El avance de la inteligencia artificial (IA) en los últimos años ha sido asombroso, pero hay dos cosas que hacemos los seres humanos que la IA aún no es capaz de imitar. ¿Sabes cuáles son?

la Inteligencia Artificial ha evolucionado rápidamente, revolucionando numerosos campos, desde la atención sanitaria hasta las finanzas, y desde la ciencia climática hasta el entretenimiento. Ha sido fundamental para gestionar grandes cantidades de datos, predecir tendencias y automatizar procesos.

Está claro que ha logrado avances impresionantes, sobre todo en el último par de años, pero hay dos capacidades que se le resisten: la empatía y la creatividad siguen siendo cualidades exclusivamente humanas. Son características muy arraigadas en nuestras experiencias subjetivas y en nuestra conciencia y, al menos por el momento, están fuera del alcance de la IA.

 

Sobre la empatía

Es un rasgo humano por excelencia. La empatía, definida como la capacidad de entender y compartir los sentimientos de los demás, es esencial en la interacción humana.

Es la fuente de nuestra compasión y de nuestra capacidad de ofrecer consuelo en momentos de angustia, por ejemplo. A pesar de que una inteligencia artificial puede programarse para reconocer y responder a ciertos indicadores emocionales, la empatía genuina, la que poseemos los humanos, requiere un entendimiento profundo de la experiencia humana que, hasta la fecha, las máquinas no pueden alcanzar.

Incluso los sistemas más sofisticados, carecen de esta cualidad humana inherente. Una IA carece de experiencias de vida o de la capacidad para experimentar emociones y, sin ellas, es incapaz de llegar a mostrar empatía real. Todo lo que pueden hacer es simular. Esta es la clave: pueden ‘simularla’, pero no la ‘sienten’.

IA

 

Sobre la creatividad

La creatividad, la capacidad de generar ideas o soluciones nuevas y curiosas, es otra habilidad humana que la IA intenta imitar. Es la fuerza impulsora detrás del arte, la literatura, la música y muchos avances científicos.

La creatividad no se trata sólo de originalidad; también de relevancia, entre otras cosas. Aunque, nuevamente, se puede programar una máquina para que genere nuevas combinaciones de ideas existentes, no posee creatividad autónoma ni innovadora como la que poseemos los seres humanos.

Y es que la creatividad no es simplemente combinar cosas o juntarlas al azar; la creatividad verdadera implica intuición, perspectiva, e incluso una respuesta emocional donde el individuo y su entorno cultural también son determinantes. Aunque la IA pueda simular ciertos aspectos de la creatividad, como generar una pintura o una pieza musical, estas creaciones son, en última instancia, producto de algoritmos y no de una verdadera chispa creativa.

Estas dos cualidades nos hacen humanos. Son fundamentales para nuestra identidad y nuestro modo de interactuar con el mundo. Contar con ellas no sólo nos ayuda a entender mejor nuestra propia humanidad, sino que también nos informa de las limitaciones actuales de la IA, por lo que podemos trabajar para crear tecnologías futuras que complementen nuestras habilidades humanas en vez de intentar trasladarlas al entorno de las inteligencias artificiales.

 

https://cdn.jwplayer.com/previews/WX8JUz1U

 

¿Sinergia?

La incapacidad de la IA para ‘sentir’ -o mejor dicho imitar- adecuadamente la empatía y la creatividad no disminuye su valor. En cambio, destaca el potencial de una relación simbiótica entre la inteligencia artificial y los humanos.

En la unión está la fuerza. La IA puede manejar tareas que requieren un uso intensivo de datos, liberando a los humanos para que puedan concentrarse en tareas que requieren precisamente los dones de los que ella carece.

Reconocer las fortalezas únicas tanto de la IA como de los humanos nos permitirá aprovechar cada una de ellas al máximo y quién sabe lo que nos deparará el futuro con una sinergia tan interesante y novedosa como esta.

 

TE INTERESA LEER ESTO: INVESTIGADORES DESCRIBEN CRIATURA EXINTA EMPARENTADA CON INSECTOS

Ciudad Valencia / Muy Interesante