El día de hoy hablaremos sobre una interpretación muy particular de El Curruchá, pieza popular venezolana compuesta por Juan Bautista Plaza (música) y Vicente Emilio Sojo (letra).

Se trata de un performance realizado por un grupo del que ya hemos hablado bastante en esta columna: L’Arpeggiata, bajo la dirección de Christina Pluhar.

 

Curruchá-Juan Bautista Plaza-Ars Rhetorica
Juan Bautista Plaza.

Esta interpretación fue llevada a cabo como un bis de su programa Los Pájaros Pérdidos, presentado en París, Francia, en el año 2012.

Los protagonistas de este performance son puros cantantes extranjeros, ninguno venezolano, y solamente dos de habla hispana: Vincenzo Capezzuto, bailarín y contratenor italiano; Luciana Mancini, mezzosoprano chileno-sueca; Philippe Jaroussky, contratenor francés; Lucilla Galeazzi, mezzosoprano italiana, y Raquel Andueza, soprano española.

Todos son reconocidos cantantes en el ámbito de la música académica, e incluso dentro del mundo operístico, pero en este programa demuestran una destacable faceta como cantantes de música popular.

Aunque este performance es sin duda de carácter cómico, no se trata de una simple parodia banal.

Busca resaltar a través de esta puesta en escena, la gran dificultad que tiene esta famosa canción de nuestro país, que casi parece un trabalenguas, y que incluso a nosotros nos resulta complicada.

 

A mi negra la quiero y la quiero
Mas que a la cotiza que llevo en el pie,
A mi negra la quiero y la quiero
Mas que a la tinaja cuando tengo sed,
A mi negra la quiero y la quiero
Mas que mi chinchorro que me hace soñar,
Mas que el penco alazán que coleando
En el pueblo mil veces me ha hecho ganar.

 Cuando baila mi negra un joropo
El amor zapatea por dentro de mi,
Al compás de puntera y talón
Y al compás de la quirpa sin fin,
Cuanta gracia al menear la cadera
Ay mi negra que me hace perder la razón.

 

Vicente Emilio Sojo.

Curruchá cuanta gracia al menear la cadera
Ay mi negra que me hace perder la razón.

 Si a mi negra la miro a los ojos
Se pone mas roja que el paraguatán,
Cuya flor es incendio del bosque,
Corazón de abeja, licor de panal.

Si me rozo con ella en el baile
Me sube al cogoyo un inmenso calor,
Pues mi negra es trapiche y hornalla
Que enciende en cenizas mi leño de amor.

 

Mientras que dos cantantes realizan una interpretación casi impecable de esta canción, los otros tres se muestran realmente nerviosos al darse cuenta del gran problema en el que se acaban de meter.

Comienza la introducción instrumental, llena de gozo y virtuosismo; donde se destacan mucho el contrabajo, el cuatro venezolano y la percusión, además de una rica participación del cornetto, el violín, y las armonías de las cuerdas pulsadas antiguas.

Luego, en el segundo 0:29, empieza Capezzuto, quien se muestra con una total confianza y comodidad, realizando un canto tanto virtuoso como preciso. Mientras tanto, Jaroussky, Andueza y Galeazzi comienzan a leer un pequeño cuaderno que contiene la letra de la canción, y quedan asombrados con la interpretación de Capezzuto.

En el segundo 0:43, interviene Jaroussky, quien logra pronunciar la letra a la par de entonar la música, sin embargo, se muestra con total inseguridad, y pareciera que estuviera sufriendo tratando de sacar tantas palabras en un tiempo tan corto.

 

L'Arpeggiata-Christina Pluhar-Curruchá
L’Arpeggiata, bajo la dirección de Christina Pluhar.

 

Después interviene nuevamente Capezzuto, gozándose aún más su interpretación y disfrutando los elogios del público.

En el minuto 1:08, Capezzuto le da la indicación a compatriota Galeazzi, pero a ésta le toma por sorpresa, y queda en silencio por unos segundos.

Jaroussky le ofrece leer el cuaderno para que pueda dar inicio a su participación, pero esta decide no leer el papel, y opta finalmente por simplemente tararear las notas de la canción.

Luego de una breve intervención solo instrumental, en el minuto 1:41, interviene grandemente la chileno-sueca Luciana Mancini, quien pronuncia a la perfección la letra de esta canción, además de disfrutarse enteramente el espectáculo.

En el minuto 1:54 le dan la palabra a la española Raquel Andueza, quien empieza bien, pero inmediatamente decide que, no va a hacer ningún esfuerzo por pronunciar correctamente la letra de la canción; así que tira el cuaderno, y comienza simplemente a repetir:

Si a mi negro lo quiero y lo quiero y lo quiero y lo quiero y lo quiero y lo quiero

 

 

Hasta que acabe su intervención.

Después prosigue Mancini, que como bien sabemos, lo hace de manera estupenda. Pareciera que Capezzuto y Mancini fueran los únicos capaces en cantar correctamente esta pieza popular.

Pero, sorprendentemente, Jaroussky en el minuto 2:20 toma valor y comienza a cantar, esta vez con mayor seguridad y proyección, con una excelente pronunciación de cada una de las palabras, para terminar estruendosamente con una gran nota aguda.

 

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Para nosotros los venezolanos, es sin duda muy conmovedor ver cómo una agrupación como L’Arpeggiata, donde ninguno de los músicos es de nuestro país (ni siquiera Quito Gato, español, quien es el que interpreta el cuatro venezolano), y con una directora como lo es Christina Pluhar –quien se ha dedicado a investigar y rescatar mucha música latinoamericana desconocida en Europa, y que además es una gran amante de nuestra música venezolana–, estén dándole un espacio a la música folclórica de nuestro país en su programa Los Pájaros Perdidos, donde también han incluido otras canciones populares de Venezuela como Montilla y el Polo Margariteño.

Y como cereza del pastel, ¡cómo este público de París, que en su mayoría debe ser de origen europeo, disfruta y ovacionan nuestra rica música popular!

 

Pablo Manuel Agudo López / Ciudad VLC