Mohamed Abí Hassan-taller de cine-Edgar Narváez
Cada película es una ventana a un
                                     universo único y cada cineasta
                                     tiene una forma especial de
                                     interpretarlo.
 Jean-Luc Godard

 

mitología de la imagen-taller de cine

Podríamos comenzar esta breve disertación diciendo que asistir a los diferentes talleres de cine realizados hasta hace poco en Maracay fue una experiencia fascinante por todas las enseñanzas que nos dejó, tanto en el ámbito cinematográfico como en lo personal.

Apuntamos que los tres talleres de la Red de Cine de Aragua que nos convocan, patrocinados por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), fueron impartidos de forma magistral por los reconocidos cineastas Edgar Narváez, Pablo de la Barra, Nelson Escalona y Rubén Serrano.

El pasado 26 de junio, en los espacios del Conservatorio de Música, se dio inicio a la actividad con el taller de guion impartido por Edgar Narváez, destacado guionista y realizador de cine y televisión, docente e investigador venezolano con una dilatada trayectoria de más de 40 años, quien a través de sus clases y las diferentes redes sociales logró transmitirnos en gran parte su apreciación sobre el arte cinematográfico:

 

El cine es un oficio que requiere rigor. Seguramente, no tengo ninguna duda, que dentro de veinte años habrá cine nacional. Más allá de todas las cuestiones que puedan ser atractivas alrededor de hacer cine, hay una cuestión que para hacer cine se requiere más allá de una vocación, una entrega, y esa entrega se expresa en el rigor con que se hace; entonces habrá buen cine nacional.
No todas las películas serán buenas, porque es la historia de todas las películas: hay películas buenas, hay películas regulares, hay películas malas, hay de todo tipo. Pero estoy seguro de que dentro de veinte años seguirá habiendo cine nacional, porque el cine nacional ha sido un largo esfuerzo en el tiempo y se ha mantenido a pesar de muchas situaciones de dificultades, y no va a ser diferente dentro de veinte años.

 

Edgar Narváez 1b

 

Nuestro facilitador comenzó el taller haciendo un recorrido que abarcó desde la prehistoria, en la cueva de Altamira, con los grabados en las piedras, paseándonos a grandes trazos por la poética de Aristóteles, hasta llegar a nuestros días.

Seguidamente destacó, entre otras cuestiones, la importancia  que implica ir de la idea al guion como guía para el trabajo, para saber dónde y cómo se va a desarrollar cada escena, desde la idea inicial y su proceso de producción, hasta su culminación con la realización de la película. Haciendo la acotación de que se podría comenzar por el final. Subrayando que sin guion no hay producción ni subsidio del CNAC.

 

Taller con Narváez 1

 

También hizo énfasis en la importancia del tiempo en el cine, haciendo hincapié en el presente diegético, es decir, el pasado reciente o paralelo, como si la historia se estuviera desarrollando frente a nuestros ojos, creando una sensación de inmediatez, logrando así que el espectador se pueda sentir más involucrado en la trama.

 

Rashomon-Akira Kurosawa

 

Al respecto hizo alusión a algunas películas como Rashomon (1950), del célebre director de cine Akira Kurosawa (Tokio, Japón, 1910-1998), donde este hace un tratamiento del tiempo de forma no lineal e innovadora, presentando un mismo acontecimiento desde múltiples perspectivas, logrando diferentes versiones a la vez.

Akira Kurosawa.

Igualmente intercambió con los talleristas algunos comentarios sobre destacadas obras y autores de la cinematografía mundial, como El Señor de los Anillos, dirigida por Peter Jackson; La Guerra de las Galaxias, de George Lucas, y La Batalla de Stalingrado, dirigida por Wladimir Petrov, entre otras.

Recordamos que producto de este taller presentamos un guion para un cortometraje basado en un poema homenaje al heroico pueblo palestino, el cual fue sometido a discusión, siendo rigurosamente corregido por nuestro facilitador, quien certeramente procedió a señalar los errores encontrados en la redacción, haciéndonos ver la importancia de la precisión en cada una de las palabras que componen una sinopsis.

 

 

Cabe destacar que Narváez realizó estudios de Comunicación Social en la Universidad central de Venezuela (UCV), luego estuvo en el taller de guiones dirigido por el cineasta Carlos Rebolledo, de donde surgió toda una generación de cineastas como Thaelman Urgelles, Andrés Agusti, Jacobo Penzo e Iván Zambrano, entre otros. Es reconocido por su participación en numerosos filmes nacionales: Muerte en Berruecos, Alejandro Colina, Funes, Máquina y Corazón, entre otros.

Apuntamos que hurgando en las redes nos encontramos con varias entrevistas realizadas al personaje que nos ocupa.

 

Edgar Narváez-Voces del cine venezolano

 

Del programa “Voces del Cine Venezolano”, evento conducido por Omar Mesones y patrocinado por el CNAC, tomamos algunos fragmentos donde Edgard Narváez nos narra algunos recuerdos de su infancia y de sus experiencias y anécdotas sobre este maravilloso arte de la imagen en movimiento:

 

Omar Mesones: Nos gustaría que nos contaras cómo fue tu infancia. ¿Cómo era Edgard Narváez de niño?
 
