Los viejos pistoleros del Mossad israelí, que jamás se han conmovido por el sufrimiento palestino, tienen un alto concepto de sí mismos y creen que sus acciones terroristas son legítimas y justas porque defienden al Estado de Israel, aplicado alumno de Estados Unidos en Oriente Medio.

Yossi Cohen es uno de ellos. Hijo de un terrorista del Irgún, sanguinario director del Mossad israelí hasta junio de 2021, se ha pavoneado públicamente de sus operaciones secretas y del terrorismo del Estado de Israel. Cohen ordenó muchos asesinatos: en Túnez, al dirigente palestino Mohamed Zouari; en Malasia, al dirigente de Hamás, Fadi Mohammad al-Batsh; en Irán, al científico iraní Mohsen Fajrizadeh, asesinado en Absard, cerca de Teherán, en noviembre de 2020. Fajrizadeh fue el quinto científico iraní eliminado a tiros o con coches-bomba. Tras todos ellos, la mano del Mossad.

Al abandonar el cargo, Cohen fue entrevistado en junio de 2021 en la televisión israelí Channel 12, y cedió a la petulancia insinuando que, gracias a las operaciones que él dirigió, el Mossad logró volar con explosivos las centrifugadoras iraníes en Natanz. Antes, habían enviado el virus informático Stuxnet. Confirmó que espiaban desde años atrás la actividad de Fajrizadeh. En abril de 2020, volaron una instalación subterránea de Natanz. En julio, otra explosión destruyó allí centrifugadoras avanzadas de la planta. Cohen reveló que el proveedor había introducido explosivos en la plataforma de mármol sobre la que se instalaron las centrifugadoras. El gobierno iraní acusó a Israel de los actos terroristas, pero no fue más allá.

El Irán teocrático de los ayatolás se abstiene de responder porque sabe que Israel dispondría así del pretexto necesario para bombardear de inmediato todas sus instalaciones nucleares, y sabe que Estados Unidos ha vetado en varias ocasiones propuestas israelíes para atacar a Irán: Netanyahu quería llevar a cabo un fulminante bombardeo. Israel busca eliminar todo potencial rival a su hegemonía militar en Oriente Medio y mantener en la región su poder atómico, el único existente hasta hoy. Por el contrario, Estados Unidos, con una visión global, es consciente de que una guerra contra Irán podría derivar en una conflagración regional y, tal vez, en un conflicto mundial.

En la entrevista, Cohen se detuvo con complacencia en la operación que robó en Teherán los archivos nucleares iraníes. Insinuándolo, pero sin afirmar explícitamente nada, dando a entender la autoría del Mossad. Un comando de veinte personas, ninguna de las cuales era israelí, presumiblemente mercenarios, ejecutaron la operación preparada durante dos años: construyeron en Israel incluso una réplica del almacén iraní. El 31 de enero de 2018, con las sombras de la noche, neutralizaron las alarmas del depósito, desmontaron las puertas y abrieron más de treinta cajas fuertes. El Mossad hizo circular muchos camiones por Teherán para despistar sobre el que realmente llevaba cincuenta mil documentos y 163 discos para sacarlos de Irán. Mientras sus agentes operaban, Cohen dirigía la operación desde Glilot, la sede del Mossad, al norte de Tel-Aviv, recibiendo fotografías de documentos. Después, tuvieron que evacuar a algunos de aquellos mercenarios encubiertos que trabajaban en Irán. Esa operación facilitó que, cinco meses después, Trump rompiera el acuerdo nuclear 5+1 con Teherán.

Cohen llegó a afirmar: «Decimos con claridad [a Irán]: no permitiremos que consigan armas nucleares. ¿Qué es lo que no entienden?» Porque Israel considera que tiene derecho a ser una potencia nuclear, pero no admite que otro país de Oriente Medio lo sea: está dispuesto a iniciar la guerra para impedirlo. Cohen dijo: «Si un hombre tiene capacidad para poner en peligro a ciudadanos de Israel, debe dejar de existir», y reconoció que el Mossad envía mensajes a personas incluidas en su kill list para que cambien de profesión. Si no aceptan el ultimátum, se convierten en objetivo.

Cohen, un tipo elegante y frío, tiene intereses con ricos empresarios: Arnon Milchan y el australiano James Packer, en oscuros negocios de ciberseguridad; con el magnate inmobiliario Alfred Akirov y el comerciante de diamantes Beny Steinmetz. En los últimos meses de Trump, Cohen viajó al Congo para reunirse con el ex presidente Joseph Kabila y el traficante israelí de diamantes Dan Gertler, en una oscura trama de corrupción con repercusiones en Estados Unidos. The Times of Israel daba cuenta de su defensa de Netanyahu, y de que Cohen no descarta ser primer ministro algún día.

 

Autor: Higinio Polo, licenciado en Geografía e Historia y Doctor en Historia contemporánea por la Universidad de Barcelona.

 

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