UNA DAMA LLAMADA DEPRESIÓN (2) por José Carlos De Nóbrega. Seguimos en la brega frente a esta Medusa de todos los tiempos.

Qué tienen que ver la religión, la política y la Poesía como armas o recursos terapéuticos contra la depresión? Acaso se invalidan los aportes de la Psiquiatría? La primera y segunda respuestas son Sí y mucho, esos tres caminos de cura son válidos y no desdicen para nada a la ciencia de Freud, Jung y Reich.

Mi psiquiatra, devoto lector del insomne poeta Ramos Sucre, me regaló La Enfermedad Mortal (o de la desesperación y el pecado) del filósofo cristiano y existencialista danés Soren Kierkegaard. Mi recuperación no abjura de Cristo, por el contrario, a través de la fe católica lo convoco como mi terapeuta todos los días. Se lee en una de sus páginas «Rezar es también respirar, y la posibilidad es para el yo como el oxígeno para los pulmones (…) para rezar se necesitan un yo y posibilidad, entendiéndola en el sentido más plenario de la palabra, ya que Dios es lo mismo que la absoluta posibilidad, o la absoluta posibilidad es Dios». Lo cual dista de una religiosidad mediatizada por lo instituido de la mano negra de los poderes fácticos que nos resecan.

Por ejemplo, el teólogo protestante alemán Dietrich Bonhoeffer, quien combatió las ensoñaciones piadosas dentro y fuera de la Iglesia, predica con el ejemplo sin decaer en la propaganda ideológica ni religiosa. Con la prohibición de ejercer la Pastoral en su congregación, apresado, enjuiciado y fusilado por los nazis, Bonhoeffer nos ha dejado su legado antidepresivo y combativo de fe en el libro Resistencia y Sumisión. «Hoy es el día de la ascensión y por lo tanto un día de enorme alegría para todos aquellos que pueden creer que Cristo reina sobre el mundo y sobre nuestra vida». Teología de la Liberación incubada en la sórdida y mala prisión para que la dama, ataviada con el negro uniforme de las SS, tenga dentera y llore de absoluta impotencia. Solidario con sus compañeros de presidio, sin importar la confesión religiosa ni política, comunidad a la que llama casa, nos dice más adelante «Lo que uno escribe fundándose en sus experiencias inmediatas, fluye de la pluma con gran facilidad; de esta forma me libero escribiendo». Esta experiencia que lo emparenta con los místicos San Juan de la Cruz y Fray Luis de León encanados mas no doblegados por los nazis de la Inquisición, me mueve a dar la pelea a la Depre con este ensayo en Dios liberador.



En estos días, la Poesía me deparó un regalo que disgustó mucho a Doña Depresión quien es patológicamente celosa. Una poeta de mi más alta estima, me convirtió en un poema vivo que habla de Cristo y de Judas. Me dotó el cuerpo de unas manos escritoras milagrosas, con las que ahora emprendo esta terapia escritural siendo su escritura y la mía. En el cuento de Murena, Cristo y Judas fueron pintados en La Santa Cena compartiendo un mismo modelo, entre la hermosura del joven leñador y el borracho más horrendo. Poeta sabia que también me enseñó que la vida hay que agradecerla y vivirla en la tensión entre la caída y la resurrección.

El libro bíblico de Job no sólo registra la buena y la mala leche del infortunado personaje. Tampoco se refiere nada más que al capricho del Destino en el que Dios y el Diablo juegan al ajedrez con la vida del siervo bueno y luego disconforme. Descubre que, como lo vivió y escribió Unamuno, la Fe cristiana que no duda no puede serlo en la autenticidad. Por eso, Fray Luis de León lo tradujo del hebreo, lo comentó como ensayista y luego lo reescribió como poema épico, intimista y espiritual en nuestra lengua. Temeroso de Dios, Job le increpa lo muy endurecida de su prueba trágica. «Por qué me perseguís como Dios, y ni aun de mi carne os saciais?» La queja y la duda en medio de la tormenta, facilitaron el proceso de reivindicar a Job ante Dios y ante sí mismo. Derrotar a la señora Depresión no sólo es un acto de habla y pulsión interior, sino incluso social, muy a pesar de los amigos santurrones e indolentes de nuestro héroe. «Quién diese que se escribiesen en un libro; que con cincel de hierro y con plomo fuesen esculpidas (mis palabras) en piedra para siempre!» Job fue escuchado y rehabilitado. No sólo tiene su propio libro bíblico, además de Fray Luis el traductor de Dios, otros como Kafka, Dostoyevski, María Zambrano y Jung ampliaron la bibliografía indirecta. La Depresión es descubierta y desmontada en un acto escritural de raza humanística.

Entonces, compañeros pacientes, no se desesperen porque esta poderosa dama tan intimidante, represiva y depresiva es perfectamente derrotable. Simplemente, como en el judo y la lucha libre que practicó Alberto Rodriguez Carucci, la inmovilizaremos con una llave maestra utilizando la propia fuerza de nuestra bonita oponente.

 

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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC