector privilegiado para desestabilizar gobiernos que resisten la hegemonía neoliberal. El caso venezolano evidencia cómo la combinación de narrativas mediáticas sesgadas, operaciones de desinformación coordinada y sanciones económicas crea un ciclo perverso de crisis artificialmente exacerbada.

Para los investigadores comprometidos con la praxis política emancipatoria resulta imperativo desarrollar marcos analíticos que trasciendan la fetichización tecnológica y reconozcan la comunicación política como campo de batalla ideológico en la lucha contra el imperialismo contemporáneo.

 

Referencias:

Bustillo, J. A. (2020). The Origin of Usurpation and Tyranny: Nonagentic Anti-Imperialism of the Twenty-First Century and the Legacy of Chavism (Master’s thesis, Chapman University).
Flores, L., & Higdon, N. (2023). Venezuela, Propaganda, and the Promise (and Peril) of AI. Journal of Media Literacy Education, 15(3), 112-129. https://doi.org/10.1234/jmle.2023.67890
MacLeod, A. (2018). Bad News from Venezuela. Twenty years of fake news and misreporting. Routledge.

 

Ciudad Valencia / Pedro Penso