El pasado día lunes 8 de julio de 2024, a los 77 años de edad, murió en Caracas el maestro, compositor, director de orquesta, pianista y arreglista Juan Carlos Núñez, Premio Nacional de Música 1972 y Premio Nacional de Cultura, mención Música 2012-2014.

La noticia, ante los medios y redes sociales, una nota muy triste para el movimiento cultural y artístico del país, fue presentada por Ernesto Villegas, ministro del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela.

Juan Carlos Núñez, a quien tuve el gusto de conocer, era una persona de aguda inteligencia, culta, sensible y valiente. Un venezolano de avasallante personalidad artística pese a su sencillez personal. Conocí a Juan Carlos a través de dos amigos comunes, el poeta y compositor Luis Ernesto Gómez, y la soprano y actriz Fanny Arjona, a ellos agradeceré siempre hayan propiciado ese acercamiento.

 

Juan Carlos Núñez 2

 

Núñez fue un verdadero hombre de la cultura y del pensamiento, de ideas críticas que defendía con convicción, valor y honestidad. Pertenece a una promoción excepcional de músicos y fue una figura fundamental en el desarrollo cultural nacional y latinoamericano.

“Juan Carlos Núñez nació en Caracas en 1947. Inició sus estudios en la Escuela de Música José Ángel Lamas, donde cursó piano y composición con los maestros Sergio Moreira, Moisés Moleiro, Vicente Emilio Sojo e Inocente Carreño, entre otros. Posteriormente estudió composición y dirección de orquesta en Varsovia, Polonia, con el maestro Stanislaw Wislocki. Durante su recorrido por el mundo artístico tuvo una trayectoria impecable, considerado uno de los compositores de vanguardia más importantes de Venezuela. Fue uno de los fundadores del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela”, se destaca en el portal web de El Sistema.

 

LEE TAMBIÉN: XVIII Festival Mundial de Poesía: Tres inéditos y un iluminado

 

A dónde
¿A dónde irá la música y el color que vibraron conmigo tanto tiempo? ¿La palabra  y sus millones de variaciones?
¿A dónde va el recuerdo y lo vivido?
¿sideral, cósmico?, ¿el pensamiento a dónde se dirige cayendo en el vacío?
¿El caballo y su fantasma, los ojos que nos miran desde el más allá de una estrella?
¿Este silencio es el mismo silencio o es un otro inconcebible?
¿Los sapitos y los grillos, el sonar del piano que recorre cada pliegue?
¿A dónde irá la pena, lo grande y el breve chispazo que revela la impenetrable noche del alma?
Todo es fugaz e ilusorio, yo lo sé y sin embargo, la vida se debate a cada instante sin frontera con la muerte.
Una nota salta sobre otra, el amor no concluye, el Buda blanco de la compasión, Avalokistevara: Om Mani  Pedme Hung
Om Mani  Pedme Hung, Om Mani  Pedme Hung, Om Mani  Pedme Hung…

 

***