A pesar de que no soy muy fan del género ciencia ficción, siento que esta película no fue muy tomada en cuenta e incluso, atacada por los grandes expertos del cine. Además, debo admitir que siento una gran debilidad por las apariciones de Keanu Reeves en estas tramas. Réplicas, dirigida por Jeffrey Nachmanoff, es un thriller donde se mezclan temas morales, éticos, ciencia y nos plantea de una forma directa esa delgada línea entre lo correcto y lo descabellado.
Argumento
Nos centramos en la vida de Will, un genio de la neurociencia que está encargado de un proyecto tanto innovador y útil, como poco ético y moral. Will, trata de trasladar todas las experiencias vividas de un cuerpo fallecido a un ciborg y, si esto resultaba bien, habría la opción de volver a trasladarlo a un cuerpo genéticamente modificado o replicado; obviamente esto se complica y termina fallando. Todo esto trae un gran avance tecnológico y médico, pero también las consecuencias son arrolladoras. Will lucha casi inútilmente entre mantener su vida familiar perfecta y continuar con éxito los experimentos.
La piedra en el camino
Como dicen por ahí: “lo bueno dura poco”. Toda la familia tiene un accidente de auto en donde sólo Will sobrevive y está completamente destrozado. Esta situación lo lleva a tomar una decisión rápida y arriesgada, una especie de 2×1: adelantar el paso de su experimento genético y “regresar a la vida” a su familia; todo esto, por supuesto, en secreto.
La elección más difícil
A pesar de que Will logró crear el código para programar el traspaso de conciencia y recuerdos a su esposa y tres hijos, hubo algo que no tomó en cuenta: no había suficientes “incubadoras” para todos, así que tocaba sacrificar a uno de sus hijos. Además de esto, estaba presentando algunas complicaciones durante el proceso de clonación, se estaban quedando sin “poción multijugos” (un líquido que poseía todos los nutrientes necesarios para que los clones pudieran seguir generándose). “Despertar” a los integrantes de su familia, era otro problema.
Will ya empezaba a cuestionarse sobre si estaba bien o no. Si bien está motivado por su amor por su familia, también enfrenta la realidad de que estas réplicas no son las mismas personas que perdió. En algún momento, se enfrenta a la posibilidad de que las personas que ha recreado podrían no tener los mismos derechos, emociones o vidas que los originales, lo que plantea el dilema de si es correcto recrear a alguien simplemente porque se tiene la capacidad de hacerlo.
Crisis
Otro factor que no se había tomado en cuenta, era que los cuerpos solo tenían recuerdos circunstanciales, esto les ocasionaba ciertos conflictos emocionales. Además, Will empieza a ver que los clones no solo están físicamente dañados, sino que también están psicológicamente perturbados por la falta de coherencia entre su identidad original y la nueva existencia que han adquirido. Uno de los clones de sus hijos, por ejemplo, comienza a mostrar signos de ansiedad y pánico, lo que agrava aún más la situación. La disonancia de los recuerdos y las emociones entre los originales y sus réplicas se convierte en el centro de la crisis personal y ética de Will.
La mentira tiene patas cortas
Mientras todo esto sucedía en su casa, en el trabajo Will se encontraba en constante presión por su jefe, ya que para que el proyecto funcionara, necesitaban el código que Will había creado, solo que él lo mantenía en secreto porque ya sabía cómo resultaría el final y ya se sentía horrible por haberlo hecho. Obviamente su jefe se entera de todo lo que hizo y lo acorrala sin ninguna opción que le beneficie.
Al final, Will termina luchando contra su jefe para salvar a su familia. En los momentos finales, Will se da cuenta de que el proceso de clonación no puede devolver a su familia a la normalidad y que, aunque ha logrado traerlos de vuelta, las réplicas nunca podrán sustituir a las personas que eran antes del accidente, no se puede clonar el alma.
La película deja bien en claro que, a pesar de los avances científicos y las posibles soluciones tecnológicas, los conflictos morales y humanos no pueden pasar desapercibidos. También podemos ver el luto, el sacrificio y el amor por los seres queridos como temas recurrentes en la película. Will, movido por el deseo de recuperar a su familia, está dispuesto a sacrificar todo por ellos, incluso su propia moralidad. La película reflexiona sobre los límites del amor y la importancia de aceptar la muerte, en lugar de tratar de revertirla a cualquier costo. El film también aborda los peligros y las consecuencias imprevistas de los avances tecnológicos. Aunque la clonación podría verse como una solución a la tragedia, los problemas que surgen durante el proceso muestran que los resultados no son tan simples ni tan satisfactorios como se podría esperar.
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Réplicas
Quizás para algunos, la narrativa no tuvo suficiente drama ético y moral (aunque lo escribo como si así fuese, pero son contadas las veces que vemos esta faceta). En lo personal, prefiero creer que el director buscó envolvernos en un drama familiar, en vez de uno tan filosófico para que así nosotros mismos saquemos nuestras propias conclusiones y nos cuestionemos “¿qué haríamos en la posición de Will”. Porque sí, llegas a un punto en el que piensas “déjenlo en paz con sus clonaditos”, está mal, pero él está feliz. Hay mucha tela en esta película, así que dudo que se aburran. Y creo que está de más, pero si me lo preguntan, les responderé como siempre: “Sino la han visto, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene pérdida de nada”.
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Isabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.
Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.
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