Luis Aparicio, el único venezolano en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas, celebró el miércoles 29 su cumpleaños 86 y sus hazañas siguen indelebles en el colectivo nacional.

En su casa cumpliendo la cuarentena por el Covid-19, hace unos días envió vía Twitter por la cuenta de su hijo Nelson, un mensaje de agradecimiento al personal médico y de salud que combate esta lamentable pandemia.

Junto a familiares más cercanos y amigos, Aparicio, quien jugó 18 temporadas (1956-73) a tiempo completo como shortstop en las Grandes Ligas, celebró en Barquisimeto, estado Lara, donde reside desde hace años.

 

 Luis Aparicio
Aparicio es el único venezolano en estar en el Salón de la Fama

 

En trabajos de Carlos Figueroa Ruíz para Últimas Noticias y Alexander Mendoza para prensa LVBP, mezclamos datos de una carrera que merece biografías interesantes como la de “Luis Aparicio. Mi historia” del también zuliano Augusto Cárdenas.

 

 

En Venezuela

Antes de llegar al mundo de las Grandes Ligas, donde verdaderamente dejó un nombre reconocido en el mejor beisbol del mundo, Aparicio debutó en Venezuela. Celebre fue el 18 de noviembre de 1953, día de su debut como profesional de la pelota, cuando sus mítico padre Luis Aparicio “El Grande de Maracaibo”, le entregó su guante como su sucesor, ya que ese día decidió retirarse.

Aparicio actuó con los equipos Gavilanes (1953-54; 1956-57) y Rapiños (1957-1963) en la pelota rentada zuliana. En ocho zafras dejó promedio vitalicio de .321, récord del siempre recordado circuito occidental con 73 robos en 273 juegos.

Ya en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional militó con Leones del Caracas (1954-55), Tiburones de La Guaira (1963-69), Águilas del Zulia (1969-1971) y Cardenales de Lara (1972-1975), logró average de por vida de .261 en 417 juegos de eliminatoria con 58 estafas.

 

Luis Aparicio-Chicago-86 años

Destacó igualmente como mánager en la LVBP

Dirigió a Tiburones de La Guaira, Águilas del Zulia, Cardenales de Lara, Navegantes del Magallanes y Petroleros de Cabimas.

Como estratega, no fue muy bueno, debido a su fuerte carácter y que no entendió que comenzó a dirigir en la era de los agentes libres y millonarios sueldos, donde jugar en la pelota local no era necesario, luego de desarrollarse y triunfar en el norte, que para muy pocos no fue una quimera.

 

En 1973 fue elevado al Salón de la Fama del Deporte Venezolano

En 2003 ingresó en el primer grupo de exaltados al Salón de la Fama del Museo de Béisbol venezolano.

Y desde 2004 se otorga el premio Luis Aparicio al pelotero criollo de mejor actuación en cada temporada de MLB. En el año 2006, Medias Blancas le rindieron tributo al dedicarle una estatua en un parque de Chicago.

 

Luis Aparicio «Little Louie»

Antes de resumir su carrera debemos citar que en sus 2.601 careos, intervino en 2.583 como torpedero, catorce en rol de bateador emergente y dieciocho en función de corredor suplente. Y nunca jugó otra posición que no fuera el de la paradas cortas.

Debutó en las mayores, el 17 de abril de 1956, con Medias Blancas de Chicago. Ese día en el viejo Comiskey Park de Chicago, se convirtió en el sexto pelotero venezolano que debutó en las mayores de Estados Unidos.

 

Luis Aparicio

Y lo hizo ante los Indios de Cleveland, el nuevo equipo del «Chico» Carrasquel. En tres visitas al plato conectó un hit y a la defensiva intervino en una doble matanzas y cuatro lances: tres outs y una asistencia.

En poco tiempo Aparicio se hizo un nombre como regular en esta novena, haciendo olvidar por poco a Alfonso “Chico” Carrasquel, quien fue el regular del equipo de 1950 a 1955. En esa zafra de debut, Aparicio lideró la Liga Americana con 21 robos y 14 sacrificios, ligó para .266/.311/.341 y comenzó a deslumbrar con su excelsa defensiva.

Un esfuerzo que le valió ser reconocido como Novato del Año. Fue la primera de sus nueve campañas seguidas liderando el circuito en bases robadas, más que cualquier otro jugador en la historia.

En 1959, “Little Louie” (Pequeño Luis) empujó a los patiblancos hasta la Serie Mundial con una estelar zafra en la que anotó 98 carreras y se estafó 56 bases. Para ese momento había redefinido el papel del campocorto en la gran carpa.

 

 

Ese año terminó segundo en la votación para el premio Jugador Más Valioso y, a pesar que Chicago perdió el “Clásico de Octubre” con Dodgers de Los Ángeles, golpeó para promedio de .308 en la serie (26-8).

Durante ocho temporadas seguidas (1959-1966), Aparicio encabezó a los shortstops de la Americana en porcentaje de fildeo y en su carrera ganó nueve Guantes de Oro. En 1963 fue cambiado a Baltimore y, tres años más tarde, ayudó a Orioles a ganar el banderín del joven circuito, camino a ganar por barrida la Serie Mundial contra los Dodgers de Los Ángeles.

Regresó a Chicago en 1968 y un par de años después, a la edad de 36 años, consiguió su primera y única campaña por encima de .300 (.313) y jugó su partido 2.219 en el campocorto para romper el récord que estaba en manos de Luke Appling, idolatrada figura de los Medias Blancas por más de dos décadas.

Aparicio terminó su andar por la Gran Carpa en 1973 como miembro de Medias Rojas de Boston, siempre como titular en las paradas cortas. En 1984, fue exaltado al Salón de la Fama, un honor que ningún otro venezolano ha conseguido hasta ahora.

 

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Fue integrante de equipos Todos Estrellas en 13 ocasiones y al momento de su adiós era dueño de los récords de más juegos con 2.581, 1.553 dobleplays y tuvo 8.016 asistencias para un torpedero; además ganó nueve Guantes de Oro.

 

Ciudad VLC / Correo del Orinoco

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