El poeta venezolano Rafael Cadenas recibió el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes con un discurso en el que exaltó la cultura española y su influencia en Venezuela, animó a la defensa de la democracia y alertó de los males de nuestro idioma, en la ceremonia que tuvo lugar el lunes 24 de abril en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.

“Este es un honor que me sobrepasa”, dijo el escritor nacido en Barquisimeto en 1930, hace 93 años. “Estar frente a ustedes, majestades, y junto a poetas y escritores que siempre he admirado, es mucho para quien lee estas palabras. Pero debo añadir, con miras a sosegarme un poco, que estoy lleno de España”.

“Hoy la desventura es intensa, aunque no a causa de guerra alguna”, agregó Cadenas al resaltar varios de los vínculos que tiene con la nación ibérica, como el idioma, la literatura española, de la que se confesó lector asiduo, y los viajes que hizo con su esposa, Milena, cuyo abuelo era procedente de las islas Canarias.

 

 

RARA MATERIA
Rara materia que no cedes razones.
Si tocas el labio del amor es para herirlo,
si llamas al pensamiento es para dejarlo secar.
Cede alguna vez: regresa a tu reino oscuro.
No es justo tu veneno restregando sed
a los sueños, incertidumbre al corazón,
crecimiento a las secretas mutilaciones.
Cede alguna vez: demasiado conoces.
Ciega, pestilente, enancada en la noria
de la ilusión, aléjate del humano olor
que destila nuestra debilidad:
materia, rara materia.

 

 

Habló asimismo de la inmigración y del impacto que tuvo en la cultura y la sociedad venezolana. “Entre los que vinieron había muchos profesores que se incorporaron a nuestra educación. Casi al llegar dieron clases en liceos y universidades del país enriqueciendo así nuestra cultura”.

Dijo que en su juventud fue alumno de tres de estos docentes. “Sufrieron un poco conmigo, pues no fui buen estudiante. Sobre todo descuidé las materias científicas, lo cual lamento, pues la física cuántica, por ejemplo, ha restaurado el insondable misterio del cosmos; es una revolución. En suma, esa fue la mejor época de nuestra educación”.

Se refirió también a la Universidad Central de Venezuela (UCV), casa de estudios en la que él mismo sería profesor por muchos años. “Afortunadamente, pese a no estar bien desde hace años, sigue siendo plural. Una que sea para adoctrinamiento deja de ser universidad”, sentenció.

 

Cadenas-Cervantes

 

Recordó la “desalentadora opinión” de Karl Jaspers respecto a que “no existe ninguna concepción del mundo valedera, lo cual nos deja a la intemperie, pero a la vez nos fuerza a indagar”. El psiquiatra y filósofo alemán, dijo, “tenía dos temores: uno al totalitarismo, y otro a la bomba. En este tiempo aquél avanza, y ésta ha crecido”. No dejó de mencionar el avance de la carrera armamentística con “las naciones más civilizadas” como protagonistas; “una industria muy próspera”.

 

 

DISYUNTIVA

 

La naturaleza de la poesía es inintencionada.

Goran Palm

 

Yo quería escribir un poema,
luego tuve la intención
de no tener intención
y el poema se quedó allí
detenido,
atrapado,
carbonizado entre la chispa
de las dos intenciones
y aquí
lo dejo.

 

 

Tuvo palabras para los amigos que le ha deparado España, entre los cuales destacó a don Quijote y Sancho Panza. La vida del primero, afirmó, “puede verse como un proceso de la normalidad a la locura, y de ésta otra vez a una especie de mansa normalidad”.

En cuanto al segundo, que considera “subestimado por los quijotistas”, dijo que “representa lo real”, y que “probablemente nuestro tiempo lo realce, ya que asistimos a una revaloración de la vida corriente. Y es que en ella está el misterio. La realidad es más extraña que la ficción, decía Walt Whitman”.

Cadenas tomó el tema cervantino para enarbolar una defensa del cosmopolitismo en oposición al nacionalismo. “La impronta del Quijote estuvo en los creyentes de la utopía que arreglaría todo y terminó en un desengaño. Es sabido que nacionalismos, ideologías y credos dividen a los seres humanos. Pero en este tiempo el mundo, gracias al desarrollo de la comunicación, debería ser cosmopolita. Ya en cierto modo lo es, pero a ello se oponen los factores que he mencionado, sobre todo el nacionalismo, que según Einstein es el sarampión de la humanidad”.

 

Cadenas-Cervantes

 

Dijo que considera “muy maltrecha” nuestra lengua, afectada en su opinión por “traducciones del inglés en la televisión y otros medios”. Recordó cómo, a comienzos del siglo XX, “los académicos se enfadaban con los galicismos; los que se deslizan hoy en nuestro vivir son los anglicismos”.

En relación con la influencia de la lengua en las sociedades, citó a George Orwell: “El actual caos político guarda relación con la decadencia del lenguaje, y podríamos conseguir alguna mejora si empezáramos por lo verbal”. Recordó asimismo que la palabra tiene sus limitaciones: “Ella no es el objeto que designa: decimos fuego sin quemarnos. Tampoco va al paso de la realidad. Ésta cambia constantemente, pero no la palabra”.

El maestro Cadenas instó a “revisar las bases de toda la cultura”, aspiración que quizás sea, continuó, “un contagio de los dos famosos personajes”. Insistió: “Todo debería examinarse, verse, trocar la ilusión por lo real, la faena más ardua que se le puede plantear al ser humano”.

Citó entonces a santa Teresa de Jesús: “En sus libros nos dejó dicho que hemos de tomar alegremente lo sabroso como lo amargo, palabras que firmaría cualquier maestro zen, vedantista o taoísta. Es que hay afinidades y diferencias entre los místicos de las diversas religiones”.

Agregó que se necesita “diferenciar esa mística de lo que Wittgenstein llama lo místico, que designa el mundo no como es, sino que es. También resulta útil distinguir entre pertenecer a una religión y religiosidad. Hay una anécdota en tal sentido: alguien le preguntó a Schiller, el gran poeta alemán, por qué no era de ninguna iglesia, y éste contestó: por religión. Es decir, por religiosidad. Creo que cuando el pensamiento ve su límite aparece una apertura hacia lo indecible”.

Recomendó una revisión profunda de la democracia. “Es urgente defenderla de todo lo que la acecha, y para ello se requiere recrearla. Esa tarea le incumbe a la educación, que la ha descuidado. Se necesita, en los países donde existe, una pedagogía que la robustezca”.

 

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Los demócratas, dijo, “deben pedir a voces su renovación. Ha de interiorizarse, volverse transparente, dar primacía a lo social aboliendo la pobreza, apoyar la cultura. Esto no es ningún sueño, sino un trabajo de todos, hacedero sólo con plena libertad”.

El poeta Cadenas dedicó al final de su discurso palabras tanto a “los profesores, empleados y estudiantes de la UCV y a los de las otras universidades del país”, como “a mis queridos amigos españoles, y particularmente al escritor nicaragüense Sergio Ramírez, a quien admiro, con mi deseo de que pueda volver a su país”.

Concluyó Cadenas citando al autor del Quijote: “Cervantes fue un gran defensor de la libertad. Recordaré sus palabras muy conocidas, aunque deberían difundirse más. Colocarlas, por ejemplo, en los escudos de los países. Dice don Quijote: ‘La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a un hombre’”.

 

Ciudad Valencia / Fuente Letralia