Edgar Narváez: Esto me recuerda una frase que me dijo una vez un rabino sefardí allá en Buenos Aires. Estábamos haciendo un programa, un documental sobre inmigrantes en América Latina, y él dijo una frase que a mí me quedó rebotando y hoy la recuerdo cuando me haces esa pregunta, ya que de una manera u otra todos somos hijos de inmigrantes. Me quedé pensando en esa frase porque yo soy hijo de inmigrantes internos en Venezuela, yo soy fruto de esa inmigración de los tiempos de Medina (Angarita).
Mi padre llegó del oriente venezolano, Daniel Narváez, de la isla de Margarita. Él llegó en un barco a La Guaira siendo muy joven, con 100 bolívares en el bolsillo, y mi madre vino de Los Andes. Entonces ese azar en una geografía tan dilatada como se encontraron y cómo yo aparecí en esta historia. Yo y mis hermanos, por supuesto.

Héctor Monteverde-cine venezolano

Pero, no dejan de ser curiosas algunas cosas que tienen que ver con mi llegada al cine, porque tienen que ver también con mi padre. Yo no lo supe sino años después, que él había comenzado a trabajar en cine. A estos personajes también lo conoce un gran amigo de mi infancia que es Carlos Bolívar con el que comencé en el cine. Primero nos habíamos encontrado en una esquina y luego nos encontramos en el cine, y hemos seguido una amistad por años.
El cuento es que mi padre, cuando llegó, uno de los trabajos que encontró fue de ayudante de escenografía en una empresa llamada Atlas Film. Eso lo descubrí cuando en un álbum familiar me encontré una foto de un “still” (o foto fija de una escena de una película), de esas fotos de promoción donde aparecía Héctor Monteverde con una mujer en una playa. La película se llamaba “Sangre en la playa”. Sí conocía a Monteverde, lo había visto. Entonces le pregunté a mi padre. Luego comprendí muchas cosas.
Comprendí la fiesta que era para mi padre llevarnos al cine. Él nos llevaba con mucho “contento”, vamos a decirlo así, y yo lo disfrutaba mucho de  niño. Recuerdo mucho los cines del centro. A través del cine llegué a la literatura. A la literatura me refiero porque él era un gran lector. Un hombre formado por sí mismo, pero muy ávido de leer. Entonces eso me fue formando, y él sin saberlo. Porque llevaba a sus hijos al cine, porque les regalaba juguetes ópticos, porque compró una cámara ocho, no súper ocho, y proyectaba cosas caseras en casa.
Entonces, todo eso donde había una imagen me fue nutriendo. Mis otros hermanos, si bien cada uno ha seguido lo que ha sido de su interés, su carrera. En el caso mío fue la fotografía y el cine…

 

Daniel «Hippie» Peña, Edgar Narváez y Nelson Escalona.

 

Remata así nuestro personaje al comienzo de esta interesante y extensa entrevista donde podemos apreciar una suerte de autorretrato del artista a través de su contagiosa pasión por el mágico invento de los hermanos Lumiere.

Finalmente, es importante resaltar que con esta crónica cinéfila queremos dejar por sentado que no pretendemos hacer las veces de críticos de cine. Solo nos mueve el deseo de compartir algunas majaderías sobre este raro oficio e intentar motivar a los cinéfilos, donde quiera que se encuentren, a sacar a la luz su pasión por este arte de “cazar crepúsculos”, como bien lo entendía nuestro cronopio mayor, Julio Cortázar.

La película de tu vida-Leonardo Henríquez

 

A modo de provocación, terminamos este primer recorrido cinéfilo citando las palabras del controversial realizador, guionista y editor Leonardo Henríquez (1950), expresadas en su polémico libro: La película de tu vida, ilusorio ensayo para comprender (de una puta vez) la edición cinematográfica (2013), perteneciente a la Colección Carlos Rebolledo, ediciones del CNAC:

 

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…Los cineastas que hemos enseñado cine somos vistos como rara avis en los predios universitarios. Nada más sospechoso e incómodo que alguien ejerza, y practique, lo que enseña. Si lo prefieren, tómenlo como una boutade cinefilítica, una provocación, no importa, es verdad. En revancha aconsejo a mis discípulos, con alevosía y desde el primer día de clases, que, en vez, estudien algo útil: filosofía, historia del arte o, en el mejor de los casos, medicina nuclear.
El cine se aprende haciéndolo, a trompicones y en la calle; y los estudios sobre teoría cinematográfica deberían ser considerados como un acto de fe individual, reverenciados como un hobbie o, si lo prefieren, como un vicio: algo placentero, pecaminoso, lúdico y lúbrico, para poner en práctica cuando lo necesitemos. Como la masturbación. Imagínense, metafóricamente, qué aburrida sería la vida sin Ella. A la teoría, me refiero. Es igual.
El goce es la iniciación al arte. Aquello, tan ambiguo y tan cierto: Si natura non da Salamanca non presta, no podría ser más adecuado –si el talento no fluye y requiere de instrucción académica– para confundir este acertijo. Es todo.

 

(Continuará). ¡Salud, Poetas!

 

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Mohamed Abí Hassan (El Tigre, 1956). Poeta, artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación, Mención Artes Plásticas (cum laude), por la Universidad de Carabobo (UC). Ha ejercido la docencia en la UC y en la Universidad Arturo Michelena. Ha sido colaborador en las revistas Poesía y La Tuna de Oro (UC). Primer Premio II Bienal de Literatura Gustavo Pereira, Mención Poesía 2013; Primer Premio IV Bienal de Literatura José Vicente Abreu, Mención Poesía 2016; Primer Premio Concurso Nacional del II Festival 3.0 de Historias Comunales Ramón Tovar (2022).

Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional de Poesía de la UC. Coordinó el Taller de Formación de Cronistas Comunales en Mariara, estado Carabobo, auspiciado por el Minci, la Revista Nacional de Cultura y el Centro Nacional de Historia. Actualmente se desempeña como facilitador de talleres de iniciación en la creación literaria, así como talleres sobre patrimonio histórico.

 

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