En el trabajo de hoy tratare de resumir, en pocas líneas, lo concerniente a la orgánica constitución del ser humano como maquinaria e instrumento sonoro y rítmico en acción.
Platón suponía al hombre una cabeza, a la cual los dioses, ministros y servidores de Dios, habían puesto los miembros y un organismo que le valiera para poder transportarse de un sitio a otro; tal es la idea que nosotros adquirimos respecto del ser humano, si consideramos al cerebro como un instrumento de recepción y acción.
Pero el ser humano, ajeno por esencia al mundo físico, no podía relacionarse con el plano de la vida material sin contar con una serie de agentes intermediarios y de aquí proviene la razón de ser de un centro psíquico, inferior y verdadero, triplemente diferenciado del ente impulsivo que transmite al mundo material las órdenes del ser consciente al ser inconsciente. Impresiones estas del mundo material y que se encarga de sustituir a satisfacción los efectos del ser humano sobre la naturaleza, “cuando adiestrado por la costumbre el ente impulsivo actúa automáticamente a través de actos reflejo”.
Si consideramos, por ejemplo, que el ser humano estuviera constituido por órganos hechos de acero “como las piezas de las máquinas que fabricamos”, los dos principios bastarían para explicar su organización; pero no sucede así.
La porción material del ser está compuesta de células que se agrupan para formar los órganos, y los órganos a su vez se reúnen para constituir los aparatos, tal conjunto, pone la parte mecánica del organismo humano dispuesto a cumplir los tres siguientes fines:
Como quiera que los aparatos en funcionamiento se desgastan incesantemente, se impone la necesidad de reconstituir la célula y reparar su pérdida de substancia. “Este es el cometido que desempeñan los elementos albuminoideos contenidos en disolución en la parte líquida de la sangre que circula por todo el organismo”.
Es necesario que la máquina humana marche bien, no solo que sus órganos sean renovados y expelidos los restos inútiles, sino que los órganos vivientes no cesen -ni un instante- en su función vital, es decir, que reciban una renovación energética, del propio modo y en las mismas condiciones que reciben la substancia necesaria para su mantenimiento.
En efecto, la sangre contiene unos órganos especiales denominados glóbulos rojos o hematíes, que difunden por el cuerpo el oxígeno generador del dinamismo orgánico. Vemos, pues, que las dos primeras funciones de la máquina humana, las realiza la sangre, y tienen por exclusivo objeto la reparación y conservación del organismo:
“La respiración como protagonista del proceso de entonación entra en sintonía perfecta con la circulación y esta, a su vez, mantiene un ritmo constante el cual activa un mecanismo de auto sanación partiendo solo del hecho de respirar y entonar sonidos”.
En otro orden, ciertos órganos llamados, órganos nerviosos, extraen de la sangre otras energías; “sistema límbico y neuromotor”. Que difunden por el organismo a través de los ganglios: “Abultamiento, de forma y tamaño variables, de un vaso linfático o de un nervio, formado por un conjunto de células nerviosas o por un cúmulo de tejido linfoide. ganglio nervioso; ganglio linfático», que generan fuerzas especiales que ponen en acción todos los orgánicos mecanismos, además, esta fuerza constituye la unión o enlace que directamente relaciona al espíritu con el ser impulsivo, y por ende, con el organismo entero.
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En contacto con el ser humano y su maquinaria y el sonido
Si dejamos a un lado las funciones puramente especiales y privativas de la máquina humana, para no ocuparnos más que de aquellas que resultan de utilidad al ser humano verdadero, veremos que, en resumen, el objeto del citado mecanismo es la fabricación de la fuerza nerviosa que enlaza al ser consciente con la parte orgánica por medio de la sensación y de la voluntad.
El sonido y el ser humano son número, movimiento, orden, organización, proporción, vida, forma, inteligencia, instinto, fuerza, repetición, alternancia, simetría, duración, intensidad, medida, descanso y más.
Somos parte de un todo.
Ejercicio: les invito a escuchar:
Tema: La Mañana (Suite Peer Gynt)
Autor: Edward Grieg
Dirección: (Gabriel Delgado Morán),
Interpreta: Joven Orquesta Sinfónica de Granada
Visualizar: luz de color Anaranjado
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Delfín Martell González es licenciado en Arte, mención Dirección Orquestal, con Maestría en Antropología Cultural, por el Instituto Politécnico de Arte Manuel de Falla, San Juan de Puerto Rico-Puerto Rico. También es productor y conductor de radio y TV, y actualmente conduce el programa radial “Cápsula Sonora” por la señal de la emisora valenciana Arsenal 88.9 FM, así como también el programa «Venezuela en concierto, un tesoro musical», a través de la emisora comunitaria La Voz de los Tacariguas 99.7 FM en el municipio Los Guayos (Edo. Carabobo).
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