Soy paciente renal… El poeta Freddy Ñáñez y su equipo de trabajo se suman a mi legión de salvadores. Gracias a este enclave amigo y generoso he salvado mi vida por tercera vez. Me estoy reponiendo de un muy complejo cuadro de salud disfuncional. Padecimiento renal grave, hipertensión descontrolada, dolencia intestinal severa y en consecuencia depresión endurecida.
Esta empresa de amistad y poesía desprendida, acompañan a mis otros héroes como Pedro Téllez, Luis Alberto Angulo y Mayolis Tarazona. Estuve hospitalizado en Caracas del 5 al 11 de agosto de 2023. Por supuesto, también agradezco el apoyo solidario e inequívoco de Nelson Guzmán y Ximena Benítez. Asimismo estoy en deuda con Leonardo Ruiz Tirado y Ana María Oviedo Palomares. No me intimida esta condición de cuerpo y alma enfermos. Tampoco la considero membresía masoquista ni auto-destructiva. No obstante el dolor y el sufrimiento que acarrea este mal, he de asumirlo como un reto vitalista en las dificultades que me reencuentre con lo mejor y más corajudo de mí, además de un nuevo diálogo significativo posible con mi prójimo y sus alrededores.
Una nueva perspectiva
Hoy domingo 13 de agosto de 2023, amanecí no sólo temprano sino de muy buena leche. La diálisis ha surtido efecto. Mi cuerpo se ha ido depurando paulatinamente. El acto cotidiano de orinar ha dejado de ser incómodo y doloroso. Dormí mucho mejor y me encuentro más calmado. Lo mejor es contar con un grupo muy puntual de amigos y familiares hondamente preocupados por uno y con una solidaridad indoblegable. Por tal razón, pese a esta condición de paciente renal, hay nuevas perspectivas de combate por la vida y la salud que empalman con el goce renovado por la cotidianidad y las cosas más sencillas y elementales.
Caminé con no poco placer, tomé el sol matinal y bebí tres cafés. Me senté creyente y católico sin ensoñaciones piadosas en la Iglesia de los Caobos, dejándole al cuerpo y el alma palpar la poética de la letanía y las repeticiones ad infinitum que apocan la conversa con Dios. Uno busca cadencia, melodía y propósito para quebrarle el cogote al hastío del domingo. Amo a mi prójimo beato y desencaminado. Nos emparenta el mero hecho de ser humanos, falibles y nobles en la precariedad.
Reporte renal
Ya me indicaron el centro de diálisis del Seguro Social donde proseguirá mi tratamiento aquí en Valencia. Queda no muy lejos de casa. Nueva era y también perspectiva inédita de vida por combatir. No sé de dónde me salió tanta resiliencia. Honor para mí y todos aquellos que me aupan desde su amor y solidaridad. Mientras tanto leo Espartaco, de Howard Fast, y evoco la adaptación cinematográfica liberadora de Stanley Kubrick. La Poesía, la Teología libertaria y el arte acontecen.
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La Sala de Diálisis
Conversamos con un semáforo a ras de piso
Que carece de la luz amarilla.
El verde prevalece a favor del caudal
De la sangre fluyendo su laberinto.
Sentados o acostados nos despojamos del tedio
Y el borbotear de las tres horas.
Ah con esta tribu contrita al inicio
Y bulliciosa a lo largo de la sesión.
Olvidamos las quejas y los padrenuestros
En la casa sola o mal acompañada
Por las aves de rapiña de nuestros odios y afectos.
Somos río de sangre compulsiva y magnífico canal de Panamá
De lo más porfiados en llevarle la contraria
A esa tentadora señora que mientan la muerte.
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José Carlos De Nóbrega es un ensayista y narrador venezolano (Caracas, 1964). Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC). Ha publicado los libros de ensayo Textos de la prisa y Sucre, una lectura posible, ambos en 1996, y Derivando a Valencia a la deriva (2006). Fue director de la revista La Tuna de Oro, editada por la UC. Forma parte de la redacción de la revista Poesía, auspiciada por la misma casa de estudios. En 2007 su blog Salmos compulsivos obtuvo el Premio Nacional del Libro a la mejor página web. En el año 2021 ganó el concurso de Ensayo de la VII Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez y el concurso de Crónica de la V Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por intermedio del Centro Nacional del Libro (Cenal) y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.
Ciudad Valencia
