“Horacio Costa: del Brasil a nosotros” por Mirih Berbin

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En año 2022, tuve la grandiosa oportunidad de participar en la Feria Virtual del Libro Brasil con una parte de este material sobre Horacio Costa. Es increíble entender cómo siempre la vida va pasando ante nuestros ojos y recrear espacios que constituyen abrazos, así sea en la distancia.

Costa es un hombre fuera de su generación, su amplia lectura hace despliegue de sus palabras en el cuadro de sus letras. A continuación les acercaré parte del discurso de mi participación para ayudar a comprender la voz única y universal de este grandioso poeta. Sirvan la mesa de la palabra y ayúdenme a abrir el telón. En un fragmento de poema de Satori, traducción de Antonio María Flores, señoras y señores, con ustedes, Horacio Costa:

 

Estoy muerto
                              no hay como escribir que estoy muerto
único habitante en el silencio de estos páramos
fardo inane entre el devenir y las cosas
                                                              sordomudo
en esta espera
                        hay una isla hacia la cual navega el barco
hay salitre pegado a mi boca
                                              hay caries
creciendo en mis dientes
                                         moho entre mis dedos
sabor a madera por todo el cuerpo
                                                       azucenas
que brotaron por las órbitas
                                             ojos de corcho
nariz ya mineral
                            pecho ametrallado por estrellas
palabras resecas pegadas a la garganta
un banco de memoria atascado
                                                  en este bote
como un barco          un meteoro
                                                      hay una isla
posada en el altiplano en compás incandescente
polo claroscuro contra el cielo del crepúsculo
fluctuante peñasco
                               que navega hacia un cuerpo
por cuyo dorso resbala hecha sudor la parafina
de mil velas encendidas que a mí llegaron antes
escritura de luz
                          que me considera intermitente

 

Haracio Costa-Satori

Es un poema que asoma angustias existenciales, transcendentales y a la vez tan humanas. Recomiendo ampliamente leer a este poeta, porque de Horacio Costa una lectura no sería suficiente. En él hay que adentrarse como en el agua fría. De a poco, con elegancia e inteligencia, pero eso sí, con los pies, y sobre todo el corazón, descalzos.

No podríamos hablar en su nombre, pero sospechamos que su traducción al español se debe a la cercanía geográfica continental y que, si bien es cierto que Brasil, su país de origen, es casi de las dimensiones de un continente propio, pertenece a una región rodeada de hispano parlantes, por lo que no es descabellado que diera el salto al español. Es una manera de buscar una visión común de los mares y las interrogantes que se acercan a cada uno de nosotros.

La verdadera escritura del habla de Horacio Costa parece provenir de la vasta lectura y roce que ha adquirido con el tiempo en el que, seguramente, se ha dedicado a lo largo de su vida. Su poesía se ha traducido en otros idiomas, pero la cosmovisión que nos presenta en español de su bandera amarilla y verde, trasciende las fronteras del portugués y se vuelve una poesía universal, muy cargada de diminutas verdades que van entrelazando caminos del no ausente que, de manera inquietante, tampoco se siente partícipe de la celebración.

Su propuesta poética es el devenir de las ideas, el fluir de la conciencia, «mar abierto» que brinda entre oleajes un paisaje inquietante, cuestionador, existencial, despierto e incluso a veces con trazos de reclamo que no parecieran tener otro destinatario que no fuera él mismo.

Haracio Costa-poeta-Brasil

En su mirada inquieta pero muy acuciosa, guarda el peso de sobrellevar todo el conocimiento del universo al trazo finito del poema. Entonces, como suerte de reclamo, potencia el verso de una constelación única en cada entrega, por lo que no es descabellado encontrar tantas voces como poemas se aprecian en sus publicaciones.

A la vez, es la misma voz que tardíamente ha llegado para decantar  su tono amargo, su verso dulce y su siempre aparente listado de esferas aleatorias. Horacio Costa en algún punto del texto traza el recorrido que va uniendo lo que ha decantado, hasta que empiezas a entenderlo todo, cuando el poeta, en otro giro del mismo escrito, te marca nuevas coordenadas.

Entonces tú, lector que todo lo oyes y te dejas llevar, te encuentras en la disyuntiva de si persigues aún tu idea primaria, tu visión alejada de la tinta de Horacio y llegas al final de texto, o si lo abandonas todo por escuchar la ruta que ya él inconscientemente nos tenía trazada desde antes de revelar su producto culminado. Cualquiera que sea la decisión del lector, el resultado siempre será el asombro.

Ese espacio de sorprenderse por la melodía, la tierra fértil, la música sin que la samba nos muestre sus sonidos en sus textos, porque Costa no es un escritor de canciones en melodiosas calles de su Sao Paulo. Él es un poeta que se cuela entre caminantes, preguntándose y teniendo las grandes inquietudes que han tenido los grandes hombres desde antes que América apareciera en los libros de historia en otros continentes.

 

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Horacio Costa es un pensador entre nosotros, tal vez falta que nos alejásemos un poco de ésta generación para ver los alcances que su poesía madura, incómoda para los cánones de estética del no agraviado, completamente existencial y desnuda, pero no menos desencarnada, ha ocasionado para el pensamiento hispano parlante. Tal vez era necesario que Brasil no nos advirtiera que alguien así nos podía traer el mar y su belleza, pero en el fondo algas donde se atan los pies, sombras que se alejan y se acercan, sombras que se aproximan tanto que ya no sabes si vienen a devorarte o a salvarte.

Seguro era necesario que Brasil nos trajera a Horacio Costa en nuestro tiempo, en nuestro idioma, en nuestra casa Venezuela aunque haya vivido en México, para confluir que, después de tanta búsqueda, de figuras y representaciones de su bandera y nación, todo nos ha llevado a la fortuna de que, finalmente, hemos hallado un Poeta, con P mayúscula.

 

Feria virtual del libro Brasil. Venezuela 14 de marzo de 2022

(Fragmento de mi discurso y otras interpretaciones)

 

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Mirih Berbin (berbinm@gmail.com) es poeta, traductora, editora, promotora cultural y docente. Magíster en Lectura y Escritura en la Universidad de Carabobo (UC). Es profesora asistente de la UC y de la UAM. Es editora adjunta de la página literaria El Diente Roto. Fue especialista de poesía en el Museo de Arte Valencia con más de cien lecturas de poesía dentro y fuera del país. Ha escrito varios artículos arbitrados sobre la enseñanza del idioma y los aportes filosóficos para la educación.

Su poesía se ha publicado en numerosas revistas, páginas y antologías. Fue columnista de la página cultural semanal del Diario La Costa entre el 2009 y 2011. Ha publicado: Mareas (2009) y Hacerme Templo (2016), e Hilos Nacientes se encuentra en imprenta. Su poesía ha sido traducida al árabe, francés, italiano, catalán e inglés.

 

Ciudad Valencia / Fotografía de la autora @machmillan