“El racismo, cobarde expresión humana” por Fernando Guevara

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El racismo sí es un problema. No solo en España, sino en gran parte del mundo, incluso en Venezuela se puede percibir racismo y clasismo, desde diversos puntos de vista. No obstante, esto, por ahora vamos a concentrarnos en lo que está sucediendo en el país ibérico, magnificado por la situación presentada con el futbolista brasilero Vinicius Junior.

A raíz de la situación vivida por el brasileño, se ha desatado en España una ola de análisis, estudios, artículos y programas de opinión en los que el racismo es el objetivo central del debate. La gran pregunta que se ha entronizado es si España es un país racista.

De una rápida lectura de las noticias generadas en la prensa española se ha puesto en el tapete la realidad de que en España se vive un racismo pleno, a la luz del día, normalizado y hasta amparado por las autoridades, al punto de las conductas racistas y los ejecutores de esta actúan bajo la premisa de que lo pueden hacer impunemente.

Se ha entronizado en los últimos años un discurso de odio hacia la inmigración, lo extranjero y el color diferente en España. Los medios han exacerbado este discurso. La derecha lo usa como tema electoral azuzando a un público conservador, religioso, de escasos recursos y educación, y por supuesto blanco, al cual le imparte miedo haciéndole creer que las personas con color de piel oscuro, bien sea africano, americano, gitano, árabe les despojará de sus privilegios. Privilegios que por cierto nunca han tenido porque el propio Estado le ha conculcado esos derechos por el simple hecho de su estatus económico de poco nivel. El racismo que vemos en los estadios generalmente es propiciado por este segmento de la población.

Pero el racismo está más arraigado en otros aspectos de la vida española.

España no se puede decir que sea netamente una sociedad racista, ni mucho menos un pueblo racista, el problema radica en el discurso de grupos políticos que hacen del racismo una política propia con la intención de afianzarse en una posición de captación de votantes que ve en el diferente a un enemigo, a un extraño que le va a quitar trabajo, o que va a invadir su espacio de vida o campo social.

La legislación española, comenzando por su Constitución, repele el racismo y ampara la igualdad y la no discriminación, así como la novedosa “Ley Zarolo” la cual protege la igualdad de trato y no discriminación, propuesta por el activista LGBT y diputado Pedro Zarolo en 2022, aunque este venía promoviendo este texto legal desde 2008.

Sin embargo, a pesar de la legislación, a pesar de que las sociedades han evolucionado en la integración, en reprochar el racismo, el clasismo y cualquier otro tipo de discriminación, en los países del norte, en los Estados Unidos, en Europa en general y en España en particular el racismo sigue siendo común y en especial se han venido presentando situaciones racistas y fascistas que atentan primordialmente con las clases sociales desposeídas pues estas son las inmigrantes y las que sufren estas acciones que humillan al ser humano.

En España (y en otros países) se sufre de diversas clases de racismo, muy ocultos, pero que están presentes y que perjudican notablemente a las personas de piel oscura o simplemente inmigrantes (y hasta migrantes internos). Vemos que existe y se han detectado al menos, racismo inmobiliario, racismo policial, racismo laboral y violencia racista.

La situación en España es de tal magnitud que existe el Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE), un ente público creado por Ley el cual es un organismo de igualdad trato y no discriminación de las personas por el origen racial o étnico. 

Aun a pesar de esto el racismo sigue estando muy presente. En materia inmobiliaria el Ministerio de Inclusión español, según un informe presentado por la organización Provivienda estimó que un 70% de las inmobiliarias reconoció que aplica racismo en su negocio, no solamente institucional, sino que en algunos casos son los propietarios quienes se niegan a vender o arrendar por motivos racistas.

La policía aplica las llamadas redadas racistas e identificaciones basadas en perfiles raciales. Aun cuando estas prácticas han disminuido en los últimos diez años siguen siendo actitudes comunes de los servicios policiales. Son prácticas que resultan en una estigmatización que ha sembrado la idea de que los extranjeros o personas de raza negra o diferentes al blanco español son delincuentes, lo que incluye a inmigrantes de Europa del este y a gitanos.

El racismo también se hace patente en el campo laboral. Ofreciendo trabajos infrapagados y generando cinturones de miseria habitados por inmigrantes en zonas agrícolas, que se formaban principalmente durante las épocas de cosecha, pero que se han consolidado como barrios con inexistencia de servicios y condiciones deplorables para sus habitantes.

La verdad es que, según Amnistía Internacional, lo vivido por Vinicius es solo una parte de lo que acontece a diario a miles de extranjeros y personas con perfiles raciales de piel oscura, quienes viven y soportan comportamientos racistas y xenófobos en todos los espacios de sus vidas, tales como el intento de acceso al empleo, en el propio trabajo, en espacios públicos o de ocio, en el acceso a la vivienda, educación y pare de contar.

 

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La situación que se ha presentado no solo lo ha destacado “Lula” Da Silva, el presidente de Brasil, sino que ha sido tema de tertulias en casi todos los medios españoles (claro, es lo que está de moda, lamentablemente), sino que deportistas como el piloto británico Lewis Hamilton y el futbolista chileno Jean Beausejour, quien hace unos años fue de los pocos que levantó la voz para apoyar al venezolano Emilio Rentería, cuando este fue objeto de insultos racistas en Chile, han protestado con fuerza sobre este hecho y han hablado sobre sus propias experiencias como objeto de ataques racistas. El siete veces campeón de Fórmula Uno habló sobre los insultos que recibió en Reino Unido, Francia, Italia y España cuando era piloto de Karting y el chileno sobre su propia experiencia como hijo de haitiano y mapuche en el país suramericano.

En fin, el racismo no es un tema del pasado. Está presente en la cotidianidad y actualmente es magnificado por el anonimato de las Redes Sociales.

Solo nos queda combatirlo desde la educación, la formación y las campañas serías que enseñen que todos somos iguales y que el racismo no es otra cosa que un acto de cobardía.

 

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Fernando Guevara Herrera (Valencia, Venezuela, 1967) es abogado egresado de la Universidad de Carabobo en 1995. Tiene especialización en Gerencia Pública, actualmente realizando tesis de especialización en Educación Superior en la Universidad José Antonio Páez (UJAP) y en el doctorado en Educación UPEL, núcleo El Mácaro. Tiene curso de especialización en Marco Jurídico de la Cooperación Cultural Iberoamericana, Universitat de Barcelona, España. Beca del Ministerio de la Cultura de España.

Fue Jefe de Extensión Cultural y Recursos Humanos de la Biblioteca Nacional de Venezuela. Consultor Jurídico del Centro Nacional de Historia, del Archivo General de la Nación y del Complejo Editorial Batalla de Carabobo (Cebac); Registrador Público de los municipios Naguanagua y San Diego de Carabobo. Auditor Interno de FUNDADEPORTE y Sub Director del Museo de Arte Valencia (MUVA). Es también profesor de la UJAP y locutor desde 1990.

 

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