Aunque los presocráticos, primeros filósofos griegos, se preocupaban más por la naturaleza y el cosmos que por el hombre y su mente, hay fragmentos y aforismos, y excelentes descripciones, que desnudan los mecanismos del alma: “No hagas aspavientos, que es de locos”, recomienda un  sabio. Y mi preferido sobre las crisis: “En la tormenta más obscura, los relámpagos alumbran el camino”.

Pero será en Sócrates, a través de Platón y luego en Aristóteles, donde veremos la exposición de las primeras teorías sobre el Yo y su aparato psíquico, los diferentes tipos de locura, a través del método filosófico del diálogo, mecanismo de la mayéutica donde la verdad emerge del mismo individuo, método antiguo, aplicable para la curación por la palabra.

Sabemos que Freud se interesó por el modelo del aparato psíquico platónico, el del auriga y dos caballos, uno negro y otro blanco, con lo que representaría el Yo (ego), el Superyo y el Ello (otro modelo, en La Republica, con hombre, león y quimera, y así sucesivamente, dentro del hombre un hombrecito, leoncito y quimera, pudo ser muy útil a Jung, pero le pasó de largo).

Pero no solo los filósofos, el Teatro Griego: la Tragedia con su puesta en escena de la familia: padre, madre e hijos como personajes dramáticos, permitió a Freud descubrir el complejo de Edipo.

La catarsis, que es uno de los fines del psicoanálisis, era un término médico griego que se tomó de la poética de Aristóteles, y era uno de los mecanismos del género de la Tragedia. Sófocles y Eurípides: los dos paralelos a Platón y Sócrates, y antes Esquilo más bien a los presocráticos.

Y como fundamental el papel del deseo en El Banquete, el principal Diálogo de Platón, donde hallamos la primacía de Eros, que será el primer motor del modelo freudiano. El Diálogo como vehículo de la mayéutica ejercerá influencia en otra de las grandes escuelas psicoterapéuticas contemporáneas como lo es la terapia cognitivo-conductual de Beck y el tratamiento de las condiciones arbitrarias.

Se lamenta Pedro Lian Entralgo, historiador de la Medicina, que no se conectó la Academia platónica con la Escuela hipocrática, y hubo que esperar dos mil años a que la Psicoterapia, salida de la Filosofía, entrara a la Medicina y a la Psiquiatría.

En Roma volvemos a encontrar Filosofía y Psicoterapia juntas en Marco Tulio Cicerón y sus famosas Cuestiones Tusculanas, donde receta la Filosofía como cura de las enfermedades del alma, especialmente la depresión o melancolía.

Los filósofos estoicos recomendaron el auto control y el  entendimiento entre cuerpo y el Yo: “Mente sana en cuerpo sano”. Aunque persiste el divorcio entre Medicina y Filosofía curadora. No interesa la Psicoterapia ni a Galeno ni a Celso.

 

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Será con Paracelso, en el Renacimiento (para-celsus), que se reencuentren la Filosofía y la Medicina. Y ya en el  siglo XX, con Freud, la curación por la palabra (por la Filosofía) se reencuentra con la Medicina. Asimismo se inicia la Psiquiatría existencial cuando la Fenomenología será el soporte de la Psicopatología.

El filósofo existencialista, y también psiquiatra, Karl Jaspers escribirá su Psicopatología General, y Heidegger dictará para psiquiatras sus seminarios. Víctor Frankl y su Logoterapia, tercera escuela de Psicoterapia de Viena, establecerá firmemente la relación entre el amor al saber y la curación por la palabra, hasta plantear incluso que un hombre común y corriente sin una filosofía de base, o una teología, podría enfermar.

 

Filosofía y Psicoterapia-UC-Casa Don Bosco-objetivo del curso

 

Estas reflexiones las compartimos con motivo del curso Aportes de la Filosofía a la Psicoterapia, que dictarán los profesores Carmen Rodríguez, Jairo Pérez, José Tadeo Morales y Felipe Ramírez.

El programa luce muy interesante: Relación filosofía y psicoterapia, El problema negativo del sentido, Voluntad de poder, Identidad y sentido, y El sentido positivo de la existencia.

Se revisaran entre otros autores a Heidegger, Sartre, Foucault, Levinas, Camus, Kierkegaard, Marcel y Jaspers. El curso inicia este sábado 3 de mayo en la Casa Don Bosco, cerca de la redoma de Guaparo.

Saludamos este nuevo espacio de diálogo filosófico en nuestra ciudad.

 

Ciudad Valencia / Pedro Téllez