Conocí al mexicano Héctor Tenorio Muñoz Cota en Valencia, Venezuela; en aquel tiempo, él era un jovencito pichón de periodista investigador, que andaba con una cámara y una grabadora. Se veía vulnerable pero muy decidido en realizar una labor que lucía exagerada, no solo para él, sino para cualquiera que quisiera develar verdaderamente la situación política venezolana de aquel tiempo, que era de verdad lo que se proponía aquel muchacho.

Había llegado al sur de la ciudad, a la urbanización popular “El Palotal”, a la casa de la señora Carmen de Valecillo, la mamá del fotógrafo profesional Yuri, un amigo común quien nos lo presentó. Nos hicimos cuates rápidamente mientras me entrevistaba y le presenté a al profesor Luis Beltrán Díaz, Decano que fue de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo.

Tenorio

En contra de cualquier pronóstico negativo, Héctor Tenorio logró su propósito de recoger de manera directa un caudal informativo y analítico que tuvo su importancia en aquel momento y cobra hoy su lugar como crónica histórica viva con el paso del tiempo.

Héctor se encantó con Venezuela y se hizo bolivariano de corazón. Se enamoró de una chica de allí y estableció un nexo filial con los amigos que hizo. Su investigación, vista ahora en la distancia, es apasionada y apasionante; él la ha mantenido viva en su memoria y actuación.

Tras muchas dificultades, logró publicar en 2001 en México el libro que se propuso como objetivo cuando apenas era un muchacho y vislumbró en los signos de ese momento el alcance del resurgimiento del bolivarianismo. El libro fue escrito entre 1997 y 1998; sin embargo, las entrevistas las realizó, de acuerdo con su testimonio, “de septiembre de 1992 a abril de 1993”. (Editado por la agrupación política Jacinto López Moreno)

El libro de Héctor Tenorio debe ser reeditado y se le deben incorporar nuevos textos que den cuenta crítica del texto y de los hechos posteriores, que son los que le dan un carácter especial a las preguntas y respuestas de los entrevistados por el mexicano, quien al final quedó atrapado por el objeto mismo de su indagación.

Agradezco profundamente su amor libertario por Venezuela, su bolivarianismo consecuente, su solidaridad y admiración por nuestro proceso. Llegó a nuestro país bajo la impresión del llamado “Caracazo” y tuvo el arrojo de indagar por su significado; le lucia muy extraño una rebelión popular de aquella magnitud que no fuera el resultado de una planificación partidista o de la instigación de algún ente extranjero; de idéntica forma, también estaba conmovido por la desmedida respuesta del gobierno de aquel tiempo en contra de las masas que, desesperadas por la situación, tomaron las calles.

Lo que se devela en ese libro es el pensamiento de “tirios y troyanos” respecto a las condiciones internas del país que hicieron insostenible al régimen de la 4ta. República, al “puntofijismo” apoyado por la hegemonía petrolera de entonces.

Los entrevistados por Héctor Tenorio, lúcidos o equivocados en su argumentación, presagian la inevitabilidad del momento que marca una etapa inédita en el desarrollo histórico de nuestra nación.

 

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Hace poco se cumplieron 25 años de la Constitución Bolivariana producto de la deliberación de una Asamblea Constituyente, la cual fue votada y refrendada por el país. A estas alturas hay quienes todavía niegan el estatuto legal y la estrella que incorporó a Guayana a nuestra bandera tricolor; es necesario el estudio sistemático y permanente de la historia para entender el sentimiento de quienes viven la patria cada día.

 

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Luis Alberto Angulo [Rivas]. Nació en Barinitas, estado Barinas (VEN), en 1950. Coterráneo de los poetas Enriqueta y Alfredo Arvelo Larriva. Autor de las sumas: Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Fusión poética (Universidad de Carabobo, 2000), La sombra de una mano (2005), Antología del decir (2013), y Coplas de la edad ligera (2021), títulos publicadas por Monte Ávila Editores, colección Altazor. Prologa la edición en vida de la Obra poética completa de Ernesto Cardenal (Editorial Patria Grande, Buenos Aires, Arg. 2008).
Premio del IV Concurso Internacional de la revista Poesía (UC), otorgado anteriormente a: Jim Seguel, Arnaldo Acosta Bello y Eli Galindo. En Valencia, ciudad donde reside desde hace más de cincuenta años, ha sido columnista de los diarios Notitarde, El Carabobeño y Ciudad Valencia, jefe de redacción de la revista Poesía (UC) y director de las revistas Zona Tórrida (UC) y Redve (Red Nacional de Escritores de Venezuela). Ha realizado selecciones poéticas de: San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, César Vallejo, Ernesto Cardenal, Enriqueta Arvelo Larriva, Teófilo Tortolero, Gelindo Casasola, Rómulo Aranguibel, Lubio Cardozo y Ana Enriqueta Terán.

 

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