“Conversación en Noche Vieja con Armando Amanaú” por Luis Alberto Angulo

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1.

“Conversación en Noche Vieja con Armando Amanaú”… La manera como se lee ha venido cambiando a través de la historia de la escritura. Existen trabajos sobre eso. La imprenta creó un lector nuevo, fundamentalmente a través del libro impreso que se convirtió en un objeto rotundo de la vida cultural durante cinco siglos.

En los últimos años la influencia de las computadoras, el surgimiento de la Internet y de la inteligencia artificial ha ido modificando la manera de escribir y hacer los libros con un impacto también en la manera de leerlos; la era digital, ha creado un nuevo lector.

Hay análisis esperanzadores y apocalípticos respecto a esto; recojo aquí este fragmento de la conversación de Noche Vieja con ese extraño personaje que es el poeta Armando Amanaú, cuyos datos personales son casi inexistentes por deseo y voluntad personal. El coloquio que se inició con la anterior reflexión derivó, sin embargo, hacia otro ámbito, el de intentar conocer un poco más del personaje que es el mismo Amanaú pese a su clandestina existencia.

 

2.

Poeta, no he vuelto a ver publicaciones tuyas en los periódicos digitales ni en las redes sociales donde en cierto momento has tenido mucha presencia; ¿a qué se debe esto?

En los medios digitales poco lo hago. Tengo la impresión de que nadie está leyendo allí mucho o se lee muy superficialmente. Es decir, siento que nadie tiene auténtico interés por lo que hago y todo se convierte en una simulación y pérdida de tiempo. Sabemos que todo es ilusión, como expresa el pensamiento de la antigua cultura india, pero resulta desalentador comprobar de manera rotunda la inexistencia a través de la virtualidad: no hay texto ni lector, tampoco autor. Escribo ahora para unos diez lectores amigos que tienen la amabilidad de acusar recibo y hasta de comentar mis artículos. Son lectores profesionales que se alfabetizaron con los impresos y conservan entre ellos algo en común, el gusto por la lectura.

 

¿La nueva poesía qué te parece?

A mí me parece que la poesía siempre es nueva, siempre es joven, no envejece. El tiempo es una prueba irrefutable. El texto prematuramente envejecido nunca alcanzó ese nivel. Un lenguaje sordo  y mudo no puede aspirar a que se le oiga, pese a que la inteligencia puede conseguir  que la propuesta se haga medianamente inteligible; pero, ¿solo es eso lo que tiene e intenta decir?  Se escribe para uno mismo y para los demás; las dos instancias son básicas, y en verdad son una sola.

 

A propósito de esa inquietud tuya; ¿qué le dices a los más jóvenes?

Que no se rindan, que perseveren y se hagan una cultura. Un poeta está obligado a conocer su tradición. La poca lectura no logra originalidad y sí una expresión ripiosa y anémica.

 

No obstante, hay muchas expresiones de esa tendencia; ¿por qué sucede eso?

Hay muchos patrones que se imitan. Y existen “cofradías” que se promocionan ellas mismas y de hecho se “auto proclaman”. El “facilismo” es una verdadera trampa. En las redes  se impone esa supuesta aceptación, que el joven poeta confunde con valoración.

 

El fondo y la forma: se decía antes que la poesía es forma esencialmente.

Lo que se dice no está separado de cómo se dice, resulta obvio decirlo; y, sin embargo, aún se habla de ello. La forma no es un molde para rellenar con nobles palabras e ideas propias o ajenas. El lenguaje está vivo porque el sujeto que lo expresa lo está en su logro. El poeta es importante y debe cuidarse muchísimo, estar atento y saber fluir. El texto es una concreción y se va defendiendo él mismo, incluso de las otras voces a su alrededor como posibilidades expresivas, y también en las concesiones al gusto literario que se cuelan. El texto lucha consigo mismo y pone a trabajar sin descanso a su creador, quien debe en algún momento mantenerse al margen.

 

¿Qué le exiges al poema que lees? Al texto, como tú lo nombras.

Uno no debería exigirle nada. Debería aceptarlo tal como es, pero a veces el lector carece de tiempo, o supone no tenerlo. Creo que, como creador,  tú tienes el derecho, y también la obligación, de exigirle mucho al texto que escribes. A un “texto poético” se le debe exigir que tenga poesía y, al “narrativo”, que por lo menos eche el cuento. Eso es obvio.

 

¿Cómo ves a la poesía nuestra contemporánea?

Tú sabes que es una pregunta excesiva que no puedo responder y quizás tampoco haya quien pueda hacerlo. Siempre he leído mucha poesía, pero no es suficiente. Solo leo en mi idioma. Supongo que la poesía escrita en Venezuela en la segunda mitad del siglo XX es muy buena. Diría que, en general, es muy buena. He conocido grandes expresiones poéticas, a la mayoría de ellas quizás los críticos literarios las consideren  de tono menor y gran aliento. Es cosa de ellos y sus estudios comparativos. A mí me han hecho vivir, saber.

 

Pero, ¿puedes hacer una lista, entre esa poesía cercana a ti, la de tu gusto, de expresiones de gran aliento?

Nombro sólo a aquellos  cuya obra aún vive: Vallejo, Drumond, Martí, Cardenal, Arvelo, Huidobro, Palomares, Padilla, Gerbasi, Ledo, Borges, Neruda, Pacheco, Terán, García, Garro, Zalamea…

 

3.

Finalmente, ¿qué decir?

Que el gran lenguaje es el de la poesía; la poca percepción poética le hace mucho daño a todo. Se deben publicar continuamente las mejores expresiones poéticas escritas en nuestro idioma y las traducciones notables. Los lectores asumirán ese reto; de ello estoy plenamente convencido.

 

Brindis…

 

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COPAS

 

hay copas altas de árboles
donde vemos llegar el viento
que pasa entre sus frondas

 

rocas de cristal esculpidas añorantes de la nostalgia

 

copas que ofrendan la misa mañanera o el roce metálico
de la taberna pobre

 

copas amantes derramando
el licor dulce de la entrega

 

(chocan en el silencio
de la noche y se oyen
más allá del tiempo)

 

copas de la imaginación
brindando el vino del ensueño
derraman su humedad profunda
en la distancia donde bebe
cada quien su propia sombra
y refulgir maravillado

 

copas del tiempo y de la magia para escanciar el vino del encuentro
que va y viene en el presente eterno

 

***

Luis Alberto Angulo [Rivas]. PoetaNació en Barinitas, estado Barinas (1950). Reside en Valencia desde hace cincuenta años. Es autor de los libros de poesía Coplas de la edad ligera (2021), Antología del decir (2013), y La sombra de una mano (2005), publicados por Monte Ávila Editores Latinoamericana, así como de Fusión poética (2000) en la Universidad de Carabobo, institución en la que obtuvo el Primer Premio del IV Concurso Internacional de la Revista Poesía.

También es premio nacional de poesía Dr. Francisco Lazo Martí. Ha publicado selecciones poéticas de San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, Enriqueta Arvelo Larriva, Ana Enriqueta Terán, Lubio Cardozo y Ernesto Cardenal, y la antología Rostro y poesía, Poetas de la Universidad de Carabobo.

Es coautor de las compilaciones: El corazón de Venezuela, patria y poesía, y de Poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano.

Fue director de la Revista Zona Tórrida (UC) y de REDVE (Red Nacional de Escritores de Venezuela).

 

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