“Un juego de Guerra” por Fernando Guevara

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Se acaba de descubrir que el ejército argentino, entre los meses de abril y junio de 2019, desarrolló un ejercicio denominado Operación Puma, cuya intención era participar en una invasión militar a Venezuela en apoyo a fuerzas estadounidenses, las cuales encabezarían una supuesta ayuda humanitaria a Venezuela, sabiendo nosotros y el mundo entero que las “ayudas humanitarias” gringas no son más que intervenciones militares cruentas, que solo terminan trayendo muerte, destrucción y sumisión a los intereses del país norteamericano.

El ejercicio estuvo enmarcado en la dramática situación de la insólita autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, insólita desde un punto de vista político, jurídico y moral. Además, se producía posteriormente a la llamada Batalla de los Puentes y el concierto por la paz (que realmente era un concierto por la guerra).

En el lapso en que los militares argentinos se preparaban para una acción bélica contra Venezuela se produjo el carnavalesco intento de golpe de Estado en el Distribuidor Altamira de Caracas, que solo sirvió para que algunos trasnochados políticos y faranduleros de redes se tomaran selfies y para que se comieran unos cambures verdes que fue lo más impactante que pasó a la historia.

Los ejercicios y las tesis militares que enfrentan países limítrofes no son ajenos a las escuelas militares. Es común y normal que todos los países tengan este tipo de situaciones en sus planes de defensa de la soberanía. Lo inusual es que este tipo de ejercicio teórico se dé entre países que no son limítrofes, que se encuentran a miles de kilómetros de distancia y, sobre todo, cuyos intereses geo-políticos y económicos no se encuentran en conflicto. Inusual asimismo que se realicen ejercicios militares con miras a poner en acción dichos planes.

El ejercicio del ejército argentino no es otra cosa que la ejecución del entreguismo de la soberanía argentina por parte de Mauricio Macri al gobierno estadounidense.

 

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Un par de conclusiones nos deja este descubrimiento. En primer lugar, este mismo ejercicio de invasión probablemente existe y ha sido practicado por los ejércitos de Brasil, Perú, Chile y, por supuesto, Colombia. Es imposible que Argentina haya elaborado esta tesis sin contar con el conocimiento, al menos, de estos países cómplices de los designios estadounidenses en el continente.

A Macri no se le debería condenar tan absolutamente, pues la condena similar recaería en Bolsonaro, Piñera, Duque o alguno de los efímeros y olvidados presidentes peruanos que hubo en estos últimos años, pues seguramente estos países tienen planes similares.

En segundo lugar, lamentablemente, el gobierno derechista de Argentina queda desnudo como una gestión que se entregó rápidamente y sin limitaciones a los designios del imperio. Ya lo dijo hace algún tiempo Carlos Menem, las relaciones entre Argentina y Estados Unidos son como relaciones carnales.

 

Fernando Guevara / Ciudad Valencia