En honor a ese “Pepe Grillo”
En estos días hablaba por teléfono con un amigo. Él respondía a mis incesantes preguntas, mientras yo recuperaba esos recuerdos acerca de cómo yo escribía en aquel taller literario donde nos conocimos.
Hubo un momento en el cual me dijo que esa semana le tocaba cuidar a su mamá. De esta intimidad familiar tuve conocimiento hará unos cuantos meses. Él no es muy abierto para hablar de su familia, lo contrario a mí, que soy parlanchina, y si me ponen el tema de los hijos a tirito, comienzo a mover las manos y los brazos como lo haría un típico italiano.
Mientras la llamada transcurría, allá desde donde estaba mi amigo apareció el ruido de agua cayendo y la voz de él indicando, tiernamente, algunos ejercicios a su madre. De pronto su voz me llegaba en cámara lenta y enseguida una imagen se abrió en mi mente mostrándome la maravilla de un paisaje rodeado de árboles y flores de distintos colores.
Una hermosa fuente que cantaba al ritmo de la melodía que comenzaba a sonar en medio de un patio sin techo. Aquella señora, iluminada por reflectores, apareció en medio del salón con un vestido al estilo de cuando era joven y con una sonrisa que iluminaba el tiempo. Lentamente se le acercó su hijo y, tomándola por la cintura, comenzó a guiarla de una manera muy amorosa.
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Mientras todo esto sucedía, en otro rincón de mi mente, al otro lado del celular, escuchaba cuando él me recordaba esa primera vez del taller literario y lo que yo comenté en un escrito sobre lo maravillada que me sentía cuando caminaba por las calles viendo la posibilidad de escribir cuentos o historias de todo aquello que iba viendo.
La capacidad no se pierde, solo se duerme, y fue lo que me pasó a mí. Mientras él hacía las veces de “Pepe Grillo” en mi mente, yo disfrutaba del espectáculo que había emergido por solamente escuchar el burbujear del agua y la expresión de amor hacia su madre.
¡La edad es el cúmulo del tiempo que se acurruca en una mente en declive!
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Carmen Beatriz Pacheco (Caracas, 1951) es cronista, dibujante y aficionada al haikú y al microrrelato. Ha participado en el Taller de Lectura y Escritura Creativa del Museo de Arte Valencia (MUVA) con el Prof. Ramón Núñez. También formó parte del grupo CEINFOLEIM, dirigido por el escritor José Luis Troconis Barazarte.
Integra el Laboratorio Narrativo Zuaas en cuyo libro colectivo «Relatos de lluvia (historias que caen del cielo)» (2025) interviene con tres relatos breves. También integra la Escuela Virtual «Historias en Yo Mayor» de la Fundación FahrenHeit 451 (Colombia).
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