El 11 de Septiembre de 2001 se perpetró un inesperado ataque contra el World Trade Center de Nueva York, también conocido como Las Torres Gemelas.

Fue definido como el “mayor ataque terrorista de la historia”. La administración Bush aprovecho el fatídico episodio para exacerbar el espíritu racista y xenofóbico contra el mundo árabe basado en la supuesta amenaza del terrorismo islámico.

Una adecuada relectura a este trágico acontecimiento revela no pocas falsificaciones de la historia.

Varios ingenieros afirman que las torres gemelas incluso después de haber sufrido por los impactos de los aviones no debieron derrumbarse, esto debido a las normas de ingeniería y a que las torres habían sido construidas para resistir impactos de aviones similares a los usados.

 

 

“Parece que fueron derrumbadas con una explosión controlada” como mencionan investigadores independientes. Quizás nuestra generación alcance a conocer la verdad de lo que realmente ocurrió en algún futuro expediente desclasificado.

Por otra parte, los Estados Unidos han sido responsables de la creación, patrocinio y apoyo a grupos terroristas, y del propio Osama Bin Laden el hombre más odiado de EEUU.

Michael  Chossudovsky a quien recordamos por su libro “La miseria en Venezuela” publicado de manera censurada en 1976 durante el primer mandato de Carlos Andrés Pérez, sostiene que Bin Laden, fundador de Al Qaeda fue reclutado por la CIA en 1979, al comienzo mismo de la guerra yihadista de Afganistán contra la Unión Soviética.

 

 

Por aquel entonces, Bin Laden tenía 22 años y fue preparado en un campo de entrenamiento de guerrillas patrocinado por la CIA.

Según Chossudovsky, Al Qaeda se encontraba detrás de los ataques del 11 de septiembre. De hecho, el ataque terrorista de 2001 proporcionó una justificación para librar una guerra contra Afganistán, bajo el argumento de que éste era un estado patrocinador del terrorismo de Al Qaeda.

 

 

Asegura además, que el Estado Islámico o ISIS era originalmente una entidad afiliada a Al-Qaeda, creada por la inteligencia de Estados Unidos con el apoyo del MI6 Británico, el Mossad Israelí, los servicios de Inteligencia de Pakistán y la Presidencia General de Inteligencia de Arabia Saudita.

Como corolario, el economista canadiense añade: “La Guerra Global contra el Terrorismo” se presenta de cara a la opinión pública como un “choque de civilizaciones”, una guerra entre los valores y las religiones, cuando en realidad se trata de una guerra de conquista, guiada por objetivos estratégicos y económicos.

 

 

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El otro 11 de septiembre  

Chile, al sur del continente, madrugada del 9 de septiembre de 1973,  un tanque de guerra recorre las calles de Santiago y a su paso aplasta a tres vehículos aparcados muy cerca del Palacio Presidencial de La Moneda.

Las fuerzas de la Unidad Popular se ponen en estado de alerta y de inmediato salen a la calle pensando que se trata de un golpe de Estado. La Dirección general del Ejército emite un comunicado a la opinión pública, atribuyendo lo sucedido a la indisciplina de un soldado ebrio que robó un tanque produciendo destrozos en la vía pública.

Ese mismo día, centenares de miembros de la Unidad Popular son detenidos, sus viviendas allanadas y confiscados hasta los cuchillos y tenedores de las cocinas de las amas de casa. Dos días después, Augusto Pinochet bombardeaba La Moneda,  consumando el artero golpe de Estado contra Salvador Allende.

De nuevo el imperialismo norteamericano conseguía derrocar un gobierno progresista en América Latina, el presidente Allende se dirigió por última vez al pueblo chileno aquel 11 de septiembre, a través de Radio Magallanes con emotivas palabras en medio del feroz bombardeo.

 

 

11 de septiembre
Salvador Allende saliendo del Palacio de la Moneda el 11 de septiembre

 

 

“Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile…

Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.

Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.

 

 

Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

El fascismo mostró sus garras, miles de militantes de izquierda, obreros, funcionarios públicos, estudiantes, artistas e intelectuales fueron reprimidos, confinados en estadios y demás sitios usados como campos de concentración, tortura y muerte.

Se desató una terrible represión, los que lograron sobrevivir al zarpazo fascista fueron al exilio, otros tuvieron como destino el confinamiento en cárceles aisladas y alejadas de la geografía chilena, donde morían de inanición o hipotermia debido a las bajas temperaturas del país austral.

 

 

Mario Benedetti le dedicó un poema al presidente mártir:

Para matar al hombre de la paz

para golpear su frente limpia de pesadillas

tuvieron que convertirse en pesadilla

para vencer al hombre de la paz

tuvieron que congregar todos los odios

y además los aviones y los tanques

para batir al hombre de la paz

tuvieron que bombardearlo hacerlo llama

porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz

tuvieron que desatar la guerra turbia

para vencer al hombre de la paz

y acallar su voz modesta y taladrante

tuvieron que empujar el terror hasta el abismo

y matar más para seguir matando

para batir al hombre de la paz

tuvieron que asesinarlo muchas veces

porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz

tuvieron que imaginar que era una tropa

una armada una hueste una brigada

tuvieron que creer que era otro ejército

pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo

y tenía en sus manos un fusil y un mandato

y eran necesarios más tanques más rencores

más bombas más aviones más oprobios

porque el hombre del paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz

para golpear su frente limpia de pesadillas

tuvieron que convertirse en pesadilla

para vencer al hombre de la paz

tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte

matar y matar más para seguir matando

y condenarse a la blindada soledad

para matar al hombre que era un pueblo

tuvieron que quedarse sin el pueblo.

 

 

Ismael Noé / Ciudad VLC

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