“Noche de paz” por Luis Alberto Angulo

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La noche de paz es una aspiración humana y divina en medio de un mundo desesperado y desesperante.

Se habla de la paz porque existe la guerra. Una guerra feroz, que no está  constreñida solo a los campos de batalla. Convive con nosotros a diario; somos sus víctimas y a veces los victimarios, aun sin fusiles, tanques o misiles. También es verdad que ahora, en la mayoría de los casos, no hay guerras convencionales. La acción bélica se despliega de tantas formas que algunas, muy sutiles, pasan inadvertidas para lo que creemos significa la conciencia.

 

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Existe la enorme guerra interior de las emociones y las contradicciones internas. El antagonismo de una conciencia intranquila, el de una mente atormentada saltando compulsiva de una cosa a otra: “como un mono en un árbol saltando de rama en rama.” El individuo humano neurotizado es un ser sufriente; la gradación de su sufrimiento es también la de su enfermedad. El ruido interior es mucho más letal que la algarabía externa.

 

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El gran regalo de la Noche de paz es detener todas las confrontaciones y acciones bélicas que se están produciendo, internas y externas. El nacimiento de esa esperanza  en términos simbólicos toca a cada individuo de esa humanidad “sintiente” de los seres vivos. Creer todo o no creer en nada son extremos de la visión que fragmenta la percepción y nos divide.

 

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La noche de paz también es el regalo de las personas pacíficas, de los inocentes, de quienes viven “en la gracia de Dios”; por ello está asociada al mundo de la niñez. Se celebra la infancia del mundo, un nuevo comienzo.

 

 

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La noche de paz no es una noche de carnaval. No es el de la pérdida de sentido entre todos, sino la del encuentro de sentido con todos. Es ciertamente como reza la conocida canción que lleva ese nombre: Noche de amor. El sentimiento más profundo y noble que humaniza a los individuos de cualquier sociedad en cualquier tiempo.

 

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Las grandes naciones se arman hasta los dientes porque se sienten amenazadas, sin percatarse de que ellas son la amenaza. Libran guerras a distancia porque suponen que de esa manera son indemnes, pero la guerra también las carcome. Sus líderes ignoran lo elemental.  El enemigo es la ignorancia. Nadie escapa de su sombra sin desaparecer.

 

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Perpetuar la ignorancia es eternizar el sufrimiento. La visión dualista, que separa las cosas sin advertir la relación entre ellas, impide ver completamente la realidad y vivir la plenitud de nuestra existencia.

 

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Noche de paz

 

(Joseph Mohr – Franz Xavier Gruber)

 

Noche de paz, noche de amor
Todo duerme alrededor
Entre los astros que esparcen su luz
Bella, anunciando al niño Jesús
Brilla la estrella de paz
Brilla la estrella de amor
Noche de paz, noche de luz
Ha nacido Jesús
Pastorcillos que oíd anunciar
No temáis cuando entréis a adorar
Que ha nacido el amor
Que ha nacido el amor
Desde el pesebre del niño Jesús
La Tierra entera se llena de luz
Porque ha nacido Jesús
Entre canciones de amor

 

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Luis Alberto Angulo [Rivas]. PoetaNació en Barinitas, estado Barinas (1950). Reside en Valencia desde hace cincuenta años. Es autor de los libros de poesía Coplas de la edad ligera (2021), Antología del decir (2013), y La sombra de una mano (2005), publicados por Monte Ávila Editores Latinoamericana, así como de Fusión poética (2000) en la Universidad de Carabobo, institución en la que obtuvo el Primer Premio del IV Concurso Internacional de la Revista Poesía.

También es premio nacional de poesía Dr. Francisco Lazo Martí. Ha publicado selecciones poéticas de San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, Enriqueta Arvelo Larriva, Ana Enriqueta Terán, Lubio Cardozo y Ernesto Cardenal, y la antología Rostro y poesía, Poetas de la Universidad de Carabobo.

Es coautor de las compilaciones: El corazón de Venezuela, patria y poesía, y de Poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano.

Fue director de la Revista Zona Tórrida (UC) y de REDVE (Red Nacional de Escritores de Venezuela).

 

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