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El pasado 2 de junio de 2023 se cumplieron 61 años de la heroica y célebre rebelión cívico-militar, que quedó grabada en nuestra memoria histórica como “El Porteñazo”. Siempre recordado, en virtud de ser el municipio Puerto Cabello, de nuestro estado Carabobo, el escenario de este acontecimiento que sigue vivo en nuestra conciencia histórica, especialmente en la generación de combatientes revolucionarios de los años 60-70-80 del pasado siglo XX, hasta nuestros días.

“El Porteñazo” es también el epónimo de la primera rebelión cívico-militar que surgió contra el naciente Pacto de Punto Fijo de 1958 (AD-COPEI-URD-FEDECÁMARAS-ALTO MANDO MILITAR Y ALTO CLERO), como instrumento de dominación apátrida y antipopular, adherido a la nefasta Doctrina Monroe, ideado y puesto en marcha desde el Departamento de Estado del imperialismo norteamericano.

El Porteñazo surge en medio de la agudización de la lucha social y política revolucionaria contra ese gobierno pro-yanki y antipopular del presidente Rómulo Betancourt (13 de febrero de 1959 hasta 13 de febrero de 1964), quien ya tenía más de tres años en el poder sin resolver los problemas más graves del país y de nuestro pueblo. Además, era muy evidente su traición a las expectativas del pueblo en cuanto al bienestar social, la participación política y la defensa de nuestra soberanía.

De hecho, la Reforma Agraria que puso en marcha fue fraudulenta porque repartió tierras, sí; pero sin apoyo financiero, tecnológico ni administrativo para los campesinos pobres, quienes optaron por revender esas tierras para emigrar a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida; o quedarse en el campo como peones de los grandes hacendados y terratenientes.

De hecho, un fuerte sector de la juventud y militantes adultos de AD, que era el partido de gobierno, se rebelan, se separan y fundan, el 9 de abril de 1960, el nuevo partido llamado Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Le siguen, además, el Partido Revolucionario Nacional (PRN) y el Grupo ARS. Estas tres escisiones debilitaron la base política de Betancourt y provocaron la pérdida de la mayoría en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la República para el siguiente período legislativo.

Estas fuerzas emergentes no solo desconocieron a Betancourt por ser un traidor al pueblo y a la verdadera democracia; sino que también lo enfrentan en la lucha política por el poder y la transformación revolucionaria de nuestro país.

De manera que la traición al campesinado, al pueblo de las ciudades y a la patria, por parte de Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, con su entrega al imperialismo yanki y a la burguesía criolla, apátrida, parasitaria y rentista, genera un enorme descontento en el pueblo de Caracas y en la oficialidad patriótica, honesta y revolucionaria de las Fuerzas Armadas de la época.

Frente al creciente descontento popular, generado por la traición de Rómulo Betancourt, la respuesta que él mismo dio fue la represión policial y militar. El ejemplo de eso fue la orden de reprimir la famosa huelga de los desempleados en las puertas de Miraflores.

Igualmente, su alianza y subordinación con Estados Unidos, su desprecio hacia el pueblo y su odio criminal contra los comunistas del PCV y la juventud revolucionaria del MIR, lo convirtieron en un presidente asesino, convicto y confeso, cuando dio la triste y célebre orden a los cuerpos policiales y militares de “Disparen primero y averigüen después”.

La crisis política de ese momento, fue generada por la traición de Betancourt y Caldera a las expectativas del pueblo y las fuerzas patrióticas de la nación. Ellos dos negociaron Y SE ENTREGARON a los intereses de EEUU. Se sometieron a su tutelaje, primero, con el nefasto y entreguista pacto de Nueva York, antes de la caída de la dictadura militar del general Marcos Pérez Jiménez; y después, en Venezuela con el Pacto de Punto Fijo que reafirma y amplía el modelo de dominación gringa bipartidista adeco-copeyano.

De manera que esos elementos, generaron el descontento y la frustración en que se sentían las fuerzas verdaderamente patrióticas, democráticas y revolucionarias de nuestro país. El presidente Rómulo Betancourt aplicó abiertamente una política anti-popular y anti-nacional, de confrontación y violencia, para provocar y justificar la represión y los crímenes contra las fuerzas del PCV y del MIR.

En ese contexto, los comunistas, los revolucionarios del MIR y los militares patriotas y democráticos, no tuvieron otra alternativa sino la de utilizar también la fuerza armada, la violencia revolucionaria y popular para derrotar y sacar de Miraflores al presidente traidor y criminal: Rómulo Betancourt.

Surgió así la necesidad histórica de poner en marcha la revolución necesaria, popular, patriótica y revolucionaria, frente a un gobierno que no tenía ninguna voluntad democrática para llamar al diálogo y la paz; sino que desató su furia y dio la orden a las fuerzas represivas de la Guardia Nacional, el ejército y la Aviación: “Disparen primero y averigüen después”,

De manera que “El Porteñazo” es un hecho histórico y trascendente por las siguientes razones:

Una, fue el resultado dialéctico de un proceso de contradicciones socio-políticas, sistémicas y doctrinarias dentro de la sociedad venezolana y del poder del Estado que rige sus destinos.

