Esta es la sentencia final sobre las últimas horas de nuestro humanista Andrés Bello,  pronunciada por su médico de cabecera, el Dr. Blest, frente a Isabel Dunn,  esposa del venerable anciano. Este samán  ha visto morir antes a su otra esposa, Marie Ann Boyland, y ha anotado en una Biblia el curso del tiempo, con minuciosidad cronológica. También lo hará ante la muerte sucesiva de sus hijos, en epístolas familiares y amistosas.

Bajo su sombra siguen congregándose sus amigos y los frutos de su cosecha. El buen humor es arrinconado por la aflicción, pero la sabiduría del que sabe escuchar y no necesita levantar la voz para hacerse oír le permite gozar de la viva atención y respeto de sus interlocutores.

 

DEL MISMO AUTOR: MIRANDA, BOLÍVAR, RODRÍGUEZ, BELLO: PARES PARA UN CONTRASTE

 

Puede guardar prolongado silencio, pero no se quiebra ni lo detiene la fatiga, aunque sabe medir el límite de sus fuerzas (por eso rechaza la oferta de redactar un Código de Procedimiento Civil y renuncia a la dirección literaria de El Araucano). Apresta el paso, muy particularmente desde 1850, con la revisión y preparación para su publicación de obras tan importantes como el Proyecto de Código Civil, la Gesta del Mío Cid y La Filosofía del Entendimiento.

Esta última sólo será publicada póstuma y tardíamente, en 1881, en un momento en el que la lid filosófica tomaba rumbo distinto por razones de época.  Pero con todo ello, si a destiempo se completa la imagen de la obra del maestro, con esta publicación, ella no deja de tener valor actual:

 

Es sobre todo por la expansiva filosofía del lenguaje en nuestro siglo XX, que la consideración del Bello filósofo pasó a ser un tópico más o menos recurrente, lo que se ha llamado su “actualidad”, con diversos aspectos del más vivo interés.
No obstante (…) es otra clase de actualidad, nada circunstancial, la que lo sustenta: la permanente e intemporal de lo clásico (Ardao,1986, 25)

 

Si el Cid gana batallas después de muerto, él parece ganarle batallas a la muerte. Inmovilizado, en su bufete continúa reuniéndose con la dirección de la Universidad, bajo su guía como Rector. También, como el Cid, campea victorioso después de muerto. Sólo meses después de su fallecimiento se designa nuevo Rector para la universidad.

Su obra póstuma mantiene su brillo humanista en nuestro firmamento. La nación chilena, sus amigos y contradictores, le rinden justo homenaje de retribución a su fecunda obra y su digno magisterio y carácter. Se disipa cualquier nubarrón de sospecha e infundio sobre su responsabilidad moral y política.

 

La concurrida soledad contra la inquisición 4.0 │ María Auxiliadora Castillo E.

 

Chile, más inestable que Colombia, según juicio de Bolívar, para el momento en el que nuestro maestro marcha desde Londres hacia el citado país austral, después goza de reconocida estabilidad y madurez política, a lo cual no poco contribuye Andrés Bello.

Como epitafio y ofrenda de nuestra época, uno de nuestros más brillantes ensayistas, Emir Rodríguez Monegal, tras enjundiosa y apasionada investigación, concluye su labor con sobria y densa brevedad: “Muere como había vivido, como un humanista, el mayor que ha producido América, uno de los mayores de la lengua”. (R. M., 1969, 445).

 

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

1.- ARDAO, A. (1986). ANDRÉS BELLO, FILÓSOFO. Academia Nacional de la Historia. Caracas. Venezuela.

2.- RODRÍGUEZ MONEGAL, E. (1969). El OTRO ANDRÉS BELLO. Monte Ávila Editores. Caracas. Venezuela.

 

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Juan Medina Figueredo

Juan Medina Figueredo (Aragua de Barcelona, 1947): Polígrafo de raza, ha incursionado en la poesía, el ensayo literario y el análisis socio-político. Su rebeldía política y cultural no es panfletaria sino solidaria, al punto de estar bien aliñada por su bondadosa personalidad. No se le puede reclamar nada, pues sus convicciones ideológicas y su quehacer escritural apuntan a una conciencia ética y espiritual inconmovible.

Entre sus libros contamos “Reverberaciones” (1995, poesía); los ensayos “La Terredad de Orfeo” (dedicada al poeta Montejo) y el libro comuna que es “Siglo XXI, educación y revolución” (2010) con su estructura en redes que comunica la crónica y el ensayo; el volumen de cuentos “La Visita del Ángel” (2010) y la novela “Por un leve temblor” (2014). Con estos dos últimos ganó el premio de narrativa de Fundarte y una mención de publicación del mismo sello editorial, respectivamente. Que nosotros sepamos, caso único en este certamen literario.

Su poesía ha sido publicada en dos colecciones poéticas importantes como “El Corazón de Venezuela. Patria y Poesía” y “Rostro y Poesía” de la Universidad de Carabobo. Su periplo literario apuesta por un decir directo y no mediatizado por los discursos académicos autorizados. (Reseña de José Carlos de Nóbrega)

 

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