Ser una persona ejemplar… ¿se puede aprender?

Su entrega y profesionalismo le valió el reconocimiento internacional

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Un super héroe nacional

Cuán difícil puede resultar en estos tiempos, donde el dinero lo contamina casi todo, que una persona se dedique a su trabajo al punto de convertirse en todo un ejemplo a seguir por generación de generaciones.

Si nos contaran que un individuo se dedicó a su trabajo, desde el momento mismo de su graduación -como agente policial, pongamos por caso- hasta el día de su jubilación, sin faltar un día, llegando puntual siempre, con un entusiasmo contagiante, amable, colaborador y dispuesto a ayudar de manera desinteresada, lo más seguro es que lo veríamos como una tomadura de pelo, o simplemente pensaríamos que están hablando del súper-héroe  que protagonizará la próxima película de la idiotízante industria del cine norteamericano.

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Pues no, estas personas ejemplares sí existen, o en este caso existió, quizás hoy en día su nombre para mucho de nosotros no signifique nada, pero se llamó  Apascacio Mata Palacios y nació en el pueblo de Panaquire, ubicado en el estado Miranda, y llegó a ser, sin duda alguna, el paradigma de lo que debe ser un funcionario policial -y por qué no, un funcionario público en general- al servicio de la sociedad.

Una persona ejemplar de talla internacional

Para quienes la memoria preserva la identidad de la Caracas de antaño, este personaje es parte del acervo urbano.

Apascacio lució, de manera impecable, cual cadete recién graduado, el uniforme de la hoy extinta  Policía Metropolitana (PM) entre los años 1964 y 1996.

 

Dentro de la institución policial logró, por vía de méritos y trabajo duro, el rango de Sargento Mayor y durante 18 largos años estuvo destacado como policía vial en la céntrica esquina de Sociedad, en la avenida Universidad de Caracas,  ciudad donde se convirtió, gracias a su rectitud, mística, eficiencia, disponibilidad, amabilidad, servicio y admirable porte marcial en todo un símbolo de lo que debe ser un buen policía al servicio de la colectividad y, por supuesto, en todo un ejemplo de trabajo para todos sus colegas del país.

Tal era su mística y entrega en la misión encomendada, como policía vigilante del tránsito vehicular, que inclusive, en una ocasión, multó a un Presidente de la República, en ese entonces Luis Herrera Campíns, cuando la comitiva del para entonces Jefe de Estado venezolano se comió la luz roja del semáforo.

Luego, admitiendo tal falta de su comitiva, el Primer Mandatario lo invitó a almorzar con él al Palacio de Miraflores, felicitándolo por su ética y correcta manera de actuar a fin de que todos cumplieran con la ley.


Cabe destacar que en 32 años de servicio ininterrumpido en la hoy desaparecida Policía Metropolitana, Apascacio ostentó el récord de haber sido el policía más condecorado de toda su historia, jamás faltó a sus labores y jamás fue amonestado.


 

Tales atributos de honestidad, moralidad, de fiel cumplimiento de sus funciones y de la correcta aplicación de la ley, lo hicieron convertirse en todo un personaje popular de la ciudad, al extremo de que tanto transeúntes como conductores lo saludaban con gran cariño y amabilidad, diciéndoles a sus hijos: “Ese es el agente policial Apascacio Mata, un policía que es orgullo de los venezolanos por su recto proceder.

Tal popularidad y reconocimiento social hizo que fuese nombrado escolta de la venezolana Maritza Sayalero, a solicitud de ella misma, cuando se tituló Miss Universo en el año 1979.

Una persona ejemplar de talla internacional
La miss universo Maritza Sayalero en persona pidió ser escoltada por el policía ejemplar Apascacio Mata.

De igual modo, Apascacio fue invitado por el gobierno de los Estados Unidos para que impartiera sus valiosos conocimientos en Washington, en varias academias policiales, ocasión en que incluso se le permitió conocer en la Casa Blanca al entonces presidente de ese país, Jimmy Carter, quien lo condecoró y le colocó en su pecho la chapa que lo distinguía como oficial norteamericano Ad Honorem, felicitándolo por ser un modelo policial a seguir en todo el mundo.

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¡Qué lastima que el mundo de hoy se vea inmerso en una vorágine de materialismo donde «el tener» y la falta de sensibilidad por parte de las personas hagan que las relaciones humanas, en apariencia, no valgan nada! Sin discusión alguna, nos hacen falta muchos compatriotas como Apascacio Mata Palacios.

José Becerra/Ciudad Valencia

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