Aplaudo la iniciativa de PDVSA de querer establecer un acercamiento de escritores y artistas venezolanos con trabajadores de esta empresa tan vital para el país.
Detrás de la propuesta siento allí el deseo de fortalecer e incentivar valores entre quienes tienen en sus manos gran parte del acervo material de la nación.
El intelecto y el espíritu no pueden divorciarse, en especial cuando se trata de responder a todo un conglomerado, no solo desde el espectro legal, sino desde los fundamentos mismos que nos conforman como sociedad con fines y objetivos comunes.
Es muy acertada la creación de un ciclo de Literatura y poesía, en el que los poetas logren develar su relación con ese mundo, la manera cómo llegaron allí, las aventuras y desventuras de la creación; su enamoramiento inicial de lectores, las influencias literarias y humanas de su hacer; las implicaciones con el entorno social; sus temores, sus hallazgos, el peso de su tiempo sobre su escritura, su concepción personal de la creación literaria, el Ars poética que les impulsa.
Así como la presencia o la ausencia del paisaje geográfico en su visión; su relación con sus colegas de generación, los grupos y escuela si existieron; la formación literaria y académica; su relación con la tradición y la ruptura con ella; el mundo familiar del poeta, su espiritualidad, la pareja, el trabajo, la política, los premios, la crítica a su obra y sus propias consideraciones acerca de otros escritores, sus aportes críticos, su interés manifiesto por otras tradiciones; el ensayo, la promoción cultural, la difusión, la edición, las publicaciones, las compilaciones y selecciones, el compromiso con su país, con las ideas universales de la libertad, la democracia, la solidaridad, la autodeterminación de los pueblos.
La comunicación y la presencia espiritual de su cultura, el idioma, el lenguaje, el folclore, la historia, las expresiones populares, la religiosidad, la música, el arte, el pensamiento de los forjadores de la idea nacional, y tantas otras cosas que conforman el universo de un creador.
Por supuesto que el gran reto de un escritor es hacer bien su trabajo y que lo realice a su manera y como pueda, pero la escritura de creación, la escritura creativa, la literaria, la artística, la de idea y pensamiento, la que plasma las intuiciones y emociones profundas y produce una dimensión particular, una perspectiva inédita, no es en definitiva una cuestión meramente de dominio técnico o de puro talento personal. Las implicaciones son muchas, tantas como sean posibles.
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Es un gran apoyo para el desarrollo literario que la sociedad reconozca a sus autores y pueda oírles con naturalidad descubriendo cuán cercano está el hombre común en el imaginario de los creadores.
El lenguaje de la poesía solo puede nutrirse del habla viva de la gente, por eso es que su fuerza rompe con la estereotipada retórica y vitaliza a su vez el lenguaje de todos.
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Luis Alberto Angulo [Rivas]. Nació en Barinitas, estado Barinas (VEN), en 1950. Coterráneo de los poetas Enriqueta y Alfredo Arvelo Larriva. Autor de las sumas: Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Fusión poética (Universidad de Carabobo, 2000), La sombra de una mano (2005), Antología del decir (2013), y Coplas de la edad ligera (2021), títulos publicadas por Monte Ávila Editores, colección Altazor. Prologa la edición en vida de la Obra poética completa de Ernesto Cardenal (Editorial Patria Grande, Buenos Aires, Arg. 2008).
Premio del IV Concurso Internacional de la revista Poesía (UC), otorgado anteriormente a: Jim Seguel, Arnaldo Acosta Bello y Eli Galindo. En Valencia, ciudad donde reside desde hace más de cincuenta años, ha sido columnista de los diarios Notitarde, El Carabobeño y Ciudad Valencia, jefe de redacción de la revista Poesía (UC) y director de las revistas Zona Tórrida (UC) y Redve (Red Nacional de Escritores de Venezuela). Ha realizado selecciones poéticas de: San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, César Vallejo, Ernesto Cardenal, Enriqueta Arvelo Larriva, Teófilo Tortolero, Gelindo Casasola, Rómulo Aranguibel, Lubio Cardozo y Ana Enriqueta Terán.
Ciudad Valencia