Hoy sábado 30 de noviembre, a las 5 pm, habrá un encuentro poético con Juan Medina Figueredo en la Casa Cultural Comunidad La Luz en Bárbula (Naguanagua), al lado del módulo de Barrio Adentro.
La invitación de los organizadores, que testimonian la entrega militante del poeta a esta comunidad durante muchos años, lleva citas muy hermosa del Papa Francisco: “Celebrando, reafirmando y agradeciendo la vida, la fe, la esperanza, el amor y la paz”. “La lectura de literatura, poemas y novelas, educa el corazón, la mente; y es importante en el camino de la maduración personal”.
El poeta Juan Medina nos lee a Eduardo Sifontes en Relevo de Guardia (Editorial el perro y la rana)
Sumándonos al reconocimiento a Juan Medina Figueredo publicamos en esta entrega de Sábado parte de su lectura crítica acerca de EDUARDO SIFONTES, un importante poeta de su generación ya fallecido, en un evento precisamente en la Casa Cultural Comunidad La Luz hace poco tiempo.
“Poetica”, “Musiquito” y Pintor
Juan Medina Figueredo
Por menudito, delgadito y aéreo, “Poetica”, “Musiquito” y “Pintor”, así le conocimos en su temprana juventud, sin que nunca dejara de serlo por acelerada muerte a los veintiocho años y el cariño que trascendió entre nosotros, así le llamamos y así le seguimos y seguiremos llamando mientras vivamos quienes fuimos sus amigos.
El pintor maduró tiempo después de nuestros distintos rumbos en la vida. Porque prevalece nuestro cariño, mayor ahora, porque su poesía crece con nuestro tiempo de lectura y nos sorprende cada vez más, así le seguiremos llamando con nuestro eco esperanzado.
Eduardo Sifontes nació pobre (1946) en una casita de bahareque con alicaída puertecita de madera rústica, en el barrio “Camino nuevo”, de Barcelona; vivió pobre, se educó pobre en una escuela granja de Fe y Alegría y con el sueldito de clarinetista (que aprendió a tocar en dicha escuela) de la banda musical del estado Anzoátegui restaba del poquito de pan para su madre y hermanos unos pocos bolívares para comprar libros de poesía y literatura política y una telita y pinturita para sus estudios en la escuela de artes plásticas “Armando Reverón”.
Para las noches, después de la retreta, había que comprar alguna botella de ron y embriagarse en medio de las calles de viento de pescado muerto y viejas casonas arruinadas de Barcelona y los ranchos de los barriales y alrededores de su casita de familia y antes de llegar a ella por la madrugada, mear el cielo con un verso de Rimbaud y cualquier estatua y acostarse sobre un banco de la placita “La Chica”, donde solía caerse y morirse de la pea el poeta Tomás Ignacio Potentine, el mismo de nuestras últimas guerras civiles y del grandioso Canto a Bolívar.
En la escuela de artes plásticas “Armando Reverón”, donde Eduardo Sifontes estudiaba en el primer lustro de los sesenta del siglo XX, por un momento bajo la dirección de Luis Luksic, destituido luego por comunista, había una efervescencia de la vanguardia y el compromiso político, lecturas y ecos de “Tabla Redonda”, “ El Techo de la Ballena”, “Cal”, “Trópico Uno”, la cercanía maestra de Gustavo Pereira y José Lira Sosa, la emergencia de Luis José Bonilla, una lectura inmediata de los cuatro puntos cardinales de la poesía universal (San Juan de Cruz, Omar Khayamm, Whitman, Rimbaud, Bretón, Maiakovsky, Neruda, Vallejo, la poesía beatnik, Elliot, hasta los límites de Ho Chi Minh y Mao Tse Tung etc), la pintura clásica y contemporánea universal (El Bosco, Goya, Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Toulouse Lautrec, Reverón, Gustav Klimt, Reverón, Picasso, Jesús Soto, Cruz Diez, Alejandro Otero, Pollok , Luksic, “el chino Hung”, Jacobo Borges, etc.); los grabados de Gladys Meneses, la escultura de Pedro Barreto, la pintura y escultura de Gilberto Bejarano, etc.
Bajo su cielo y arco iris, entre el arte y la política, el contexto de la guerra fría polarizada entre USA y la URSS, la revolución china y cubana, Vietnam, la confrontación violenta con el gobierno de Betancourt, Leoni, Caldera, envolvían a los escritores y artistas de la región en una tormenta de pasiones, ilusiones y ebriedades guiando la lectura de marxismo, existencialismo y surrealismo.
Los primeros poemas de Eduardo Sifontes aparecen publicados hacia 1964, aproximadamente, en una plaquette y una breve antología del Círculo Ariosto (“Bajo la refriega”), acompañados de poemas de Gustavo Pereira, Luis José Bonilla y Rita Valdivia. Gustavo Pereira le publicaría también en “Trópico Uno” y, posteriormente, en una antología de “Jóvenes poetas de Anzoátegui, Sucre y Nva. Esparta” (Fundarte. Caracas.1979).
En 1969, en tiempos de renovación Universitaria, Eduardo Sifontes se une a los estudiantes que toman esa universidad exigiendo autonomía universitaria. Sus dirigentes y Eduardo Sifontes son hechos prisioneros y sometidos a torturas en el Teatro de Operaciones antiguerrilleras de Cocollar (Edo. Sucre). Eduardo Sifontes es sometido a prisión en la cárcel de La Pica, estado Monagas. En 1973, Monte Ávila le publica Rituales, definido como narraciones cortas, breve extensión de fragmentos de técnica minimalista y lenguaje coloquial identificado con un universo de lectores jóvenes y de los sectores populares.
En 1974, a sus 28 años, Eduardo Sifontes muere como vivió: pobre y torturado (esta vez fagocitado por el cáncer) en el hospital “Luis Razetti”, de su Barcelona. En 1975, la Dirección de Cultura de la UCV edita los poemas de “Las Conjuraciones”. En 2024, Editorial El perro y la rana con “Relevo de Guardia”compila poemas y narraciones breves de Eduardo Sifontes, los textos ya publicados y los mayoritariamente inéditos, como libros y otros sueltos en revistas.
Eduardo Sifontes es sin duda la revelación de un gran poeta venezolano, aún no reconocido como tal por el canon de la literatura tradicional.
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Luis Alberto Angulo [Rivas]. Nació en Barinitas, estado Barinas (VEN), en 1950. Coterráneo de los poetas Enriqueta y Alfredo Arvelo Larriva. Autor de las sumas: Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Fusión poética (Universidad de Carabobo, 2000), La sombra de una mano (2005), Antología del decir (2013), y Coplas de la edad ligera (2021), títulos publicadas por Monte Ávila Editores, colección Altazor. Prologa la edición en vida de la Obra poética completa de Ernesto Cardenal (Editorial Patria Grande, Buenos Aires, Arg. 2008).
Premio del IV Concurso Internacional de la revista Poesía (UC), otorgado anteriormente a: Jim Seguel, Arnaldo Acosta Bello y Eli Galindo. En Valencia, ciudad donde reside desde hace más de cincuenta años, ha sido columnista de los diarios Notitarde, El Carabobeño y Ciudad Valencia, jefe de redacción de la revista Poesía (UC) y director de las revistas Zona Tórrida (UC) y Redve (Red Nacional de Escritores de Venezuela). Ha realizado selecciones poéticas de: San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, César Vallejo, Ernesto Cardenal, Enriqueta Arvelo Larriva, Teófilo Tortolero, Gelindo Casasola, Rómulo Aranguibel, Lubio Cardozo y Ana Enriqueta Terán.
Ciudad Valencia