“Pueblo alzao: 27N” fue presentado este 27 de noviembre en la Casa de la Historia Insurgente. El documental del profesor Gustavo Bastardo nos permite escuchar y ver la historia a través de héroes y revolucionarios que nos encontramos todos los días en la plaza Bolívar o tomándonos un café en Bellas Artes. Es la voz de los civiles que también empuñaron las armas para alzarse contra el régimen entreguista, corrupto, represor y neoliberal que encarnaba la Cuarta República y que tenía bajo cautiverio al Comandante Hugo Chávez.

La investigación que constituye el hilo conductor del documental da cuenta de la profunda relación entre el Caracazo, el 4 de febrero, el 27 de noviembre y la victoria electoral del comandante Chávez en 1998. Una historia que se entrelaza y que tiene como protagonista al proyecto revolucionario y la unión cívico-militar. De ese proyecto aprendí con la fuerza de la sangre, no solo de la derramada por los combatientes, sino la que corre por las venas ¡Viva y roja! Mi padre, Carlos Gómez Castro, es uno de los hombres retratados en este documental. Lo vi en la pantalla y me sentí orgulloso. Fue heroico lo que hicieron esos hombres y mujeres que, luego de los acontecimientos del 27 de noviembre, fueron apresados y torturados por procurar una mejor patria. Vi a mi padre sentado en primera fila y lo sentí victorioso mientras escuchaba su propia historia, entendí eso que tantas veces dijo reivindicando a su generación “Nosotros pusimos nuestra vida a disposición para que esta revolución fuese posible”.

Ser revolucionario en aquellos tiempos era poner el pellejo. La represión y el fascismo existían en Venezuela y eran ejercidos bajo el auspicio del imperialismo norteamericano. No se trataba de una consigna, era la terrible historia del llamado “puntofijismo”. Uno lo puede constatar con Jorge Rodríguez, no obstante, hay una historia que no puede asesinar el fascismo, que permanece rondando el futuro, es la que germina como un legado, como una consciencia. Los hombres y mujeres que lucharon en esos tiempos hoy ya son padres y abuelos. Su ejemplo revolucionario no sólo nutre la memoria de un pueblo heroico, sino que también llena de moral y motivos para luchar a sus hijos y nietos. Su experiencia es un testimonio de lo que no volverá a repetirse en Venezuela: niños y niñas que lloran la ausencia, la desaparición, la tortura de un padre, como se evidencia en el poemario de Jorge Rodríguez (hijo) “Río quemado”.

Cuando se desarrolla el congreso de la Internacional Antifascista es necesario tratar estos temas, pues el pueblo venezolano ha luchado contra este flagelo y vio en los calabozos, en las calles y en los teatros de operaciones los resultados de la Escuela de las Américas. Más recientemente el fascismo ha procurado instalarse con nuevas caras y estrategias a fin de acabar con el proyecto bolivariano, que si bien ha sufrido reveses y traiciones, es nuestra vía hacia el socialismo y el desarrollo humano integral.

Luna en Yare-Hugo Chávez

Entonces, conmemorando el 27 de noviembre, debemos recordar que aunque la derrota definitiva del imperialismo, la transformación de carácter estructural del Estado y la revolución cultural son procesos de largo aliento, ya el pueblo venezolano ha dado pasos importantes al conquistar el poder para desarrollar la democracia participativa y protagónica como concepto fundador del socialismo en su dimensión política… esto nos ha permitido cultivar las comunas y legislar en función de constituir un poderoso aparato productivo que garantice la revolución económica. La Revolución Bolivariana es en ese sentido es la respuesta al capitalismo cipayo practicado por la burguesía venezolana y constituye el resultado de una lucha que incluye a dirigentes estudiantiles, guerrilleros, cantores, obreros organizados y todo un pueblo alzao que no se dejó vencer nunca y que al sentir la derrota apretaba los puños y decía «por ahora”, porque sabía que su destino era el alba y no la “Luna de Yare”, obra plástica del Comandante Chávez realizada en la cárcel.

 

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El parto, el llanto y la caza (fragmento)
 A los combatientes
 
Eran hombres y mujeres con unas medallas de palo
que parecían un martillo
ondeando las banderas entre chispazos
entre orquídeas y cardiogramas
zarpando hacia la próxima batalla
apenas con unos cuantos fusiles 
y unos pedazos de papelón
nunca pudieron dejar de llorar
pero igual ganaron     porque nacimos
su victoria fue nuestro parto  
y nuestra risa
y esta democracia que quieren matar
con drones hambre y falsos testimonios

 

David Gómez Rodríguez (El arte de la política) / Ciudad Valencia