Dos, mostró ante el mundo entero la vigencia de fuerzas militares patrióticas y revolucionarias del pueblo venezolano, dentro de la estructura militar del Estado burgués, controlado por el imperialismo yanki y la burguesía apátrida y rentista.

Tres, nuestros militares patriotas mantienen en alto, el legado histórico de nuestro libertador Simón Bolívar y su doctrina de la Gran Colombia; en contraposición a los designios de la Doctrina Monroe, instrumentada por el Pentágono para negar nuestra existencia libre y soberana.

En entrevista realizada por el periodista y ministro de Cultura, Ernesto Villegas (02-06-2022), a nuestro insigne compatriota Víctor Hugo Morales, capitán de corbeta para ese entonces y ahora, con 96 años de edad y único sobreviviente de los jefes militares que dirigieron esa primera rebelión cívico-militar contra el nefasto pacto de Punto Fijo, expresó lo siguiente:

“En esa época fueron muchos los oficiales del ejército, armada e infantería de Puerto Cabello, Carúpano, Maracay y otras ciudades, descontentos con el gobierno de Betancourt, quien había traicionado los ideales democráticos del 23 de enero de 1958, dándole la espalda al pueblo”.

“Existía mucho movimiento de juventud alzada en las calles de Caracas, Mérida y otras ciudades que mostraban ese gran descontento. Además, la Revolución cubana fue un faro de inspiración”.

La respuesta dada por el presidente Rómulo Betancourt dejó un triste saldo de más de 400 muertos y 700 heridos…”Eso sí, a diferencia del Carupanazo, el Porteñazo representó una conspiración cívico-militar de más magnitud, tanto por las fuerzas involucradas como por la intensidad de la lucha…La población, caramba, era admirable como se comportó ese día”, finalizó su relato Víctor Hugo Morales.

Para quienes hemos sostenido siempre la tesis de la unidad cívico-militar, como estrategia permanente de la revolución liberadora y socialista, es importante tener en cuenta cómo ha sido la relación de su continuidad histórica y programática, vivenciada desde la derrota, las victorias y la resistencia victoriosa.

Efectivamente, la primera acción de los líderes de “El Porteñazo” y sus propuestas no pudo obtener la victoria; sino la derrota con muertes y encarcelamientos (junio de 1962).

La segunda sí logró la victoria por la vía electoral y dio inicio al desarrollo programático del actual proceso revolucionario bolivariano, bajo la sabia conducción del comandante eterno Hugo Chávez (1999-2012).

La tercera, en la que estamos hoy, nos ha tocado resistir y batallar contra la guerra multifactorial y no convencional, puesta en marcha por Estados Unidos, para destruirnos totalmente y luego posicionarse como amos de nuestro país. Literalmente, nos ha tocado RESISTIR, MANTENER LA PAZ DE LA REPÚBLICA Y VENCER AL IMPERIO Y SUS LACAYOS, bajo la sabia conducción táctica y estratégica del presidente Nicolás Maduro (2012-2023).

La correlación de estos tres momentos históricos, es lo que le da sentido al título de este artículo: “Del porteñazo de 1962 al Madurazo de 2012-2023”. A partir de las cinco (5) propuestas de la primera vanguardia militar, derrotada el 4 de junio de 1962, correlacionamos con el periodo de victorias construidas por el comandante Hugo Chávez y cerramos con el actual periodo actual de resistencia, recuperación y consolidación estratégica del proceso revolucionario bolivariano con base en la unidad cívico-militar-policial-religiosa, bajo la conducción del presidente Nicolás Maduro. Veamos esa correlación de continuidad de la siguiente manera:

1.- La necesidad de instalar un gobierno popular, democrático y nacionalista. No se pudo, el pueblo no participó y la vanguardia política-militar salió derrotada ese 4 de junio 1962

Con el comandante Chávez, logramos poner en marcha el desarrollo del Poder Popular con base en las diez (10) Leyes que lo sustentan y el marco constitucional de la democracia participativa y protagónica, que establece los referendos y el control soberano de nuestra industria petrolera.

Con el presidente Nicolás, se ha salvado y consolidado el gobierno popular, se ha fortalecido la democracia participativa y protagónica y la nación goza de estabilidad institucional, respeto y reconocimiento internacional.

2.- Restablecer la plena vigencia de la Constitución de 1961, el estado de derecho y el debido proceso. Esta fue la respuesta de los militares patriotas a la política represiva y anuladora de las garantías constitucionales, puesta en marcha por Rómulo Betancourt durante su mandato.

Con Chávez, hoy tenemos la nueva Constitución de 1999 que consagra todos los derechos civiles, humanos y universales que se ejercen y respetan con absoluta libertad en todo el territorio nacional. La nueva CRBV consagra el Estado de derecho y de justicia que no existía en Venezuela.

