El poeta venezolano Cecilio Acosta –quien vivió entre 1818 y 1881–, fue, a decir de sus contemporáneos, un hombre modesto y bondadoso que jamás esperó nada a cambio de lo mucho que daba.
“Cuando tenía que dar, lo daba todo; y cuando ya nada tenía, daba amor y libros”, dijo de él en su necrología el prócer cubano José Martí.
Tal desprendimiento, aunado a su timidez, sirvieron de base para su habitual estrechez económica. Igual a Balzac, estuvo siempre asediado por los acreedores.
Pero, pese a su bonhomía e introversión, Acosta era rápido y certero en sus respuestas, como se refleja en las dos anécdotas que van a continuación.
En cierta ocasión, se hallaba con un grupo de amigos en una tertulia y hasta allí llegó una mujer prestamista a cobrarle una deuda o para que, al menos, le hiciera un abono.
Como todos los presentes la conocían y algunos también tenían trato económico con ella, le hicieron bromas sobre su edad, ya que tenía más de un lustro diciendo que contaba 29 años.
Para eludir dichas bromas, la mujer se dirigió a Acosta y le urgió:
–¡Dígame cuándo puedo pasar por su casa para que me abone o me pague lo que me debe!
El poeta y periodista respondió:
–Pase usted por mi casa el día que cumpla treinta años. Ese día espero saldarle mi deuda.
Debido a su bondad natural, muchas personas buscaron a Acosta para aprovecharse de él. En otra ocasión, recibió la visita de un caballero adinerado.
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Mientras le daba la mano al poeta, el hombre se presentó e hizo ostentación de su riqueza. Luego, le manifestó su admiración y apoyo por un artículo que Acosta había publicado sobre emigración.
–Coincidimos en todos los puntos de vista –señaló el caballero– y por eso he venido a visitarlo. Yo también domino el tema pero, lamentablemente, no tengo la misma facilidad que usted para expresarme… Y, ya que coincidimos en todo, quisiera que usted me escribiese un artículo sobre ese tema para publicarlo con mi firma.
Indignado, Acosta contestó:
–Siento mucho no poder complacerle, porque en verdad coincidimos en una sola desgracia: yo soy pobre y no lo merezco y usted es rico y tampoco lo merece.
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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).
Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una soga, La vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños Teresa, Mi mamá es más bonita que la tuya, Evitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.
«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».
Ciudad Valencia / Foto del autor: José Antonio Rosales
