Las comunidades del eje costero-central del país celebran con profunda emoción y compromiso cultural este día, en que la imagen de San Juan Bautista inicia su peregrinación por las calles de pueblos y ciudades. Hoy, cobra fuerza una de las manifestaciones más representativas del patrimonio espiritual y musical de Venezuela.

Este ciclo festivo que en muchas comunidades comienza a principios del mes de mayo, resalta el  repique de tambores, los bailes, las narraciones, y las procesiones religiosas con la imagen de San Juan Bautista. Cada comunidad cuenta con repertorios propios de cantos y bailes lo que lo hace rico en la variedad de esta manifestación cultural.

Aunque estas celebraciones tuvieron en sus inicios una marcada influencia del catolicismo, también se caracterizaron por la presencia de numerosas expresiones culturales de índole verbal, musical y física, vinculadas al África Subsahariana. El 24 de junio, día central de la festividad, se convierte en una explosión de fe colectiva, donde la música afro-venezolana y el fervor religioso inundan calles y plazas de poblaciones como Curiepe, Ocumare de la Costa, Naiguatá, Puerto Cabello y otras localidades.

El culto a San Juan Bautista no es solo un acto religioso, sino también un tejido de identidad construido a través de la resistencia cultural de comunidades afrodescendientes. Las cofradías y agrupaciones han sido guardianes de este legado por generaciones, transmitiendo oralmente saberes, cantos y formas de organización comunitaria.

Esta celebración, inscrita por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, constituye un ejemplo de cómo la espiritualidad, la música, la danza y la memoria histórica se fusionan en una expresión de orgullo y pertenencia a través de varias agrupaciones en el municipio Valencia que mantienen viva la tradición.

En el marco del reconocimiento otorgado por la UNESCO a las festividades de San Juan Bautista como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el municipio Valencia celebra con orgullo las diversas manifestaciones culturales que mantienen viva esta tradición ancestral en sus comunidades.

Valencia y sus voces

Valencia honra la diversidad de sus agrupaciones de San Juan Bautista como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Valencia y sus voces

En la parroquia Miguel Peña se encuentra la agrupación San Juan Bautista de La Raya, fundada en 1988 por José Gregorio Manzano y su familia. Esta agrupación se ha caracterizado por recorrer con alegría y devoción las calles de la comunidad, reafirmando año tras año su compromiso con la tradición popular y espiritual.

También en Miguel Peña, la comunidad de Bellavista II rinde homenaje a la memoria del maestro Pedro Guaraña, padrino de la agrupación conocida como San Juan Bautista de los Hermanos Macario, cuya labor y dedicación han dejado huella en la continuidad de esta expresión cultural en la zona.

En la parroquia Rafael Urdaneta, específicamente en La Isabelica, se encuentra la agrupación Parranderos de la Familia Hermoso, fundada en 1982 por el señor Víctor Hermoso. Esta manifestación se distingue por su estilo aragüeño, que aporta matices únicos a la tradición sanjuanera local.

Desde la comunidad de El Canaima, la agrupación Tambores Canoa fue fundada en 1985 bajo el liderazgo del profesor Carlos Miranda. Este colectivo se ha destacado no solo por su participación en las festividades, sino también por su labor pedagógica, formando a nuevas generaciones en el conocimiento y práctica de esta manifestación cultural.

Por su parte, la Parranda de San Juan Mayor del Barrio América, activa desde 1978, nació como cumplimiento de una promesa espiritual y se ha mantenido viva bajo la dirección de Francisco Castillo. Su fidelidad a la promesa y al culto comunitario la convierten en referente de devoción y pertenencia.

Finalmente, desde 1982, la agrupación San Juan Bautista, el Parrandero de Bello Monte II inició su camino en la festividad, siendo revitalizada en 1996 por la familia Bolívar, bajo la dirección de Mirca López y su núcleo familiar. Esta agrupación ha conservado con firmeza el vínculo entre generaciones y su papel dentro del tejido cultural de la parroquia.

Cada una de estas expresiones, diversas en estilo, origen y enfoque, representa un bastión del patrimonio cultural intangible de Venezuela. Su reconocimiento por la UNESCO no solo reafirma su valor cultural, sino que también impulsa su preservación como parte esencial de la identidad venezolana en el municipio Valencia y más allá.

Hoy Venezuela, tierra de tambores y promesas, celebra no solo la festividad de San Juan Bautista, sino también la fuerza que sostiene nuestras raíces más profundas.

Valencia y sus voces

Ciudad Valencia / Diego A. Trejo