Con Nicolás, hemos defendido y evitado que los apátridas y el imperio deroguen nuestra CRBV por la vía del golpe de Estado como lo intentaron el 12 de abril de 2002, pues, inmediatamente, el pueblo salió a la calle el13 de abril rescató a su comandante y su Constitución, porque en ella están consagrados los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y cultuales.

 3.- Establecer relaciones políticas, económicas, sociales y culturales con todos los países del mundo en condiciones de equidad y respeto. Con esta propuesta, nuestros militares del Porteñazo, se orientaban hacia la superación de la dependencia de nuestra nación respecto a Estados Unidos. 

Con Chávez se inició y con Maduro se ha consolidado nuestra inserción estratégica en el proceso internacional de construcción del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar.

Hoy, por encima de todos los bloqueos y agresiones de Estados Unidos, nuestro país mantiene y fomenta relaciones diplomáticas, económicas, políticas, culturales, científicas y deportivas con todos los pueblos y naciones del mundo, especialmente con toda la América y el Caribe, con China, Rusia, Irán, Siria,  India y demás naciones y pueblos de África, Asia y Europa.

Por primera vez, el país tiene y ejerce soberanamente su propia política internacional en lo diplomático, lo económico, social y cultural con todas las naciones y pueblos de Nuestra América y el nuevo mundo global.

4.- Garantizar la independencia nacional y la plena vigencia del principio de la autodeterminación de los pueblos. Con esta propuesta se reafirmaba la necesidad de rescatar la independencia y la soberanía plena de la República.

Con Chávez y con Nicolás, nuestra Venezuela ha consolidado su propia política internacional con absoluta independencia y respeto a la autodeterminación de los pueblos, reconocida, apoyada y seguida por muchas otras naciones. La voz del presidente Chávez, primero; y luego, la de Nicolás en la ONU, OEA, UNASUR, ALBA, CELAC y todos los demás foros internacionales o regionales, no es solo la voz de Venezuela, sino la voz de todos los pueblos oprimidos del mundo, desde Haití hasta Palestina, desde El Bronx latino de Nueva York hasta la resistencia en Irak o Libia.

5.- Desarrollar políticas económicas orientadas a garantizar el desarrollo armónico, sustentable y permanente de todos los sectores de la vida nacional.

Hoy, el Estado venezolano es dueño absoluto de la principal empresa petrolera del país, de la industria minera, de la distribución de alimentos, de los puertos y aeropuertos, de las telecomunicaciones, de la educación y de una vasta red de servicios médicos populares de la Misión Barrio Adentro.

Igualmente, el gobierno de Nicolás promueve la construcción de viviendas a gran escala con la Gran Misión Vivienda Venezuela, el desarrollo agrícola con la Misión Agro Venezuela y Agropatria, la economía popular y social, las redes de distribución de alimentos: Mercal, Pdval y la Bolsa de los CLAP, Comité Local de Abastecimiento y Producción, entre otros.

Ubicar “El Porteñazo” en ese amplio contexto histórico (el antes, y el después), que hemos descrito esquemáticamente, nos permite afirmar que más allá del innegable protagonismo emocional, aguerrido y heroico de una generación de jóvenes revolucionarios, emergente del estallido luminoso del 23 de enero del 58 y fuertemente inspirada en la victoria de la revolución cubana liderada por Fidel, El Che y Camilo Cienfuegos, se trata esencialmente de la recurrencia de una tradición histórica que subyace y emerge desde las entrañas de nuestra identidad india, negra, mestiza, caribeña, tropical.

 

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En tal sentido, decimos que la tradición libertadora de la República, la reconocemos en “El Porteñazo”, “El Caracazo”, “La rebelión del 4F”, la elección presidencial de Hugo Chávez el 8 de diciembre de 1998, “El 11 y el 13 de abril de 2002”. en la Unidad cívico-militar-policial-religiosa, en la CRBV, en el PLAN DE LA PATRIA, en el Poder Popular, en la unidad e integración de los pueblos de Nuestra América y el liderazgo irreductible e indestructible de nuestro presidente Nicolás Maduro.

Por eso y mucho más de nuestra historia, vale decir que con “El Porteñazo” de 1962 nació la unión cívico-militar del siglo XX. Con Hugo Chávez, esa unidad estratégica, se potenció y consolidó, el 13 de abril de 2002, y con nuestro actual presidente Nicolás Maduro, nuestra unión cívico-militar-policial-religiosa nos garantiza que somos y seguiremos siendo, un pueblo y un proyecto indestructible.

Ubicamos, entonces, nuestra gesta liberadora cívico-militar-religiosa bolivariana-chavista  entre dos paradigmas: “El Porteñazo” que la precede y “El Madurazo” que la conserva y prolonga en el tiempo y el espacio, acumulando las nuevas victorias indestructibles de nuestro tiempo, para seguir abriendo las sendas definitivas de la patria libre, soberana y socialista bolivariana del siglo XXI.

 

Christian Farías / Ciudad Valencia