«Escritura del No (3): Pepín Bello» por José Carlos De Nóbrega

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José Carlos De Nóbrega autor de la columna "Salmos y Proverbios"

Si me preguntaran ahorita en qué tiempo pasado me hubiera gustado vivir, les respondería que hace poco menos de un siglo en la Residencia de los Estudiantes en Madrid. Cómo me encantaría haber sido de la patota de Luis Buñuel, Salvador Dalí, Federico García Lorca y Pepín Bello. De repente me hubiera enganchado de Escudero en la Orden de Toledo los fines de semana etílicos y burdeleros. Si bien me gusta todavía ser Buñuel, no está hoy nada mal ser como José Bello Lasierra, Pepín, 1904-2008, quizás el más simpático y modesto de tan notable pandilla de gamberros. Pepín, sin ser místico ni anacoreta, asumió de la manera más cachonda posible la anulación del Yo. No conozco un mejor caso que éste.

A Bello, quien según Vila-Matas era un Bartleby o No-escritor de campeonato, se le reconoce no sólo el erigirse factor en el que convergieron los afectos del grupo, sino constituirse una fuente de ideas e imágenes surrealistas en filmes como El Perro Andaluz y La Edad de Oro. No importa para nada que su nombre no aparezca en los créditos de estas películas, lo cual no le molestó ni ensombreció su estupendo ánimo. Nos parece que este período de formación en los casos de Buñuel, Dalí y García Lorca, cuenta con la presencia de este gran conversador y camarada. He aquí una comuna anarquista ejemplar que nos mueve a emularla: Crear una nueva escritura artística que satirice todo orden establecido manifiesto en tantos clubes y sindicatos que le chupan y deforman las tetas a la Humanidad.

Dentro de la tipología del No-escritor, descrita por Enrique Vila-Matas en Bartleby y Compañía (2000), Pepín Bello es caso asombroso «de quien renuncia a escribir porque considera que él no es nadie». Ni Gandhi es tan implacable consigo mismo en la búsqueda interior de la verdad. Coincidimos con Vila-Matas cuando afirma que Pepín es el escritor del No por excelencia. A él, sin practicar los Ejercicios Espirituales jesuitas, le va y le viene el hecho de ser citado prolijamente en la bibliografía directa e indirecta sobre la Generación del 27, la que se enfrentó y ridiculizó a la del 98 con sus Valle Inclán, Juan Ramón Jiménez y al que mentaban el pedorro de Unamuno. Nuestro No-escritor preferido y ultra entrañable, integra por vía de la oralidad tan española una Antología posible del Humor negro.

He aquí dos muestras aforísticas que celebrarían Gracián, las greguerías de Ramón Gómez de la Serna e incluso Lichtemberg: «No he escrito nunca con ánimo de publicar. Lo hice para los amigos, para reírnos, por pitorreo» y «Yo soy el Pepín Bello de los manuales y los diccionarios». Habla el artista de la amistad que embauca y estafa a las Academias de narizotas respingadas. Por qué no sugeriríamos en Valencia, la de Pocaterra y San Desiderio y San Simeón el estilita, un digno y justo Doctorado Honoris Causa para Pepín? Gozaríamos una metra con la reacción adversa de los que recibieron en la UC sendos doctorados horroris causa. Justicia poética y guiño surrealista.

 

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Pepín es la mano oculta del Amor surrealista de a de veras. En «Equijotaciones» (2009) del valenciano de América, Argenis Salazar, no se le nombra en respeto a su vocación de silencioso egotismo. Sin embargo, su espíritu fluye en una revisita posible de la Orden de Toledo: «no se trata de escribir o reescribir El Quijote, sino de ser un Quijote, ordenarse Caballero, a principios del siglo XX y continuarlo en nuestro desencantado XXI». Y que se enculille la intelectualidad tarifada y el funcionarismo cultural parasitario, pues toda distopía lleva consigo una utopía de lo más placentera.

 

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José Carlos De Nóbrega es un ensayista y narrador venezolano (Caracas, 1964). Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC). Ha publicado los libros de ensayo Textos de la prisa y Sucre, una lectura posible, ambos en 1996, y Derivando a Valencia a la deriva (2006). Fue director de la revista La Tuna de Oro, editada por la UC. Forma parte de la redacción de la revista Poesía, auspiciada por la misma casa de estudios. En 2007 su blog Salmos compulsivos obtuvo el Premio Nacional del Libro a la mejor página web. En el año 2021 ganó el concurso de Ensayo de la VII Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez y el concurso de Crónica de la V Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por intermedio del Centro Nacional del Libro (Cenal) y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

 

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