luz

Y aquel día la Patria se hizo noche a las 4:54 de la tarde.

El diablo imperial y sus infernales delegados cuál judas, se la habían vendido al imperio por petróleo, por oro, por coltán y por miserables que son en su atormentado espíritu.

Y el pueblo vio la noche llegar, pero su alma, la del pueblo, tiene luz propia como el sol. Porque en VENEZUELA los pobres hasta somos luz en la noche.

No podrán nunca todos los potentados del mundo, los magnates de barro, no podrán nunca con este pueblo hecho de luz y armado de paz con justicia.

No puede el ladrón del mundo robarnos la luz, ni robarnos La Paz, ni robarnos la rabia santa y cimarrona que hemos cultivado durante siglos.

¿Y sabes una cosa imperio? Que ahora ya es imposible que nos robes la escondida chispa que un día se hizo antorcha inextinguible en el gigante arañero de Sabaneta.

Dios de los pueblos oprimidos de América Latina, Dios del éxodo, camina con nosotros hasta la libertad plena. Gracias por revelarnos tu misterio de amor y de coraje a los pequeños y ocultarlo a los que se creen sabios y poderosos.

¡Si mi Dios de la liberación! así te ha parecido mejor, y me froto las manos de contento porque seguimos siendo antorcha inextinguible para la cimarroneara de esta América india, que jamás se doblega.

Pueblo bravío: sin temor, sin tregua y sin cansancio sigamos alumbrando el camino de la liberación a los pueblos de la tierra.

Amén.

 

 

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Padre Numa Molina

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