La máxima aspiración de todo artista que actúe en Caracas –sobre todo si se trata de un cantante o de un grupo musical– es llenar el Poliedro; mejor aún, como dicen los más ambiciosos, llenarlo “hasta los tequeteques”.
Tremendo compromiso, por cierto, dada la enorme capacidad de este local que además de ser el mayor de la ciudad, es una de sus construcciones más modernas y audaces. Vale la pena, pues, conversar un poco acerca de su nombre.
Según lo describe la Geometría, un poliedro es un sólido que tiene caras planas y poligonales. La palabra se compone de las voces griegas polys, muchos, y hedra, cara, o más exactamente, asiento. El nombre de cada poliedro se refiere al número de caras que presenta, que pueden llegar a ser tantas como para configurar la superficie de una esfera.
Los más notables, y también los únicos regulares, son cinco: el tetraedro, que tiene cuatro caras, el cubo o hexaedro, que tiene seis, el octaedro que tiene ocho, el dodecaedro que tiene doce y el icosaedro, que tiene veinte caras.
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Estas denominaciones corresponden a los números griegos tetra, cuatro, hex, seis, octo, ocho, dodeka, doce, y eikosí, veinte. Estos cinco son los llamados sólidos o poliedros platónicos, porque fueron estudiados por los geómetras de la época de Platón.
Regresando de la geometría a la farándula, un fracaso en el Poliedro puede significar el fin de la carrera de un artista; pero en la misma zona está situado el Hipódromo de La Rinconada, donde se puede desquitar haciéndose millonario con las carreras de caballos.
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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